Por: Alejandro Ruíz Robles
MI
FORMA DE ACTUAR
Hace unos días leí en el pizarrón de una oficina de un Grupo Corporativo
una frase que señalaba: “Ser positivo en los momentos negativos, no es una
tontería, es un rasgo de liderazgo”. A partir de ese momento y en los momentos de tranquilidad, mi mente
evocaba tales palabras y sin duda, me llevaban a reflexionar, qué tipo de
persona soy ante las dificultades de terceros: positivo o negativo.
Es válido saber
que debo vivir mi vida en función de las circunstancias que se presenten; sin
embargo, ¿qué tan solidario puedo ser
ante las vicisitudes que enfrentan las personas que integran mi círculo
cercano? ¿Debo actuar
indiferente ante el dolor ajeno o ser un apoyo en todo momento? Es
curioso, en un mundo que nos enseña que el individualismo es todo y que la
felicidad existe en función de lo que ven mis ojos, cada vez más son las voces
que claman por atender las necesidades de los demás y no dejarlos solos en sus
problemas. Y así como en Hamlet atendiéramos a su cuestionamiento de “ser o no ser”,
resulta conveniente parafrasear ese texto para preguntarnos: “¿debo estar para los demás o sólo para mí?”.
LO QUE APORTA, ¡IMPORTA!
“¡Mirar los toros desde la barrera!”, es decir: no te involucres con
ninguna situación que sea ajena a ti y pasa cuan largo sea posible. Sin duda que mantenernos al margen de cualquier situación que no nos
incumba será una forma de vivir sin riesgo a involucrarnos en otras vidas, pero
si somos seres sociales y estamos dentro de una comunidad, ¿qué
tan válido es hacerlo ante quienes nos importan?
¿De qué nos sirve evitar estar frente a situaciones adversas a otros cuando
éstos necesitan apoyo que podemos darlo o cuando menos escucharlos?; realmente
¿ser indiferentes es nuestra esencia? Con honestidad, no lo creo.
Es obvio que debemos enfrentar nuestros problemas sin embargo, cuando
alguien que nos importa tiene uno, ¿no es también importante apoyarlo? Es legítimo pensar que en esos casos, la vida nos da una oportunidad
para no sólo apoyarlos, sino también para intentar encontrar una solución
conjunta.
No estamos para juzgarlos ni mucho menos, para ser parte de su problema
sino, a través de nuestra participación, colaborar en la solución en el
entendido que, “el aliento que hoy
brindemos puede constituir el ventarrón que contribuya a superar las
dificultades”. .¿Estás de acuerdo?
¡INHALA, EXHALA!
Cerrar los ojos ante las vicisitudes no las desaparecen, ignorar las
dificultades no las resuelven, huir a los conflictos no, nos hacen más fuertes entonces,
¿qué hacer?
Platicando con quienes integran mi círculo cercano, hemos coincidido en
que ante un problema no hay nada mejor que respirar profundo y lejos de escapar
de él, hay que enfrentarlo, afrontarlo y vivir con éste. Si no puedo resolverlo
de manera definitiva, hay que integrarlo a nuestra realidad y seguir adelante. Cuando el problema es de un tercero, nuestra intervención deberá ser
solidaria y estar enfocada a apoyarlo de la manera que se requiera; en el
entendido que nuestra participación no deberá desplazar al otro de su vida o asumir
su situación.
Mostrar compromiso con su pronta mejoría y tender los esfuerzos que
estén a nuestro alcance siempre serán complemento de la actitud de quien tiene
la dificultad. Es sólo un loable soporte a su esfuerzo. A mayor abundamiento, no
estamos para asumir la vida de otros, pero si estamos para ser sensibles de su
situación y encauzarlos de la manera que podamos para alcanzar su solución o
encontrar el menor daño posible. ¿Eres
una persona solidaria?
SENSATEZ Y HUMILDAD
A veces dudamos de nuestra valía ante situaciones que nos son ajenas; no
obstante, siempre será un aliciente para los demás saber que estamos ahí para
ellos a pesar de las circunstancias.
Nosotros somos lo que sentimos, pensamos, percibimos y hacemos; en ese
sentido, nadie es tan pobre que no pueda aportar una alegría en el momento
adecuado, ni tan frío que no pueda compartir un cálido consuelo.
La humildad en el apoyo ante la situación adversa sin duda hará que ésta
sea más llevadera y sobre todo, aporta frescura ante el máximo encierro que el
agobio nos produzca. Si pretendes ayudar, no hay excusas para no hacerlo. Hazlo, si no puedes
hacerlo, o no sabes cómo, detente un momento y reflexiona, quizás tú seas quien
realmente necesita ayuda. En ese caso, tómate tu tiempo y atiende lo que te
aqueja, antes de brindar a otro, apoyo.
Cuando detectes que dada la situación se requiere ayuda profesional, ten
la sensatez de así recomendarla. Siempre será bueno recurrir a los expertos.
Tender una mano en el momento oportuno puede
sacar a alguien del hoyo. ¿E res sensible a ello?
¡SUMAR, NO RESTAR!
Sabemos que todos necesitamos de un consejo en algún momento no
obstante, también es importante recibir una muestra de afecto, una palabra amiga,
una caricia o una palmada.
Ser humano implica una variedad de emociones y dentro de ellas se
comprende el sentirnos vulnerables, razón por la cual, para esos momentos
siempre estaremos ávidos de alimentar el alma.
Que esperanza de que todos tuviéramos el don de la oportunidad para
expresarnos de la manera adecuada para la gente que nos importa y lo requiere
desafortunadamente, esto no es así.
Lo importante es estar atentos para los que nos distinguen con su afecto
y no sólo atenderlos para cuando así lo necesitan. Entenderlos y estar prestos
a mostrarles nuestro cuidado es parte de valorar el vínculo. Saber que somos importantes para algunas
personas es algo que nos enriquece; nunca está de más manifestarles nuestro
interés con hechos y palabras.
Una acción no esperada en el momento oportuno, nutre el espíritu y desde
luego, puede impulsar a levantar el vuelo. Me lo han dicho, lo he sentido y lo he vivido: ¡un comentario positivo construye, uno negativo destruye! ¿Qué
pretendes hacer con tus palabras?
¡EL MENSAJE DEL REGALO!
Todas las navidades esperaba al intercambio de regalos para saber quien
me daría algo; lo que me llamaba la atención es que en las etiquetas había un
mensaje de “¡De: …, Para: …!”.
Quizá su lectura no implique más que del quien da a quien recibe no
obstante, que bien se siente que haya alguien que te da sin pedir nada a cambio
es decir, sólo lo hace porque eres objeto de su afecto. Imagina que sería de este mundo si todos buscáramos dar más de nosotros
a las personas que nos importan sin exigir reciprocidad y con el único
propósito de hacerlos sentir mejor, sabiendo que su bienestar es el nuestro.
Quizá sea una falacia, pero esa es la manera en que me educaron y realmente,
el tiempo y la vida me han hecho consolidar esa creencia que ya es parte de mis
principios. Construir la mejor versión de mí implica
amarme y compartir ese amor para quien me importa. Realmente es volver a lo
básico y tratar a los de más como me gusta que me traten.
Si lo mejor puede estar en mí, ¿por qué no hacer
a las personas especiales partícipes de ello?
¿Cómo deseas que te consideren: cómo alguien
que suma o alguien que les resta en sus vidas?, ¿eliges ser un Príncipe o un Ogro,
para quien tiene un lugar para ti en su corazón? Después de todo, un simple mensaje tiene un gran contenido: ¡DE MÍ PARA TI!
Posdata: Agradezco al Centro de Estudios Constitucionales y Parlamentarios del Congreso de la República del Perú el haberme permitido participar en el Seminario “Cobertura Periodística de los Procedimientos Parlamentarios: Análisis y Propuesta”, llevado a cabo el 15 de octubre de 2022.
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Twitter: @22Publica
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Importante: Síguenos “EN TUS PROPIAS
PALABRAS” todos los miércoles de 16 a 18 horas a través de www.wowmx.tv o www.astl.tv … ¡Te esperamos!
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