Dramaturgo
Nos metemos en terrenos poco
frecuentados. Educación, sociedad, clases sociales. Reacción ante los grupos de
poder. Lo que una vez fue subalterno puede el día de mañana ser hegemónico.
La educación en México, a pesar de su laicidad, no llega a ser
científica. En el fondo continúa ejerciendo el dogma y el clasismo. Sostiene una
verdad (terminal) acabada, reemplaza nombre por título, provoca ideología, endurece
la lucha de clases.
Sociólogos de la cultura coinciden en esto. Enseñar, educar, son
conceptos diferentes, jamás sinónimos. La enseñanza tecnológica permite una
serie de saberes especializados, ofrece las herramientas necesarias para entrar
al campo laboral. De ahí el mito del título como facilitador.
Hace unos años vino el conflicto de la tecnología educativa. Evitemos la
desviación del conocimiento, se decía. Luego, como consecuencia llegó el
intento de quitar del currículo las materias humanísticas. Enseguida las
competencias. Todo un cierre paulatino. Llegaron las llamadas escuelas de
excelencia en todos los ámbitos. Las especializaciones.
Se dejó de lado las teorías de Paulo Freire. Ya no fue educar para la libertad, sino para ser mano de obra sometida a la oferta y la demanda. La necesidad de los grandes capitales, el convertirse en apto para producir bienes de capital.
LA PARTICIPACIÓN PROFESIONAL DEL
ARTE
He comentado la necesidad de la sociología del arte. Retomado los textos
de algunos teóricos, quienes, hacen referencia a esto. Hoy entro de nuevo a la
discusión con un grande de la sociología: Lucio Mendieta y Núñez; su libro,
editado por la Universidad Nacional Autónoma de México, en 1962, y una segunda
edición en 1979, parto de esta última: Sociología del Arte.
Lucio Mendieta y Núñez es una figura importante en el estudio de la
sociología. Catedrático de la UNAM por varios periodos, iniciador de una de las
revistas más importantes en la materia, reconocido en el extranjero por sus
aportaciones a esa rama del conocimiento, como lo es el estudio científico de
las relaciones entre los individuos. Experto en la sociología agraria, de los
pocos, casi mínimos, estudiosos del arte a nivel ciencia. Nació un once de
enero de 1895, y fallece en 1988.
Entre sus grandes aportaciones se encuentra el estudio de los grupos
sociales y su relación al interior del momento histórico. Contrario a la
afirmación, todavía hoy día, del arte como un pasatiempo caro, o del acto
individual, el afirma, a lo largo de su estudio, cómo, estilo, temática, forman
parte de un todo, proveniente de lo anterior, la lectura del presente, con la
propuesta al mañana. La teoría hegeliana de la dialéctica generacional.
Escribió Richard Wagner en su estudio La Poesía y la Música en el Drama
del Futuro: “El productor de la futura obra de arte no es otra persona que el
artista de la actualidad que presiente esta vida del porvenir y ansía hallarse
comprendido en ella. Quien alimenta en sí, con las facultades más suyas, esta
ansia, vive ya ahora una vida mejor. Esto empero, lo puede hacer una sola
persona: el artista”
Otra aportación importante es, que la obra no parte de un estado de enfermedad
mental ninguna; que no se puede hablar generalizando, que, si bien algunos
autores parten de estados psicóticos, el momento de la creatividad no es fruto
de esto, como muchos afirman, sino de un conocimiento profundo de varios
factores: estilos, ubicación de clase social, entre otros.
Emmanuel Carballo hace un acercamiento a esta teoría: “El mundo
circundante interesa en sí y para sí. De allí el error que cometen ciertos
críticos que pretenden definir al artista por la obra que produce. Se les
olvida que el arte es vida, no una vida.”
Nos provoca cuando cuestiona la idea errónea del arte como lo
secundario, lo que no produce economía. El arte da identidad social (esto debería
ser importante para los políticos, quienes menos se interesan) para los
empresarios (forma parte del tiempo libre necesario para el trabajador. Entre
más esparcimiento menos tensión) para el economista (la generación de empleos
directos e indirectos ¿Cuántas ciudades son importantes por sus museos y
galerías?), para el religioso (la libertad de expresión genera un estado de paz)
Lucio Mendieta y Núñez hace un recorrido por los beneficios del arte, y la
producción de este.
ARTE Y EDUCACIÓN
El proceso educativo fundamentado en lo tecnológico funcional rebasa
toda lógica humanista; la generación de grandes capitales es lo indicado para
las sociedades de vecindades verticales.
No importa si se mueren diez, cien, si con eso genero capital. Si un perro
me molesta, quítalo del camino, los clientes de mi cantina se asustan. El
verticalismo, la competencia, la falta de humanismo, una sociedad en donde el
certificado es lo importante es una sociedad sin sensibilidad, con pensamiento
lineal.
Es para pensarse. Y vuelvo a los comentarios de Fernando Carlos Vevia
Romero. Necesitamos sociólogos de la cultura comprometidos con su momento
histórico. Requerimos de un colegio del conocimiento para entender que no somos
entes aislados, formamos parte de un todo.
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