viernes, 21 de febrero de 2020

El acoso escolar o Bullying



Por: Gretel Canseco
Psicoterapeuta y Terapeuta en Flores de Bach

El acoso escolar es un problema que ha ido en incremento en los últimos años en nuestro país, tanto así que México ocupa el primer lugar a nivel internacional de casos en educación básica.
Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el número de menores afectados aumentó en 10% en los dos últimos años. Es decir, casi 7 de cada 10 sufren algún tipo de violencia.


El acoso es un comportamiento agresivo y no deseado que involucra un desequilibrio de poder real o percibido entre los implicados y que tiende a repetirse con el tiempo.
Es importante detectarlo y tratarlo ya que sus efectos son duraderos.
Este desequilibrio de poder se puede manifestar como amenazas, rumores, ataques físicos y verbales, o la exclusión de alguien de un grupo de manera intencional y puede cambiar con el tiempo en diferentes situaciones, inclusive si involucra a las mismas personas.


Existen tres tipos de acoso:
* El acoso verbal consiste en decir o escribir cosas desagradables. Puede tratarse de burlas, insultos, comentarios sexuales inapropiados, amenazas, etc.
* El acoso social se centra en dañarla reputación o las relaciones de una persona. Divulgar rumores excluir a alguien o avergonzar en público.
* El acoso físico involucra dañar el cuerpo o las posesiones de una persona. Golpear, patear, pellizcar, empujar, escupirle, jalar el cabello, tomar o romper las posesiones de otra persona, etc.

El acoso puede producirse durante el horario escolar o a la salida. A pesar de que la mayoría de las situaciones de acoso que se denuncian suceden dentro de las escuelas, un gran porcentaje también transcurre en lugares externos como en parques o el transporte escolar. También puede producirse en redes sociales.
Es importante hablar con nuestros hijos acerca del acoso y explicarles lo que deben hacer en caso de presenciar o ser víctimas de una situación así, ya que los efectos del acoso perduran. De igual forma es importante detectar si nuestro hijo ha acosado a alguien alguna vez y averiguar las causas para poder tratarlas de forma adecuada. No todos los niños que son acosados o que acosan a otros piden ayuda.

Al detectar un caso de acoso es importante no etiquetar de manera permanente a los niños involucrados como “acosadores” o “víctimas”, sino referirse a ellos como “el niño que en esta ocasión sufrió acoso” o “el niño que en esta ocasión, acosó”.

Los niños que tienen mayor riesgo de ser acosados (esto no quiere decir que forzosamente lo sean) son aquellos que son percibidos como “diferentes” de la mayoría. Niños que usan anteojos, que visten diferente de los demás, que son muy delgados u obesos, muy altos o bajitos, débiles o incapaces de defenderse, etc.

Los niños que presentan una mayor tendencia a ejercer acoso (esto no quiere decir que necesariamente lo ejercerán) son quienes tienen poder social (son populares y disfrutan liderar a otros), baja autoestima o no se identifican con los sentimientos de otros (falta de empatía), tienen dificultades para acatar las reglas, ven la violencia como algo positivo o tienen amigos que acosan a otros.

Existen diversas señales de alerta que nos pueden indicar que alguien se encuentra involucrado en una situación de acoso escolar, por ejemplo: lesiones inexplicables, pérdida de objetos personales como celulares, joyas, ropa o libros, cambios en los hábitos alimenticios, pesadillas o dificultad para dormir, dolores de cabeza o estómago frecuentes, pérdida repentina de amigos, autoagresión (hablar de suicidio, infligirse heridas, querer escapar del hogar), baja de calificaciones, no querer ir a la escuela, sentimiento de impotencia o disminución de la autoestima, etc.

Los niños que pueden estar acosando a otros generalmente culpan a los demás de sus problemas, los envían frecuentemente a la dirección, no pueden explicar cómo obtuvieron dinero o pertenencias nuevas, son muy competitivos o agresivos, no asumen responsabilidad por sus actos, etc.
Es importante hablar con los niños que evidencian señales de ser acosados o de acosar a otros ya que la gran mayoría no pide ayuda, ya sea porque temen a las represalias o porque se sienten aislados socialmente. Estas señales de alerta también pueden poner de manifiesto otros problemas, como la depresión o el abuso de sustancias. Hablar con nuestros hijos puede ayudar a identificar la raíz del problema.

Es importante pedir a la escuela que este tema se trate en las aulas de una manera profesional para que los alumnos sepan a qué autoridad acudir y sientan un respaldo adecuado. De igual forma nosotros como padres debemos apoyar no minimizando el problema y acompañando a nuestros hijos a hablar con las autoridades pertinentes para que se tomen medidas eficaces.

Los niños que no acosan ni son acosados son observadores pasivos, es importante involucrarlos activamente en la prevención y tratamiento de bullying ya que pueden ser agentes importantes contra el maltrato.
Los niños responsables del acoso deben recibir atención especializada para disminuir su conducta agresiva.
Tanto en nuestros hogares como en las escuelas se debe generar un ambiente inclusivo y promover la tolerancia. Los valores empiezan en casa y se viralizan fuera de ella. Todos debemos sentir que nuestra identidad es respetada y valorada.

¡Nuestras diferencias nos hacen únicos!
Si has sido víctima de acoso, lo has promovido o conoces alguien involucrado, la psicoterapia es una excelente opción.


Gretel Canseco
Psicoterapeuta y Terapeuta en Flores de Bach
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5 comentarios:

  1. Exelente exposición sobre tema tan interesante. El acoso escolar es un problema delicado que se debe atender pronta y eficazmente. Felicidades a la Doctora Gretel Canseco y a la Doctora Victoria Falcón.

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    1. Así es, entre más rápido se tome acción es más sencillo resolver el conflicto. Muchas gracias por sus felicitaciones. Saludos!!

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  2. Los primero que deben estar atentos y no lo están,son los maestros. Ya que ahí empieza el buling.

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    1. Se piensa que el bullying generalmente empieza en el ámbito escolar pero sus causas se pueden encontrar en casa ya que ahí es donde se muestran los patrones conductuales que los niños siguen. Identificándose con el agresor o con la víctima. Es un tema complejo que se debe abordar entre padres y maestros haciendo equipo para diluir de la mejor manera estas situaciones. Gracias por su comentario, saludos!!

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