por: Blanca Nieves Palacios Barreda, periodista.
Algo
que, científicamente no se ha explicado y no acabamos de entender, es la
facilidad con la que una persona influye en toda una multitud; tal cosa la
vivimos en México, durante la convocatoria que hiciera el fotógrafo neoyorkino,
Spencer Tunick para tomar una gran fotografía con personas desnudas en el
zócalo capitalino en el año 2014.
Para
sorpresa de muchos, el zócalo se atiborro a pesar del frío, de hombres y
mujeres totalmente desnudos para que el señor Tunick se diera el gusto de
retratar a aproximadamente, 20 mil personas que acudieron; tal acción la
repitió en otros países, pero en ninguno tuvo la respuesta como la que aquí en
México se le ofrendó.
La
argumentación que se dio a conocer sobre este evento, era: “para que las
personas se sintieran en libertad”; “que no se avergonzaran de su cuerpo”;
entre otras justificaciones, que se dieron; las personas que acudieron ese día
salieron diciendo que se sentían libres; después nos enteramos por algunos
medios de comunicación, que hubo muchos que tuvieron que ser hospitalizados por
las neumonías que pescaron el día de la foto.
Éste pasado 2019, hubo un acto similar aquí en México que causó furor entre el sector
femenino, promovido por un grupo denominado: “Las Tesis”, conformado por cuatro
mujeres chilenas, quienes, ante la represión que están sufriendo en su país,
organizaron un acto llamado performance, en el que bailan y cantan, y en una de
sus estrofas dicen: “el estado opresor es un macho violador”; “la culpa no era mía, ni donde estaba, ni como
vestía”; es de entenderse que ante tanto feminicidio que hemos venido
padeciendo, a lo largo y ancho de nuestro país, tuvo una respuesta similar a la
de Sepencer Tunick, acudieron miles de mexicanas quienes con los ojos vendados
bailaron y corearon esas consignas, en las que se habla de la violencia y el
sometimiento de las mujeres.
No se le dio la misma difusión a un mensaje que circuló en las redes, en el que se aclara tajantemente que: “hay hombres violadores”, “hay hombres asesinos”, “hay hombres delincuentes”; pero no todos los hombres son iguales.
Se
hace necesario ponderar que, miles de mujeres se han ganado un lugar en la
historia, y han llegado a ser respetadas por hombres y mujeres; reconocida con
innumerables premios a nivel mundial, desde nuestras revolucionarias;
destacadas ideólogas; periodistas, así como científicas, astronautas, pintoras,
cantantes, artistas, presidentas y primeras ministras de varios países, que
convivieron y compartieron en fraternidad con hombres, a los que nunca vieron
como enemigos.
A
partir de movimientos en los que las mujeres participaban exigiendo derechos
constitucionales, tales como: “derecho al voto”; “a trabajo igual, salario igual”,
“respeto a los derechos humanos de las mujeres”, quienes durante siglos se
sintieron sometidas por el poderío ejercido por los varones, se empezó a
conformar un movimiento conocido como la:
“liberación femenina”; que consistía en adquirir las costumbres de los
hombres tales como: Fumar, tomar y sostener relaciones sexuales en entera
libertad con quien quisiera; derecho irrefutable sin duda, pero se dejó de lado
que, tanto el hombre como la mujer son diferente, en estructura, en composición
orgánica, incluso en funcionamiento cerebral.
De
esto hemos tenido como resultado el lamentable fenómeno social que hoy se
padece de miles de jóvenes que a temprana edad se convierten en madres solteras;
hijos sin padres; familias desorganizadas y disfuncionales; el tener que
enfrentar el acosamiento de hombres que, no han cambiado su mentalidad, ni han
valoran, ni reconocen, con todo y las leyes que se aprueban, los derechos de
las mujeres.
La
violencia que ha avanzado a pasos agigantados, tiene mucho que ver con el tipo
de sociedad que hemos venido creando, con una falta de educación, de
compromisos y de mantener comportamiento de valores adecuados desde la familia,
y en esto las mujeres tenemos nuestra propia responsabilidad.
La
merecida incursión de las mujeres en el área productiva, científica, política,
cultural, no es cosa solo de estos tiempos, es algo ganado a fuerza de
dedicación, estudio, empeño, pero sobre todo de respeto a nuestra propia
condición de mujeres y reconocimiento a todo lo que somos capaces de hacer.
Cito
al escritor y poeta inglés, William Golding (1911-1993) quien diría: “Las
mujeres están locas si pretenden ser igual que los hombres. Son bastante
superiores y siempre lo han sido. Cualquier cosa que le des a una mujer lo hará
mejor. Si le das un esperma, te dará un hijo. Si le das a una casa, te dará un
hogar. Si le das alimento, te dará una comida. Si le das una sonrisa, te dará
un corazón. Engrandece y multiplica cualquier cosa que le des”.
Enero 15 del 2020
Muy buena tu dicersion amiga,al andar se hace camino, y ahí vas, bien agiladita. Abrazos.
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