martes, 3 de mayo de 2022

Identidad Editorial

 

Por: José Ruíz Mercado

   A partir del trabajo se hace una identidad. Partamos del oficio de editor. Cómo te identifico a partir de como atiendes, no sólo los textos, sino la visión que el lector puede hacerse de ellos. Pero, da la casualidad de que lo desconozco.

   Aquí inicia la aventura. Abrir un libro no es asunto de letras exclusivamente. Abrir una revista, un diario pide juegos visuales, aquellos caminantes del acontecer de la lectura. La aventura inicia aquí. Luego viene lo otro.

   El trabajo del diseñador exige de ofrecer al futuro lector los descansos visuales necesarios para lograr un ritmo a la lectura acorde al tema tratado. La tipografía vista como el objeto visual. La combinación con las imágenes, de ser posible, dos imágenes conjuntas en el color mismo de la esencia.

   En una ocasión alguien dijo de la necesidad de la lectura, de poder llegar a todos los rincones, de hacer libros para todos. Frases como aquellas en dónde se generó la idea de que, pueblo sin lecturas es un pueblo quieto, sin cuestionar.

   En una ocasión se le preguntó a Emilio Carballido de sus lecturas de niño, a lo cual respondió, afortunadamente no pasé por esas versiones resumidas de los clásicos; mis lecturas fueron los clásicos por determinación familiar.

    Carlos Monsiváis afirmó en una de sus columnas del México Lector, el país asiduo al libro semanal, a esperar los domingos el periódico para leer los monitos, luego, la idea de llevar la cultura al pueblo con las ediciones para principiante con monitos ¿Hasta dónde es la misma dirección de Todo lo que usted quiere saber y no se atrevió a preguntarlo?

   La mercadotecnia nos lleva a minimizar los productos, a generar un consumidor ideal del producto socialmente aceptado, la imposición de los grupos hegemónicos, lleguemos a más grupos minimizando el mensaje. La lectura ideologizada.

   Estudiar la dirección del mercado lector es una tarea compleja, pero necesaria. De nuevo, la respuesta a la sociología de la cultura, los caminos seguidos por los diferentes públicos lectores, pero también, la otra parte, el autor.

   Se ha llegado a la costumbre de romantizar a uno y a otro. Al lector, bajo el pretexto de que la cultura debe  ser para todos, se habla de libros baratos y minimizados. Al pretencioso de autor, bajo estos mismos criterios, se habla de pasatiempo, terapia ocupacional, entre otras, sin pasar de lado aquello de escribo porque es un puntaje para subir de escalafón.

   Posiblemente esto da como resultado la ausencia de teóricos. Los libros de cuentos, poesía, son los más solicitados (independientemente de su calidad, para algo son los amigos), luego está la dramaturgia y el ensayo. Ni comento de filosofía, o del seguimiento de un autor en la plástica.

   Carlos Prospero en alguna ocasión afirmó, la falta de criterio en algunos antologadores. Desconfío, dijo, de quien te dice, dame los poemas, o cuentos, que gustes, para hacer una publicación ¿En dónde está el criterio de selección? ¿En dónde la investigación?

EDICIONES HISTÓRICAS

   Las casas editoriales nos han traído ejemplos valiosos. Editoriales como ERA, el paso a través del tiempo del Fondo de Cultura Económica, desde su nacimiento con Cosío Villegas con sus obras fundamentales de economía, Siglo XXI, Editores Mexicanos Unidos, EXTEMPORÁNEOS, cada una con su fisonomía y su misión.

   ¿Quién no recuerda los libros de filosofía de Porrúa? ¿Cuántos libros conoce usted de Editorial Botas? Y así, poco a poco nos vamos adentrando en la estructura editorial, en sus antecedentes, en su participación en el proceso cultural de un país. El arte ofrece identidad. Un pueblo con identidad ama su entorno. Jamás lo destruye.

   Vamos con nuevas propuestas. Lo que el Siglo XXI nos marca. Las publicaciones de Ariadna con sus diversas colecciones, con sus libros, sus autores, la selección exacta, precisa. Aquí se afirma lo del trabajo, la identidad a partir del conocimiento.

   Hablar de Gabriela Ynclán con sus Mujeres de Tierra y Fuego; Gabriela, de la dinastía Inclán, la autora de la pluma mágica, la poeta de la imagen, la atrevida mexicana que entra al mundo de un país que de tan visto se vuelve desconocido.

   La identidad de Editorial Ariadna se construye en el día con día. Sus autores, su diseño. Entonces viene la colección El Hilo de Ariadna, con su diseño artesanal, su objeto único, cosido hoja a hoja.

   Y ahí está Eko 61 años, Mis amores en Sala Oscura, Vagamundo, las cuidadas hojas de análisis, porque entrar a la teoría no debiera darnos miedo si es que deseamos crecer como país, como nación, como un pueblo pensante.

   Por eso la carga la llevan Rosario Hiriart, Andrés de Luna, Priscila Páez, Norma Salazar, Catalina Miranda. El Hilo de Ariadna abre la constancia de entrar al paraíso de la teoría, la revisión de la obra, la anécdota.

   La nómina de los partícipes es más grande. Las ediciones ya llegaron a los nueve, con ese estudio a fondo, monotemático. Varios teóricos hablando, chalando, revisando la obra de un autor.

   Y llega el nueve, y llega la Niña de Las Jacarandas, la revisión a la exposición realizada en Tepatitlán el 2021, la obra de Esperanza Gama. Una edición de lujo, una obra artesanal de los hilos tejedores de Ariadna. La aventura está por iniciar.


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