martes, 1 de marzo de 2022

Patrionalismo Educativo

Por: José Ruíz Mercado
Dramaturgo

Respeto al trabajo, a las ideas del otro. Trabajo en colectivo. Llegar a acuerdos. Cada uno es valioso por el hecho mismo de tener una función específica. Utopía educativa.

   Pensamiento, razón, ejes del cambio. Trabajo organizado el camino a la construcción de las relaciones entre los individuos. Nadie tiene la verdad, se encuentra en construcción de la colectividad: Utopía educativa.

   Continuemos con las utopías posibles. Hace algunos años, tantos como el siglo pasado, un grupo de historiadores ingleses propusieron ubicar los cambios de la historia a partir de los grandes descubrimientos. Cuando la ciencia avanza, la sociedad cambia, decían.

   España dio su aportación. En pleno franquismo afirmaron de como el arte movía los símbolos sociales a partir de una observación del objeto. El trabajo artístico es capaz de mover los hilos más sensibles del individuo.

   El Siglo XIX hizo sus grandes aportaciones al estudiar la economía como eje de la conflictiva, de como las sociedades se organicen es la respuesta dada al mundo. La organización social del trabajo dará como resultado las clases sociales.

   Edad Media trajo la conformación de la economía bancaria partir de la posesión de la tierra; los grandes feudos, las batallas míticas, los grupos por el poder. Una época de leyenda en donde las lenguas fueron la base idiomática, la conformación territorial.

   Etapas de significación. De sensibilidad creativa. Los cantos medievales, el misticismo simbiótico de la cultura oriental con el occidente. Luego los excesos renacentistas, el barroco con sus puntos de fuga, las raíces del naturalismo en donde el retrato de la pobreza refleja la diferencia entre los grupos.

   Arte siempre cambiante, presente en todo momento. Unas veces a favor, otras cuestionando, en instantes combativo, contestatario, pero siempre presente. Momentos decisivos, apuestas ideológicas, miradas al infinito. Un público a la espera.

   Trabajo. Alguien provocó la obra. Alguien corporizó la idea. Alguien la aprecia, la interpreta, la hace parte de su vida. Se impacta. Hasta puede construir una a partir de ella. Identidad social, étnica.

   Cuando la sensibilidad se ausenta, lo más probable es que jamás haya formado parte del individuo. Lo ideológico se mantenga a flote (ya sea político, religioso, o vestidura de clase) o el patrimonio sea el fuerte.

   Compleja tarea la de investigador del arte en cualquiera de sus áreas. Historiador, esteta, sociólogo, psicólogo, estilista; por algo los hay pocos, por algo llegan sólo a los expertos ¿Quién recuerda a Raquel Tibol fallecida un veinticuatro de febrero de 2015? Y sólo son ejemplos cercanos. Sin mencionar a los actuales, los activos.

   La educación patrimonialista deja de ser científica para convertirse en ideológica cuando sostiene lo técnico como el único eje. La obra bien hecha, el virtuosismo, la copia.

   Despersonalización, sello de clase, son algunas secuelas del patrimonialismo educativo, la educación bancaria a la cual hizo referencia el pedagogo brasileño Paulo Freire, o el clasismo educativo que estudió Pierre Bourdieu. Se pierde el nombre para anteponer el licenciado, maestro, doctor.

   La Escuela Deja Secuelas fue el título de una obra de teatro de Claudia Cecilia Alatorre, como todo su legado, la ironía estaba presente. El terreno educativo jamás se ausentó de su mirar.

   El conflicto educativo. Interrogante. La educación liberadora nos enseña las herramientas del pensamiento, el respeto al trabajo, a uno mismo como la base. Luego ya vendrá la abstracción de la conducta, los cómo, los por qué.

   Resultado de una educación bancaria es, darle prioridad al objeto antes que al trabajador (este queda como la marca del perfume caro, o la prenda de vestir: la etiqueta), la fotografía con el personaje de moda para subirla a las redes sociales.

   Hace algunos años se cuestionó los fundamentos de la educación. Se minimizaron los contenidos a favor de certificar mayor cantidad de egresados; se habló de escuelas de alto rendimiento (egresados técnicos a favor de trabajadores dispuestos a trabajar sin cuestionar); los organismos destinados a administrar la cultura se olvidaron del hacedor.

   Los ejemplos sobran. El día destinado a la libertad de expresión se cambia al libro. El autor queda ausente. Es posible se piense en la generación espontánea, o cambie la costumbre del retrato junto al autor para cambiarlo por el libro que ya leí.

   Educación liberadora: aquella que parte del respeto al trabajo, llegar a acuerdos, cada uno es valioso por el hecho mismo de tener una misión, nadie tiene la verdad, está en construcción: Utopía educativa.      


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