Por: Héctor Medina Varalta
Cuando
se goza de una buena salud mental la crítica es bien recibida, aunque esta no
sea constructiva. Pero no sucede lo mismo si se carece de un sano juicio, pues
se contesta ofensa por ofensa. Es muy común que cuando alguien que nunca se
había fijado un objetivo, por alguna buena razón se forja una meta, los que le
rodean traten de disuadirlo: “No vas a lograrlo”, “Yo también lo intenté y no
pude”, “Ni lo pretendas siquiera, pues eso es imposible”. Abraham Lincoln fue un
hombre dotado de humildad y fortaleza, de enormes logros y grande en su no
resistencia.
La anécdota
Cuenta
una anécdota que en cierta ocasión, alguien le preguntó por qué razón no
despedía a un miembro de su gabinete político que lo criticaba constantemente.
A lo que Lincoln respondió: “Hace años, al pasar por un campo donde un
campesino trataba de arar usando un caballo viejo y enfermo, noté que había un
moscardón (mosca grande) posado en uno de sus muslos. Lo iba a espantar cuando
el campesino me detuvo”: ‘¡No se te ocurra molestar a ese moscardón, Abe! Si no
fuera por él, este caballo viejo no se movería ni una pulgada’. Las personas
difíciles con las que Lincoln tenía que trabajar le ponían retos que le
obligaban a buscar dentro de sí mismo. Sin lugar a duda, consiguió grandes
logros, no a pesar de, sino por causa de sus mismos opositores.
Mostrar el otro lado de nuestra
naturaleza
Un sabio consejo
Un
joven le preguntó a Sócrates si debería casarse… El filósofo le respondió:
“Cásate. Si es buena esposa serás feliz. Si resulta mala esposa, te convertirás
en filósofo y eso es bueno para cualquier hombre”. La vida, pues, es un
continuo proceso de crecimiento espiritual. Si se practica la ley de no
resistencia cada vez que los “moscardones” se presenten en el camino del
hombre, estos pueden convertirse en nuestros maestros de tolerancia y
paciencia… enseguida, la realización de los anhelos.
Comentarios: hmedina197@gmail.com
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