jueves, 17 de febrero de 2022

Conozca la Serendipia y Benefíciese de Ella



Charlas de Sobremesa
Por: Héctor Medina Varalta


Si usted desconoce el significado de esta palabra, permítame explicarle brevemente su origen: los anglosajones hablan de serendipity cuando se refieren a haber encontrado algo que no estaban buscando. La palabra serendipity fue acuñada por Horace Walpole en una carta que le envió a su amigo Horace Mann, en 1754. En el escrito hacía referencia a un cuento de hadas titulado Los tres príncipes de Serendip, los cuales “siempre estaban haciendo descubrimientos, por accidente o sagacidad, de cosas que no se habían planteado...” Dicho vocablo se ha traducido al castellano como serendipia.
La serendipia y la ciencia
Pasteur solía decir que “el azar sólo favorece a las mentes preparadas;” que la inspiración no puede llegar a cualquiera así como así. Y muchas experiencias corroboran las palabras del científico francés. Sin embargo, no hay que negar que algunos descubrimientos o aportaciones a la ciencia se deben en gran parte, gracias a la serendipia. La serendipia es tan fácil de encontrar, pues hasta cuando uno duerme hace acto de aparición. Por ejemplo, tenemos el caso del químico alemán Friedrich Kekule quien descubrió mientras dormía, lo que constituye una piedra angular en la química moderna: soñó a una serpiente que se tragaba su propia cola y de repente concibió la estructura en forma de anillo de la molécula de benceno. También tenemos el caso de Elías Howe. Una noche soñó que era perseguido por una tribu de caníbales quienes le arrojaban docenas de lanzas, estas tenían ranuras. Ese sueño le inspiró a crear una aguja mecánica y de ahí nació la máquina de coser.
Más casos de serendipia
Según se cuenta, cierta mañana Galileo Galilei se encontraba en Misa. Al parecer no estaba muy concentrado en los oficios religiosos, pues estaba distraído contemplando las oscilaciones de una lámpara colgada en el techo. Gracias a esa pequeña distracción, Galileo Galilei dedujo las leyes del movimiento pendular.

Si usted considera que sólo los científicos se han beneficiado de la serendipia, lamento decirle que está equivocado. En Momentos Del Alma de Phil Cousineau recopiló bastantes testimonios que demuestran que la serendipia está al alcance de todos, incluso hasta para quienes han partido de este mundo. Por ejemplo, tenemos este testimonio titulado Para las aves: “En fechas recientes, mi primo Rob murió en la Isla Wight donde vivía. Era un campesino entusiasta que tenía un interés particular en la vida de las aves, y no había nada que amara más que el sonido y la vista de los gansos que habitan la isla. Su cremación tuvo lugar en el poblado de Aldershot, Hampshire, al sur de Inglaterra. Una gran concurrencia salió del funeral para charlar y saludarse en los prados. Entonces, con una oportunidad inmaculada y gran alegría para la viuda de Rob y la familia, una bandada de gansos voló directo encima de nuestras cabezas, al parecer graznando su adiós a un admirador”.
Las cosas se encuentran en el momento preciso
En mi caso personal, cierta ocasión, al leer un libro me interesé en uno que se encontraba en la bibliografía, titulado Convertidos del siglo XX, como soy una persona amante de la lectura traté de conseguirlo infructuosamente. Hasta que dos meses después, una tormenta me hizo refugiar en un negocio de libros usados. Como me encontraba empapado me di a la tarea de buscar los títulos con la vista. Enfrente de mi se encontraba el libro que yo tanto había buscado. ¿Coincidencia? Estoy seguro que no, pues dicho libro fue editado en Argentina a mediados de los años 50’s.
Mi experiencia me hizo recordar las palabras de Joseph Campell: “se abrieron puertas donde no las había antes”.
Tener mente alerta
En su libro, Cousineau plasma el consejo de un indígena anciano, dichas al erudito Jamake Highwater: “Debes aprender a ver el mundo dos veces. Primero debes poner tus ojos al frente de modo que puedas ver cada gota de lluvia en el césped, el humo que se eleva de un hormiguero a pleno sol. Nada debe escaparse a tu atención. Pero debes aprender a observar de nuevo, con tus ojos en el borde mismo de lo que es visible. Ahora debes ver en forma vaga, si deseas ver las cosas que son vagas: visiones, niebla, personas ensombrecidas, animales que te pasan apresurados en la oscuridad. Debes aprender a ver el mundo dos veces si deseas ver todo lo que hay que ver”.













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