Por: Alejandro Ruíz Robles
DE
MIS ENSEÑANZAS BÁSICAS
EL LIBRE ALBEDRÍO
Algo que
era interesante de charlar en casa o con los distintos profesores que ayudaron
a mi formación, fue entender lo que era el “Libre Albedrío”, sus alcances y la
responsabilidad al actuar.
En forma
sencilla comprendí que esta libertad atendía a la facultad que tenemos los
seres humanos de actuar según lo consideramos es decir, la posibilidad de tomar
nuestras propias decisiones atendiendo a nuestros valores, necesidades,
experiencias, orientaciones divinas, aspectos normativos, entre otros.
Conforme
fui madurando, consolidé esta visión, de tal manera sé que cualquier persona
tiene la libertad de elegir sobre qué hacer con su vida, atendiendo a sus propias
circunstancias.
ACCIONES Y REACCIONES
De lo
aprendido sé que a cada acción, corresponde una reacción y la vida se encargó
de demostrármelo.
El ejercicio de la
libertad de elegir o no hacerlo, trae inherente una consecuencia y en la
mayoría de las ocasiones, una responsabilidad. Es decir, bastaba saber que tenía que estudiar para
tener mayores probabilidades de obtener una nota positiva o bien, si me
esforzaba en un trabajo y atendía a lo que me solicitaban era muy posible concretar
el resultado deseado.
En ese
sentido, entendí que atender a lo requerido, poner mi esfuerzo y conocimientos encaminados a
ello, hacían posible alcanzar la meta establecida.
“¡A DIOS ROGANDO Y CON EL MAZO DANDO!”
Este
refrán que atribuyen a San Bernardo lo he escuchado durante toda mi vida, desde
mi familia hasta mis profesores y jefes, siempre han destacado la importancia
de trabajar y esforzarse en obtener lo deseado e invocar apoyo celestial para
más certeza.
De hecho,
es muy común
que cuando nos toca actuar frente a una prueba difícil, muchos de manera
consciente o inconsciente, explayemos una palabra o plegaria divina, con
independencia del despliegue de trabajo y esfuerzo que se requiera.
La misma
vida nos regala momentos especiales en los cuales lo divino y lo terrenal, se juntan para buscar
un resultado y cuando éste se obtiene, usualmente se agradece.
Es decir
y en palabras de mi mami: ¡”ser
agradecido es ser bendecido”!
“¡CUANDO
TE TOCA, AUNQUE TE QUITES Y CUANDO NO… AUNQUE TE PONGAS!”
De todas las veces que nos
hemos reunido en armonía con seres de nuestra confianza y afines a nuestros
principios y valores para hablar de ese ser Divino al que nos encomendamos, la
mayor coincidencia que encontramos es que se trata de un ser bueno que quiere
lo mejor para nosotros.
Y como tal, soy un convencido que
Dios quiere lo mejor para todos. De
hecho, creo firmemente qué si hay algo para nosotros se dará, pero eso no
significa que no hagamos nuestro mayor esfuerzo por conseguirlo. A menudo
expreso que cuando
das todo lo que está en tus manos para lograr un objetivo y no lo obtienes –
porque puede que no dependa de ti -, la satisfacción es lo que te motiva a
continuar.
“SI
DIOS QUIERE”
Desafortunadamente, esta
expresión que en si misma tiene un gran contenido y es una muestra de fe, a
menudo se utiliza como una justificación para no alcanzar el objetivo.
De hecho, en una demostración
de una realidad por demás triste, son cada vez más las personas que renuncian a
ser ellas quienes decidan por sí y todo lo dejan a un tercero o a un suceso
externo.
Ese deseo de que “Dios quiera”,
está pasando a ser un paliativo de algunas personas para no comprometerse a
buscar en forma real un resultado.
La mediocridad en las acciones realizadas, la
nulidad de compromisos o la falta de convicciones por alcanzar las metas, sólo
atienden a una carencia de interés efectivo de quien lo intenta; no tiene nada
que ver con un designio divino.
ACCIONES REALES POR JUSTIFICACIONES
La Vida no es fácil y tenemos
que prepararnos y comprometernos a vivirla; máxime que hay momentos como los
actuales que requieren mayor esfuerzo y dedicación.
Llenar
de pretextos nuestro camino para no alcanzar los objetivos deseados o buscar
errores de otros para lamentarnos de los malos resultados en nuestro actuar,
son falencias humanas que no tienen nada que ver con decisiones celestiales.
¿Qué ganamos comprometiendo a un tercero en los
resultados de nuestra vida?
DIOS
TE AMA, PERO ¿TÚ LO HACES?
Es conveniente reiterar que Dios
quiere lo mejor para nosotros y en cada uno está esforzarse por lograrlo. El éxito radica en buena medida en la seriedad
con que tomemos el compromiso y desde luego que habrá factores que de manera
inexplicable se presenten y puedan sernos útiles
-atendiendo a la fe de cada uno podremos
atribuirles una naturaleza divina -.
¡No hay mejor forma de vivir que hacerlo de acuerdo
con nuestras convicciones y valores!
¡La congruencia y la constancia serán motivación y ejemplo
para nosotros y para quienes nos rodean!
¡Nadie quiere a una persona mediocre o que no se
comprometa, mucho menos debiéramos quererlo para nosotros mismos!
En la medida que desterremos
las justificaciones de nuestro actuar por la seriedad con que encaremos los
compromisos seguramente encontraremos los resultados deseados y resultará obvio…
“¡DIOS si
quiere, al igual que nosotros!”.
Y TÚ, ¿ASUMES EL COMPROMISO DE VIVIR DE ACUERDO A TU RAZÓN Y CORAZÓN?
Posdata: Agradezco a Ana Nemer, titular del programa “Hablemos Claro y Hagamos Algo” de la Cadena 102 Argentina (101.9 FM “Donde la Palabra tiene Valor”), que desde hace un año me haya dado la oportunidad de colaborar con mis opiniones en el “Bloque Internacional”, en la Ciudad de México, en el mes de julio de 2021.
Facebook: @RuizRoblesCP22
Twitter: @22Publica
Linkedin: Correduría Pública 22
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