Por: Alejandro Ruíz Robles
¡EL PRESENTE QUE NUNCA FALTA!
Basta recordar los tiempos de educación
básica para mostrar lo que transformaban nuestras manos torpes con una buena
dirección en un arreglo o presente para el 10 de mayo. Más tarde, lo que hacían
un conjunto de voces desafinadas al unísono para despertar con una serenata a toda
la cuadra y obvio, a nuestras mamás que entre alegrías y pena por los daños
ocasionados a los oídos de la familia y vecinos, agradecían nuestro gesto en la
madrugada.
Y con la madurez de nuestras vidas, las
visitas menos frecuentes acompañadas de un obsequio y flores que inundaban de
atenciones por un día la ausencia y desacuerdos del resto del año.
Si tienes la fortuna de contar con tu mami,
atiéndela cada día, sino es así, hónrala con tus acciones y oraciones. Si
tienes una mami que está para ti siempre, ¿eres un hijo 24/365?, es decir: ¿has estado para ella siempre?
Es
curioso, pero sabemos que siempre que tenemos la necesidad de recibir un
consejo, un apapacho o simplemente, una mirada que abrigue nuestra alma, ¡las
mamás se hacen presentes de formas inimaginables! No hay necesidad de iluminar el cielo
pidiendo su ayuda o gritos desesperados, basta que ellas sientan en su corazón
que algo nos sucede para hacernos sentir que están con nosotros. Sabemos que a
pesar de la distancia, una simple palabra, sonido o gesto de la cual tengamos
conocimiento, nos llena del calor que necesitamos.
Y son tan poderosas que su sólo recuerdo nos llena de la paz y el amor que nos lleva a ser las personas que ellas quisieron formar. Por tal motivo, ¡no necesitamos una ciencia para comprender que el amor de una madre es la esencia de nuestra vida y la base de nuestra fortaleza!
¡ESAS TRAVESURAS!
De niños nunca fuimos lo bien portados que nuestro
entorno hubiera deseado, ya que en nuestro afán de descubrir el mundo o de
desafiar la lógica, realizamos cualquier tipo de travesura que hasta al ser más
sensato desquiciaría. Para esos
momentos, lo que era dulzura constante desaparecía por la severa disciplina sin
embargo, aún en nuestra madurez recordamos la sensibilidad que nos mostraron
nuestras mamás para enseñarnos lo correcto y formar a la persona que hoy somos.
¡Cómo quisiéramos en ocasiones que al equivocarnos en nuestras vidas,
sintiéramos la profundidad de esos regaños y la esperanza de que podemos ser
mejores y no sólo soportar los reproches y escarmientos de terceros de los
cuales únicamente queremos escapar! Si por alguna situación tienes que mostrar
a otro tu inconformidad con sus acciones, ¡hazlo con la sensibilidad con que contigo lo hicieron y de manera
propositiva, generar odio al mostrar poder nunca será el camino para llegar a
una meta conjunta!
Contamos
con la gracia divina o la suerte infinita de tener a nuestras mamás en algunos momentos de nuestra vida y es tal su
presencia poderosa y mágica, que su esencia se arraiga en nuestros corazones
para nunca desaparecer de ellos, aún cuando lo mundano se arraigue en nuestro
ser, siempre habrá un destello de esperanza para mostrarnos el camino indicado.
Y a la distancia, nuestras mamás siempre
abrigarán nuestra alma y nos ayudarán a encontrar el camino. Sea en este mundo
o en otra dimensión, tenemos la fe de que si nacimos por ellas, a ellas
volveremos y sus brazos nos recibirán para mostrarnos la unidad del amor.
Alguna vez escuché: “los hijos nunca
estarían solos si aún sentían que sus madres estaban con ellos”. ¿En tu alma aún irradia el amor de tu mamá o
lo ha opacado el apego a tu realidad?
EL MUNDO AL REVÉS
Conforme crecemos y asumimos roles, llega
el de ser padres y nos cuestionamos la razón por la que no existan manuales
para ello. Con el tiempo nos damos cuenta de que hemos hecho camino al andar
con todos los aciertos y errores consabidos e incluso, aquellos que consideramos
imposibles. Los resultados los apreciaremos en el desarrollo de nuestros hijos
y las metas que se propongan y consigan. Pero de ello surge un nuevo
cuestionamiento: ¿cuándo los “padres” nos convertimos en “hijos” y ellos en
nuestros “padres”?
Si hasta cierta edad, hablar de nuestras
acciones atendía a características como: fortaleza, autonomía, determinación y
libertad entre otras; ahora, la debilidad, dependencia, consideración y
limitación transforma nuestro actuar y de alguna manera, quienes fueron
nuestros pupilos se convierten en nuestros guías.
¿Alguna vez has
pensado que las actitudes que muestres a tus padres frente a tus hijos podrían corresponder
a la que tus hijos te muestren en la vejez?
ERRAR CON LOS PADRES
Conforme crecen nuestros padres, nosotros
como hijos procuramos ver por ellos hasta que así nos lo permita el destino. El
amor por ellos nos hace excedernos al manifestarlo y a veces, nos hace tan
intensos que cometemos muchos errores con ellos, siendo quizás los más
recurrentes decidir por ellos y minimizar su esfuerzo y capacidades.
Ante esta situación, nunca olvidemos
quienes son y las metas que han conseguido asimismo, tengamos la capacidad para
entender lo difícil que es para ellos comprender en sus facultades.
Dignidad, honor, paciencia y respeto son
atributos para trabajar en nosotros con el propósito de darles un mejor trato;
en la medida que lo logremos, podremos darles mayor satisfacción por las
personas que han formado. Asimismo, no supongas ni presumas qué quieren tus
padres, mejor pregúntales y actúa. La
comunicación siempre mejorará la relación.
Si algún día te abruma el no saber tratar a
tus padres, recuerda que ellos te amaron incondicionalmente desde tus
debilidades hasta consolidar tus fortalezas. ¿No es una buena oportunidad para mostrar tu amor con independencia de
su estado?
UN DÍA A LO LARGO DE UN AÑO
El Día de las Madres siempre será la excusa
social para tener algún detalle con tu mamá. No confundas una fecha con una
actitud de vida. Los padres son por
siempre y ya sea que los disfrutes en presencia o en esencia, ámalos y hónralos
con todo tu ser.
No hay pretexto para no mostrar tu cariño
por más diferencias que existan. Ten la humildad de acercarte y tender los
puentes en vida y no te quedes con la inquietud al verlos partir. Si deseas hacer algo por ellos, ¡hazlo en
vida!
Recuerda la expresión de que “la gratitud
es la memoria del corazón”; muéstrala no sólo con tus padres sino con todas
aquellas personas que con sus valores, principios y enseñanzas han logrado que
tú seas la mejor versión de ti.
Dada la fecha y con el deseo que aún
disfrutes de su compañía, alimenta el alma de tu mamá y demuéstrale el amor que
sientes por ella; sin duda avivarás la llama que ilumina su corazón.
De no ser el caso, honra a tu mamá con tu comportamiento
hacia ti y los demás. La grandeza de su legado la apreciarás con el júbilo que
provoques con tu trato y el amor que compartas.
Las despedidas
llegan, no esperemos hasta ese momento para decir: ¡YO AMO A MI MAMI!
Las palabras que no se expresan no tienen
mayores efectos para el mundo y en cambio, para ti pueden hacer la diferencia, ¡no las conserves!
Así como las lágrimas en una tumba no
muestran el amor a la persona fallecida tampoco lo hacen las lamentaciones. ¡Siembra sonrisas para cosechar alegrías!
Se la persona de bien que tus padres
quisieron formar contigo y con quienes amas; no esperes que estén lejos para
mostrarlo. La Vida es Hoy. ¡Vívela!
Posdata: “Quizás
sea un buen momento para decir y sentir: “¡TE AMO MAMÁ Y GRACIAS POR ESTAR
SIEMPRE CONMIGO!”
Y sólo para ti,
responde esta pregunta: ¿HONRAS A TU MAMÁ SIENDO LA MEJOR VERSIÓN DE TI?
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