Por: José Ruiz Mercado
En estos días apareció en las redes sociales el juego de la mentira. Y no es que éstas sean de
fiar ni nada por el estilo. Simplemente, como en la fábula del mentiroso, todos sabemos que esa verdad encierra una mentira.
Por un momento recordemos ese pasaje en donde Sancho es Gobernador. Ese pasaje donde el juego de la lógica del lenguaje está presente. Dónde el aspecto formal se encuentra implícito en la estructura significante.
“Si te digo que miento y digo la verdad, o si digo la verdad luego entonces miento, ni digo la
verdad ni miento” Por un lado la firmeza en el convencimiento, por otro, la ambigüedad sígnica envuelve la verdad.
Los juegos de la lógica. Los juegos históricos. Hace unos meses se encontraba otro juego con
los libros que he leído, anteriormente el cine, los viajes, antes la música, los grupos de música, y cada quien juega: Todos los juegos el juego.
Todos los juegos responden a una época, a una etapa histórica, a una necesidad socio-
psicológica, a una clase social, a un grupo dentro de otro grupo. Denota el encuentro y
desencuentro socio-histórico.
Nada se da al azar. Todo es causa y consecuencia. Como un ramillete de juegos antiguos y no
tanto. Si Doña Blanca está cubierta debe de tener su por qué y su histeria como hacerle una
rueda a un personaje lleno de miel.
El encanto de un buen juego radica en lo que no se ve porque ahí está su razón de ser. Una
buena narración radica en eso inesperado; no en la obviedad del acontecimiento. Por eso el
golpe al final del trabajo cuentístico. Más aún cuando desde un inicio ya te lo había anticipado.
Los momentos cuasiclimáticos de la novela nos llevan de pausa en pausa, de suspender a
suspender el caminar circunstancial, no necesariamente del personaje, del objeto narrable, de la cosa en su lógica propia, los momentos de la mente.
La música tiene en su discurso un juego de timbres plenos de silencio. Por eso su grandeza
maravillosa, juego de lenguaje en donde hablamos de un conjunto y éste como resultado de un hacer. Lo maravilloso nos maravilla.
El teatro al situarnos en esa atmósfera de situaciones. Momentos imprevistos que no nos hace desistir de levantarnos de una banca incomoda, porque hasta la incomodidad forma parte del juego escénico, de ese abalorio momentáneo.
Pero que nunca se me olvide la poesía porque en su haber tenemos la abstracción matemática (no sé si decir la más ó la mayor) en universo de lógica sintetizadora subliminal de lo cotidiano sintético del juego del lenguaje.
Y la danza en su pintura escénica, pincel de estructuras dramáticas, movimiento escultórico
del juego proveniente del fuego divino. De nuevo, todos los juegos el juego. Todo, la nada,
todo, dialéctica del universo.
Antes del homo sapiens está el homo ludens, porque sin este el faber no aparece y por lo
mismo jamás pensará. En el juego está el hacer. La fuerza, la profundidad del juego sostiene la firmeza del pensamiento.
Las redes sociales tienen una dualidad: Se sostienen en la sociedad del conocimiento. De
entrada todos tenemos algo por decir. Premisa número uno. Es en este tengo algo que decir,
luego entonces existo en donde se inicia este juego luego convertido en perverso.
¿Cuándo llega esta sociedad del conocimiento a convertirse en una comunidad de opinólogos?
Los tres elementos: jugar, hacer y pensar ocasionalmente no embona. Nadie está obligado a
saber de todo, decía sabiamente mi abuela, pero en esta sociedad de la opinalogía, quien deja de opinar es un don nadie. Y eso, socialmente, importa. Segunda Premisa.
Así, darle un “like” aunque desconozca de qué se trata, iniciando por esa frasecita cursi del
dedito parado, me permite participar socialmente. Le entro al juego porque así me lo dice la
sociedad y las buenas costumbres en las redes.
El juego, la simulación tramposa. Por algo El Gesticulador, de Rodolfo Usigli, o, Intaglio, de
Alejandro Ostoa. Por algo el teatro sostiene esta triada del jugar, hacer, pensar. O el hacer,
jugar, pensar, pero, nunca, casi nunca, el pensar por delante, lo permisible para la poesía. Luego me pregunto ¿Por qué de pronto tanto poeta?
Y es aquí en donde inicia el juego de las redes sociales. Cuándo aparece el juego de los grupos de música, se comentaba el por qué, las influencias, digamos, se seguía las mínimas reglas de la sociedad del conocimiento, el intercambio de información.
Luego le siguió el primer libro de impacto. Luego se minimizó y sólo fue, la portada de un
libro, así como vean lo que desayuné el día de hoy, sin mayor información. Y aquí viene la
simulación; el ver una portada jamás implica el haberlo leído ¿Cuántos críticos de libros se les conoce por haber leído la solapa, o en su defecto la contraportada?
De nuevo, la simulación, de nuevo la vista de una sociedad en la apariencia. Opino, luego
existo; al final, en una sociedad de analfabetas funcionales el conocer importa menos que el
aparentar.
Ahora, ya sabemos eso. Todos mienten. Vamos a medir entonces la calidad de la mentira. Di
cinco personajes con los cuáles hayas estado cerca. Pero uno de ellos no es verdad. Con ello que demuestro, mi capacidad lúdica, o mi necesidad social. Como cuando alguien comenta el ser amigo de un famoso porque alguna vez estuvo en tu casa.
Todos los juegos responden a un momento histórico, una necesidad social ¿Recuerda usted
cuándo apareció TURISTA? ¿Cuándo Serpientes y Escaleras? ¿A qué responde La Lotería? ¿De dónde los personajes? ¿Por qué hay que gritarlos? La Catrina…El Borracho… El Valiente….
Buena reflexion... Jugamos el juego por jugar, tradición pero pocas veces nos detenemos a cuestionar su origen.Solo nos integramos como manada para no estar fuera de la jugada, aunque del juego, no sabemos nada... Tú juega y haste el sabio, como dìrian por ahì " A la tierra que fueres, has lo que vieres.
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