Por: Blanca Nieves Palacios Barreda. Periodista.
De innumerables acontecimientos, nos hemos venido enterando en estas últimas fechas en los que, en una especie de “arraigo voluntario -a fuerzas-, a través de los medios de comunicación, incluyendo el internet por los que nos damos cuenta de lo que en el exterior ocurre. Es tal el flujo cotidiano de información que, incluso hay quien dice no ver más televisión, ni oír radio, pues todo está centrado en la pandemia, el coronavirus, el COVID 19, el número de muertos o el número de infectados y los que se infectarán; la curva que sube y baja, de la cual se habla día, tarde y noche, desde la conferencia mañanera del señor Presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), pasando por todos los noticieros que, con sus honrosas excepciones, algunos se han convertido en ecos de las mañaneras y otros, se dedican a criticar, sin elementos argumentativos serios y verificables; de todo hay en esta viña nacional.
Las “fake news” (noticias falsas), circulan de manera rápida y abundante en los celulares a través del internet, para cambiarle el nombre a la “infopandemia”; mismas que son desacreditadas por el propio presidente de la República, diariamente. Algunas con razón, otras sin ellas, lo que ocasiona, ahondar aún más la división ya existente entre los mexicanos.
El presidente con frecuencia señala: “el pueblo no es tonto, tonto es el que cree, que el pueblo es tonto”; igualmente repite: “los ciudadanos están muy politizados, no hay analfabetismo político, están muy avispados, muy informados”.
Lamentamos tener que contradecir al presidente; ocurrió hace una semana en el Estado de Michoacán en un mitin de campesinos al cual el gobernador Aureoles haría acto de presencia por la mañana; el gobernador no se presentó, mandó decir que estaría en la tarde, casi al oscurecer; sin la presencia del tan esperado personaje, uno de los líderes en su enojo, micrófono en mano dijo: “es imperdonable está falta de respeto del gobernador, ¿qué somos sus tontos?”, se escuchó al unísono, el grito de los campesinos: “siiii”; sorprendido ante la respuesta, el del habla, gritó: “no claro que no”, entonces rectificaron los asistentes: “noooo”.
Es innegable que el analfabetismo, tanto académico, como político, es algo que existe en nuestro país y con elevados porcentajes; de ahí que ante la ignorancia, en situaciones como las que hoy vivimos, de siempre han sido aprovechadas por los políticos, desde el cargo que ocupen, para: aprobar, reformar, decretar, decidir, sin tomar en cuenta al pueblo y éste, en la mayoría de los casos ni se entera y si surgen voces disidente, alertando sobre ello, se les desmiente, descalifica, se les llama, “adversarios que están contra la 4ta, Transformación”.
Uno de estos casos, que ha dado lugar a análisis y declaraciones, es contra el Decreto anunciado por el presidente, en el sentido de que el ejército será el encargado de la seguridad nacional, argumentando, no tener confianza en las corporaciones policíacas conformada por civiles, afirmado que ahí prevalece la corrupción.
En efecto, así es, pero al interior de nuestro ejército Nacional, igualmente ha prevalecido la corrupción y no precisamente entre la tropa, sino en los altos mandos, alcanzado hasta la misma Secretaría de la Defensa Nacional, desde dónde se institucionalizó la violación a los derechos humanos; no es posible que una Institución cuya disciplina y formación sea la de reprimir, torturar y matar, por más de 10 décadas, en menos de año y medio haya cambiado su formación, su pensamiento y su forma de actuar.
Ingenuo es pensar que aquí en México, manda el presidente y que como comandante supremo, será a él a quién se subordine los miembros del ejército y no a sus superiores jerárquicos militares; de que el presidente de cualquier país, no tendrá opción y se verá siempre en la necesidad de apoyarse en el ejército y no el ejército en el presidente, eso es bien sabido; que se haya aprobado, por las deficientes Instituciones legislativas que padecemos, donde prevalece el oportunismo, la ambición y la ignorancia, (con sus muy, pero muy honrosas excepciones) y establecido constitucionalmente la permanencia de los militares en la calle, es algo que en el sexenio anterior no permitimos, con todo y ello, el ejército militar estuvo en las calles.
Evidente fue la inconformidad de los ciudadanos, ante muchos de los nombramientos hechos por el presidente para que coadyuvaran en la conducción de nuestro país, porque ya habían “coadyuvado” en los anteriores sexenios neoliberales y corruptos… y así los nombró, no hubo encuestas de por medio y hoy, ante criticas manifiestas de sus propios seguidores ante este cuestionado decreto que militariza al país, su respuesta es: “defenderé mi decisión, el ejército y su Secretario de la Defensa Nacional, tienen toda mi confianza, porque es pueblo uniformado”.
Queda claro que, el presidente poca o nula confianza tiene en el pueblo “bueno, noble y politizado” que lo llevó a la presidencia de la República de México.
bnpb146@hotmail.com
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