lunes, 24 de junio de 2013

Cuando del amor nace la inspiración

                                                             
Foto: Alberto Rodríguez, Diseñador D.R




Alberto Rodríguez es un Jalisciense Diseñador de alta Costura, referente de la moda en la ciudad donde radica: Guadalajara, capital del Estado de Jalisco.
Desde la década de los ochenta, marca tendencia con sus estilos que rompen formas que hasta ese momento dictaban la moda en Guadalajara.
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Es poseedor ya de un lugar ganado a pulso dentro de la historia contemporánea en la moda Jalisciense; su trabajo es artesanal, lo que lo lleva a mantener su estilo y calidad en todas sus creaciones; esa es su marca propia: diseños hechos uno por uno, puntada tras puntada.
Toda novia o quinceañera que ha tenido la fortuna de llevar uno de sus vestidos, ha visto incrementada y engalanada su belleza con los ricos diseños de Alberto; las chicas sueñan en el día de su boda cuando porten un blanco vestido engendrado en la mente creadora de este maravilloso hombre.
Hablar de moda en la ciudad de Guadalajara es referirse a Alberto Rodríguez, un Icono de la elegancia que ha traspasado las fronteras de México destacando en grandes eventos como el: Fashion International View, entre muchísimos más.

Con el transcurrir de los años su estilo se definió en un nuevo parámetro de moda, distinto a lo establecido, pues su diversidad de propuesta, sus acabados y los acentos románticos, lo han hecho identificarse en un estilo único y original.

Lo escrito antes es la información que se muestra al inicio de su pagina de Facebook,, donde en un principio al abrirla y leer: figura publica, pensaríamos que como tal, pudiera estar fuera de nuestro alcancé. 
Como amigo, grata sorpresa se llevan los admiradores que desean acercarse a él, pues más allá de sus creaciones maravillosas y su estilo ya reconocido en el mundo de la moda nacional e internacional, se esconde un maravillo ser lleno de luz, paz y  amor.
Se dice que para expresar belleza, se debe tener un corazón hermoso, pues bien Alberto Rodríguez diseñador, es un ser que irradia dicha; hombre realizado, en su faceta de artista no ha dejado atrás a Alberto el ser humano. 
Es un excelente amigo, pero como hermano el mejor y como padre es indiscutible su labor con su hija Frida Victoria, quien no pudo haber recibido mejor regalo de las manos de Dios que este amoroso padre.
La faceta de padre es de reconocerse, pues a lo largo de los años lo hemos visto estar al pendiente de la educación de su hija, velando fielmente por Frida una niña que ha crecido sana y feliz de la mano de su famoso padre.
Hace unos días celebramos en México el día del padre; pues bien, va para Alberto Rodríguez mi más grande admiración y respeto como artista y mi mayor reconocimiento como padre:

                                                                     
fotografía: Alberto Rodríguez, Diseñador D.R

A  bre bien padre mío tus brazos, para que quepa yo entre ellos,
L  a confianza que me otorgan me da seguridad
B  rillan tus ojos y arde tu alma al estrecharme
E  res el mejor regalo que Dios me ha entregado
R  esponsable de mi vida, segura estoy siempre a tu lado.
T  us besos y cuidados han hecho lo que ahora soy,
O  ro entre piedras preciosas: tus manos y corazón.

Victoria Falcón Aguila D.R 2013


lunes, 3 de junio de 2013

Balsamo para el desamor o el otro infierno



              Porque cada quien construye su muerte,como construye su vida
                                      Luis Gavotto Consumatum Est (2007)






  Una desilusión venida de un amor imposible lleva a sanar las heridas o a inducir la amnesia. 
La migala puede convertirse en el mejor remedio para el desamor.

     El personaje principal del cuento "la migala" de Juan José Arreola (1952), decide comprar una araña de origen sudamericano en una feria, a pesar de provocarle horror; sentirse abandonado por Beatríz es lo que lo impulsa a crear su propio infierno soltando en su departamento al bicho. Ya no habría descanso a partir de ahí. 
  La presencia de la migala de día o de noche se convierte en una amenaza constante a punto de saltarle es ya, el personaje principal de su obsesión; ocupa el lugar que una vez tuvo su amada Beatríz… “Dentro de aquella caja iba el infierno personal que instalaría en mi casa para destruir, para anular el otro, el descomunal infierno de los hombres”, escribe Arreola.

   Combatir el temor, con el terror de un infierno voluntario en la espera de una mordedura fatal, era la forma más simple de otorgar el suicidio, pero... ¿era preferible sentirse aprisionado por los poderosos quelíceros, sentir el veneno eyectado a, enfrentar el rechazo de su amada? Sufrir la espera de una compañía que no llegaría  terminaría por matarlo en vida.

    La araña toma posesión de toda la casa convirtiéndose en compañía invisible de una vida sombría y desolada.
  Cada noche en soledad evoca el recuerdo de BeatrÍz y la certeza de una compañía imposible, le llega un poco la muerte con el miedo de la mordedura mortal pese a la esperanza de renacer a la mañana siguiente deseando que la migala hubiese desaparecido ya sea por muerte, o por extravió, pero siempre reaparece… regresando de nuevo la angustia al confundirse los roles: presa-depredador, araña-cazador, humano-mosca.

    En ese pequeño espacio, el horror es el director de una historia donde coexisten humano-animal. La sola idea de saber que la migala teje su telaraña en algún rincón esperando que su presa caiga en la trampa, provoca la transmutación del hombre sintiéndose una mosca, pero no una transmutación como la que sufre Gregorio samsa en la metamorfosis de Franz Kafka donde despierta viéndose como un insecto-monstruo ¡no!, aquí el protagonista decide ser la presa por voluntad buscando su propia muerte mas, ésta se posterga con el paso de los días llegando a creer que el saltimbanqui, le ha tomado el pelo y en vez de venderle una poderosa migala, le ha vendido un inofensivo invertebrado. Resignado acepta que le es difícil quitarse la vida, prefiriendo encomendar esa tarea a la araña que al final, para eso la compro como resultado de su dolor por haber sido rechazado.
    Acostumbrado ya a la presencia de la araña, en sus noches de insomnio ésta suele ser un nepente o bálsamo que cura sus heridas, como lo es para Edgar Allan poe: “el cuervo” (1845); una singular ave parlante que llega a la vivienda de un amante afligido para ayudarle a olvidar a la santa doncella llamada por los ángeles: Leonora. Acostumbrado ya al cuervo, le nombra amigo aún con el temor de que un día se vaya y lo deje como su amada; del cuervo recibe su bálsamo en la única respuesta que el cuervo le puede dar posado en el busto de Palas: “nunca más”, provocando una leve sonrisa al infortunado enamorado.
    La migala ha decidido al igual que el cuervo no abandonar la vivienda… Noche a noche le otorga al hombre su dosis de miedo, pese a que éste cree ya saber distinguir su lento andar; lo compara con el caminar descalzo de una mujer, la imagina contoneándose por todas partes, colgando y tejiendo su tela en los paredes, siente su paso cosquilleante por su piel  estableciendo quizá una relación inconsciente entre migala-Beatriz, (la araña es lo peor que le ha sucedido sólo comparable con el adiós de Beatriz).
    La migala no atacará a menos que sea hostigada y aunque le diera una mordida accidental, no le causaría mayor daño, sólo un intenso dolor, más no la muerte, pues su veneno no es altamente tóxico, entonces pues, la muerte por mordedura de araña será una quimera, como lo es la “mariposa negra” de Nicomedes Pastor Díaz (1864), donde el protagonista alza los brazos suplicándo le otorgue la muerte, mientras ésta lo ignora zumbando a su alrededor sin nunca parar… “Entonces, estremecido en mi soledad, acorralado por el pequeño monstruo, recuerdo que soñaba en Beatriz y en su compañía imposible”.

    Cuando el desamor llega, la tristeza se hace presente, tanto que se cree que no se podrá sobrevivir en ese estado arriesgándose a tomar la puerta fácil para evitar el sufrimiento interno haciendo todo lo posible por huir del dolor, aceptando que  sí se está vivo es en contra de la voluntad (es que es tan difícil quitarse la vida).

    En un conformismo masoquista, no intenta deshacerse de la migala pues, se ha creado una interdependencia; las presencias se suman a la cotidianidad otorgándose treguas, sustituyendo el dolor por todo el horror que le impida pensar.


                          Victoria Falcón Aguila D.R 2013