Por: Alejandro Ruíz Robles
El 8 de marzo de 1857 en
la Ciudad de Nueva York en los Estados Unidos de América, se vivió un hecho por
el cual se instituyó muchos años más tarde el Día Internacional de la Mujer.
Cientos de trabajadoras
textiles de la fábrica “Textilera Cotton”, tomaron las calles y bajo el lema de
“Pan y Rosas” protestaron por las míseras condiciones laborales para ellas
existentes; destacando, la necesidad de mejorar las condiciones de trabajo,
reducir la jornada y concluir con el trabajo infantil.
La brutal represión de la
policía dejó un saldo de 120 muertas, algunas de ellas por disparo y otras
quemadas por el incendio generado en la fábrica.
Tan desafortunada
situación provocó una serie de manifestaciones, destacando la marcha silenciosa
que con el tiempo sería símbolo no sólo de las mujeres sino del movimiento
obrero mundial.
Si bien es cierto que hay
otras fechas previas que ya reflejan la lucha de la mujer, como es el caso de la
primera convención nacional por los derechos de las mujeres en 1848, así como
otros movimientos posteriores, como la huelga de las camiseras en 1909, lo
cierto es que es digno de reconocer el constante esfuerzo activo y conjunto de
las mujeres por olvidar sus diferencias y consolidar sus coincidencias en aras
de alcanzar la igualdad con el hombre, en especial en sus espacios laborales,
económicos y políticos.
Si dicho esfuerzo ha costado vidas, ¿no crees que es tiempo de actuar en justicia y olvidarnos de prejuicios que generen desigualdades?
UNA FECHA
Con motivo de la Segunda Reunión
de Mujeres Socialistas celebrada el 8 de marzo de 1910 en la Ciudad de
Copenhague, Dinamarca, en reconocimiento a las trabajadoras textileras se
propuso la institucionalización del Día internacional de la Mujer.
La Carta
de las Naciones Unidas firmada en 1945 y más tarde, en 1948, la Declaración
Universal de los Derechos Humanos son la base de los principios de igualdad entre
los seres humanos sin que pueda ser considerado el sexo un motivo de
discriminación.
Cabe
señalar que en 1946 fue creada la Comisión de la Condición Jurídica y Social de
la Mujer, con el fin de preparar informes sobre la promoción de los derechos de
las mujeres en la política, la economía, la educación y la vida social.
En
1967, la Asamblea General de Naciones Unidas adopta la Declaración sobre la
eliminación de la discriminación contra la mujer.
Sería años más tarde, concretamente
en 1975, que la Organización Nacional de las Naciones Unidas con el acuerdo de
los países miembros institucionalizaría esta fecha dando cabida a la siguiente frase:
“La mujer es un miembro activo y con plenos derechos,
y a la vez parte importante para el desarrollo de los pueblos”.
La
Ciudad de México, México, en 1975, la Ciudad de Copenhague, Dinamarca, en 1980,
la Ciudad de Nairobi, Kenia, en 1985 y la Ciudad de Pekín, China, en 1995, han
sido sedes de las Conferencias Mundiales de la Mujer.
En
fin, cada vez más son las acciones de creación, seguimiento y evaluación de
acciones en beneficio de las mujeres del mundo, teniendo como eje central la
igualdad de derechos económicos, políticos y sociales, principalmente, frente a
los hombres, destacando la atención de la salud, la educación y las condiciones
de trabajo y su integración en el desarrollo.
De
lo que miras a tu alrededor, ¿realmente consideras que
se ha logrado el equilibrio entre sexos, indispensable en beneficio de la
sociedad?
LA CELEBRACIÓN
Tener un día
para recordar a las mujeres que han sido artífices de la historia por su lucha,
para reconocerlas como miembros de la sociedad en plena igualdad con los
hombres y para honrarlas por su aportación continúa, constituye una excusa
perfecta; no obstante, sabemos que esto realmente no se trata de un instante,
debiera ser para todos una forma de vida y realmente hacer todos los esfuerzos
que sean necesarios para valorar sus logros y dejar a un lado las diferencias y
divisiones.
A veces me
pregunto en qué momento perdimos la sensatez como hombres, que, por nuestra
condición física meramente, arrebatamos derechos legítimos a las mujeres. Es
cierto, la historia está para ser contada por los vencedores, pero ¿en qué
momento se trató de una lucha entre sexos?
Resulta
hipócrita pensar en diferencias, cuando como seres humanos tenemos más
coincidencias; tan es así que somos la combinación perfecta para trascender, no
sólo por una cuestión de reproducción de hijos, sino por la creación y
transmisión de principios y valores básicos.
Basta ya de
atender a prejuicios de cualquier tipo; no hay lugar para limitantes por su
nacionalidad, etnia, lengua, cultura, situación económica, política o social.
¿Qué haces cuando eres testigo de un trato diferenciado para las
mujeres?
LA OPCIÓN
Desde que yo recuerdo, la familia se
integra por cada uno de sus miembros: papá, mamá e hijos; todos con un rol, una
personalidad e importancia; salvo por cuestiones particulares, este esquema podría
alterarse.
Hablar de un rol de proveedor y otro
de formador como hasta ahora se ha hecho, es de alguna manera, olvidar que cada
pareja escoge su forma de desarrollarse; razón por la cual, está de más
pretender imponer a alguien el desarrollo de la riqueza o someter a otro a que
permanezca en casa.
La libertad que se nos presenta para
escoger con quien compartir la vida, no debería de estar limitada o
condicionada a costumbres de terceros.
Tan fuertes como sensibles podemos
ser los hombres como las mujeres, pretender que tales atributos sean los que
nos clasifiquen de por vida es un exceso.
Siempre se ha tenido la posibilidad
de tratar a los demás como queremos que nos traten y ello implica sensatez,
honestidad y reconocimiento para que este sea parte de un trato recíproco; sin
duda alguna, es tiempo de que cada uno de nosotros realmente actuemos en
función de ello.
La inteligencia no tiene etiqueta
alguna para ser adherida a unos en perjuicio de otros, la ética no es para
manejarla al antojo ni mucho menos, la razón es un objeto de apropiación a la
fuerza; las virtudes son propias del ser humano y como tal, en cualquiera las
podemos encontrar. ¿En qué momento
se perdió la cordura y orillamos a las personas a los estereotipos?
LA DECISIÓN
Si bien en otras épocas era lindo que
dijeran “detrás de un gran hombre, hay
una gran mujer”; cada uno de nosotros tiene la goma para borrar tal
sentencia y modificarla por “al lado
de un gran hombre, hay una gran mujer y al lado de una gran mujer, hay un gran
hombre”.
En la medida que entendamos y
atendamos el significado de esto, transformaremos la sociedad hacia la igualdad
de la que siempre se ha hablado.
De ninguna forma podemos hablar
imposibles cuando se trata del comportamiento de las personas; pues en cada uno
de nosotros está la posibilidad de ser nuestra mejor versión.
Si para las mujeres que pelearon por
la igualdad esto se trataba de un sueño, la mejor manera de honrarlas sería hacer
realidad el mundo equilibrado y equitativo que por nuestro bien, así merecemos.
Cada vez escucho más la expresión “no me interesa quien me dé órdenes de
trabajo siempre y cuando sepa lo que hace y me trate con respeto”, y me
pregunto: ¿no es lo apropiado?
Si todos somos personas con talento y
potencial, ¿cuál es la razón para
pretender limitarlo en función a estereotipos o falacias.
Hoy es un momento para
decidir el tipo de personas y procurar por la igualdad, en el entendido
cualquier tipo de prejuicio distorsiona nuestros objetivos y limita el avance;
además de que la sociedad ha entendido con dolor las consecuencias de la
discriminación.
Tomar las acciones
necesarias para lograr que el reflejo recíproco de hombres y mujeres, mujeres y
hombres, sea semejante es nuestra decisión y hacerlo durante cada día hasta el
fin de nuestra historia es un gran compromiso.
¿TE DAS CUENTA DE QUE HONRAR A LA MUJER ES TAMBIÉN UNA FORMA DE RECONOCER AL HOMBRE?
Posdata: Agradezco la invitación del Colectivo Mujeres Empoderadas y Valientes, A.C.
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