Por: Alejandro Ruíz Robles
LA OPORTUNIDAD
Cada 21 de septiembre se festeja el Día Internacional de la Paz y sin duda, resulta una estupenda oportunidad para tenerla presente, omitir de cualquier manera la violencia y reflexionar sobre la justicia social y las acciones que para este propósito se dan; entre ellas, ese esfuerzo social por establecer lineamientos políticos, éticos, culturales, conductuales y constructivos que favorezcan el desarrollo de los seres humanos y desde luego, buscar que sea una constante en su vivir.
Cada sociedad busca armonizar sus valores, actitudes, comportamientos y fines individuales para garantizar condiciones de bienestar y justicia social.
Frases sobre la paz, hay cientos y en su mayoría, maravillosas, tales como: “Si quieres hacer la paz con tu enemigo, debes trabajar con él” (Nelson Mandela), “No hay camino hacia la paz, la paz es el camino” (Mahatma Gandhi), “Es mejor una paz cierta que una victoria esperada” (Tito Livio), “No basta con hablar de paz, uno debe creer en ella” (Eleanor Roosevelt”, “La guerra es la salida cobarde a los problemas de la paz” (Thomas Mann); sin embargo, hoy más que nunca, debemos ver la paz como una condición indispensable y habitual del hombre. ¿Cómo te expresas de ella?
EL EVENTO
En ese contexto, el pasado viernes veintidós de septiembre se llevó a cabo la exposición internacional “Los Colores de la Paz” en la Embajada de Haití, con la participación de la Fundación I Colori Per La Pace.
El entusiasmo de los organizadores fue contagioso; tanto el excelentísimo Embajador Yves Rody Jean como Norma Medina, presidenta de la Fundación, nos mostraron su ímpetu y alegría por hacer un gran evento artístico y de fraternidad.
Los artistas invitados estaban convencidos de que a través de sus obras podrían lograr ser una gran influencia para la hermandad, el respeto y la unidad tan anhelados por todos y bastaba ver a los asistentes para percatarse de que realmente compartían el mensaje en ellas expresado.
De hecho, del discurso oficial compartido destacaban la participación de los niños, el interés por reducir las distancias culturales, sociales y económicas entre países y el compromiso compartido de que este esfuerzo es por y para todos.
Al final del evento, fue grato el convivio y tal parecería que los ahí reunidos tomaron ese momento para ser solidarios no sólo con los propósitos ya descritos, sino con el ímpetu para sobreponerse a cualquier problema. Es lindo pensar en la fraternidad que se vivió esa tarde al reunir a personas de buena fe.
¿Crees que es tiempo de cambiar nuestra mentalidad para vivir con ese propósito?
LA MAGIA
Me encanta explicar nuestro mundo como un prisma, al que una vez que llega la luz, se descompone en múltiples tonalidades del azul, amarillo y rojo y con ello, una variedad de colores. Es decir, a partir de que la humanidad llega a la Tierra, todos crecemos y desarrollamos nuestra forma de ser, surgiendo millones de conductas en las personas; sin embargo, al final, todo converge en el ser humano y su esencia.
No estamos hechos para la guerra, aunque por seguridad debamos prepararnos para ella; tampoco estamos creados para destruir; no obstante, es válido estar listos para ello y que decir del odio, si eso alimentará nuestra vida, difícilmente podríamos anhelar un futuro para cualquiera; es decir, sabemos lo que no somos, pero si tomamos lo común en personas, sabemos que nacemos y crecemos para vivir de la mejor manera posible.
Pretender alejarnos de nuestra naturaleza es similar a una vida oscura, carente de matices. El negro es lindo para ser utilizado por el hombre y sin duda ejemplifica la presencia de la oscuridad; no obstante, vivir en ella implicaría renunciar a cuando menos uno de nuestros sentidos y eso evitaría alcanzar nuestra plenitud.
Si de la ciencia resulta que de la suma de todos los colores luz surge el color blanco, ¿no podríamos considerar también que a pesar de todas las adversidades y vicisitudes podemos llegar a la paz?
De las frases memorables de John Lennon, recuerdo que alguna vez comentó “vivimos en un mundo en el que nos escondemos para hacer el amor, mientras la violencia se practica a plena luz del día”. Y a más de cuatro décadas de haberlo expresado, sigue siendo cierto. Cada vez reprimimos más nuestros sentimientos en un mundo que vive a máxima velocidad y lastimosamente, cada vez más se deja de pensar en el otro.
La violencia, en cualquiera de sus formas, es un inhibidor de la tranquilidad y con la ausencia de ésta, se presentan miles enfermedades sociales y económicas.
El acumular se convierte en tendencia y de ahí, los intereses obedecen más a su defensa que a la distribución equitativa de la riqueza.
Habrá quien señale y con razón que la opulencia es muestra de la desigualdad y que no puede haber armonía, si no hay un trato equitativo para todos.
No se trata de regalar ni favorecer el mínimo esfuerzo; la cuestión es que la sociedad debe crear las condiciones necesarias para que todos podamos desarrollar nuestros talentos y alcanzar el bienestar común.
De repente lo que citábamos del color negro se hace presente en nuestro entorno; es decir, nos llenamos de oscuridad y dejamos de sentir y a falta de ello, dejamos la paz por la sobrevivencia. ¿Alguna vez, ha tocado la soledad a tu puerta?
A veces estamos tan ocupados o desesperados por encontrar la felicidad o el amor, que se nos olvida que éstos se presentan solos; nuestra única preocupación debiera ser prepararnos para estar listos cuando así se requiera. Lo que si depende de nosotros, es lo que olvidamos agendar como una cuestión de suma importancia: la paz, la tranquilidad, la serenidad o como gustemos nombrarla.
Vivir en paz es básico e implica ser creativo, empático y tener la aptitud de aceptar las diferencias y la capacidad para saber escuchar, reconocer, respetar y valorar a quienes comparten un espacio de su existir con nosotros. Encontrar la armonía al andar, convivir y decidir es un atributo y al lograrlo, cumplimos con nosotros.
Si al caminar en el bosque sentimos la parsimonia que proviene de los árboles, las flores y los animales que de ese sitio hacen un encanto, ¿cuál es la razón de convertirla en selva y estar expuestos a depredadores?
LA VIDA
Sólo tenemos una en forma probada y hasta hoy, la humanidad se ha obsesionado por complicarla de más, pensemos tan solo en la guerra. La vida es tan sencilla que para disfrutarla basta con disfrutarla con el sentimiento y el intelecto, procurando los valores.
En la medida en que encontremos el equilibrio entre nuestras acciones y nuestros deseos, conscientes del bienestar de quien amamos y del valor de la verdad, hallaremos la paz; no hay cabida para los vicios, violencia o mentiras.
Una persona virtuosa honrará siempre el respeto por sí mismo y por su entorno. ¿Estás dispuesto a vivir de la paz a la que siempre en oraciones referimos que nos han dejado?
CELEBRAR LA PAZ UN DÍA ES LINDO, PERO HONRARLA CADA DÍA ES UNICO, ¿ESTÁS DE ACUERDO?
Posdata: Agradezco a la licenciada Norma Medina, presidenta de la Fundación I Colori Per La Pace, la invitación a tan excelso evento.
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Pública 22
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