martes, 14 de febrero de 2023

Educación y Pensamiento Critico

Por: José Ruíz Mercado

Quien desconoce su historia es el extranjero forma parte de las premisas de identidad de las culturas ancestrales. Bajo esta lógica nuestros ancestros cuidan el lenguaje, las costumbres, los mitos y rituales del grupo.

   La historia forma parte de los principios de grupo, ofrece una identidad, además de un pasado y un futuro afín. Con esto, una estructura peculiar de leer el mundo, comprenderlo, trabajar con y para él. Los cambios no se dan solos, vienen acompañados con múltiples reflejos.

   Entre muchas de las enseñanzas de Nietzsche tiene una que viene a bien en esto de la educación: “Hay solo un derecho humano básico: El derecho de hacer lo que te plazca, pero con ese derecho viene también el único deber humano: el deber de aceptar las consecuencias”.

   Partamos de estas dos premisas: Historia y ética. Ambas se caracterizan por partir de un criterio de grupo, de pertenencia, de socialización. Identidad común, finalidad igual. Si tú estás bien, yo también.

   El conflicto educativo del Estado ha sido [jamás para el bienestar social] sino para mantener una paz ficticia, todo acorde a los conflictos de la hegemonía de los grupos en el poder. Y no es cosa de hoy.

   Para México el problema se da a partir de la multiculturalidad. La clase dominante se ve rebasada por los diferentes grupos, y la incapacidad del Estado para comprender la otredad, el miedo a entender la diversidad.

    Sociólogos, pedagogos, psicólogos, historiadores, filósofos, han llegado a conclusiones certeras acerca de la problemática de las políticas públicas en esto de la educación, llegando a concluir la falla impositiva de lo ideológico ante la ausencia del conocimiento de la historia.

   Antes de que México fuera país, en el periodo colonial, la Iglesia sostuvo una red policiaca muy fuerte: La Santa Inquisición, la cual se encargó de legitimar lo impreso. Además de regir de los credos.  

   Esta práctica se trasformó posterior a la Guerra de Independencia. La lucha entre Conservadores y Liberales fue todo un arte, los grupos hegemónicos luchando por no perder el control, mientras, los liberales por justificarse.

   La propuesta de Juárez a partir de imponer una educación idéntica para todos fue una decisión de Estado. El principio fue enviar a sus principales a estudiar a Francia una doctrina educativa con el entonces filosofo de moda: Augusto Comte. Olvidaba así gran parte de las culturas ancestrales.

   La teoría del positivismo comtiano, entre otras características, parte de la división entre las partes, no se puede mezclar el conocimiento, debe de existir una ciencia pura. ¿Hasta dónde partimos de los conceptos del judeo cristianismo de que las diferentes especies no se deben unir?

   Porfirio Díaz continúa con esta visión educativa. Y no es sino hasta posterior a la Revolución cuando se cuestiona con el grupo del Ateneo de la Juventud. Nada más se cuestiona, para continuar hasta hoy.

   La Constitución, todas las promulgadas, han olvidado el derecho a disentir a partir de usos y costumbres. En alguna incluso se dice que se considera ciudadano mexicano a quien ejerza la religión católica y hablé español. Pero no queda aquí, la mujer no tiene derecho a decidir por sí misma. Hasta la fecha.

   No fue sino hasta la década de los cincuenta que la mujer tuvo derecho a votar y ser elegida para cargos públicos. Cuando una mujer desea vender un bien de su propiedad, el marido tiene que firmar. Hasta la fecha.

   La educación impartida por el Estado se dice, debe ser laica y gratuita, así, en abstracto, pero hace falta una premisa: En el respeto a las creencias, la economía del lugar, el idioma. Un estudio a fondo del espacio, incluyendo el estudio de las tribus urbanas. Pero esto, lo dejamos para otra entrega.    


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