ÁNGELES EN EL CUERPO DE MASCOTAS
Sin duda que vivir es una bendición de la
cual, por más que queramos, nunca tendremos ni las palabras, ni las acciones suficientes
para agradecerla; máxime si con ella vienen a nosotros seres especiales que nos
llenan de amor cada día.
Y así como llegan las personas especiales que
nunca podremos explicarnos como a pesar de nuestros yerros están presentes,
también llegan ángeles encarnados en animalitos que nos dan un afecto inmerecido
y un abrigo para las ocasiones que necesitamos cobijo.
Llámenles perros, gatos, canarios o de
cualquier modo a estos seres divinos, pero sabemos que ellos tienen a bien,
proporcionarnos momentos únicos al estar a su lado o bien, pensarlos. De hecho,
es tan grato saberlos a nuestro lado, que nunca sobrarán motivos para sonreír
cada vez que recordamos los momentos de magia que aportan a nuestra vida.
Y por más travesuras que hagan y de las
cuales, en forma activa o pasiva hemos colaborado, lo cierto es que tienen
nuestro afecto y atención cuando están a nuestro lado. Basta una palmada y
sentirlos para saber que por más imperfectos que seamos, para ellos somos
únicos y eso nos hace sentirnos bendecidos. Piensa por un momento: ¿has agradecido a la vida por tener el afecto de un
animalito?
SONRISAS CONSTANTES
Nunca sabré a ciencia cierta si me toca ser
el jugador o el juguete, pero de lo que si estoy seguro es que es
verdaderamente agradable divertirme con mis pequeñas criaturitas peludas,
inquietas y ladradoras. Es tan franco y agradable su trato que sean segundos,
minutos u horas, tienen el encanto de detener el tiempo y convertirlo en gratos
momentos de relajamiento dignos de recordar.
Es curioso, pero siempre que trato de educar
a mis perras para traer el hueso, pelota o lo que les aviente, resulta que al
final, no sé si ellas aprendieron, me dieron chance o simplemente, me engañaron
e hicieron sentir importante no obstante, todo ello lo agradezco.
De hecho, no puedo entender la felicidad en
mis momentos de tensión sin la compañía de una mirada alegre y devota que a
cada movimiento me sigue y con su calor me cobija.
La vida no es fácil, pero ¿te has imaginado vivirla sin la compañía de esos
adorables angelitos?
UNA MIRADA QUE ACARICIA
No se ustedes, pero cada vez que tengo
oportunidad y tengo un momento de paz en casa, busco compartir con mi mascota ya
sea en un sillón o cama, jugar con ella o bien acariciarla. No sé qué tiene
ella de especial que me da la impresión de que conoce mi estado anímico aún sin
compartirlo con nadie e incluso, los momentos difíciles en que en ocasiones me
encuentro.
Realmente, creo que sabe cómo me siento y
busca mi mirada y mantiene su vista en mí, no sé si sea para tranquilizarme o
simplemente para hacerme sentir: “aquí
estoy para ti”.
Es curioso, pero no conozco a una persona que
ama a su mascota que no trate de ser tal y como es con ella, sin trucos,
mentiras o máscaras. De hecho, es tan grande el vínculo existente, en especial
con los perros, que no sólo puedes mirarlos a los ojos, sino que también ellos
te miran y sostienen la mirada. No hace falta palabras para crear un diálogo
encantador que por mucho, alimenta nuestro espíritu y considero que a ellos los
hace sentir aún más queridos.
En mi vida he tenido situaciones críticas que
realmente no entendería sin la presencia de esos seres que nos abrigan y a
quienes presuntuosamente llamamos irracionales, pero que a veces nos dan clases
de trato, hacia otro ser. ¿Nunca has
considerado que dadas las formas en que las personas nos comportamos día a día,
el mundo animal es por mucho más noble y consciente entre ellos que nosotros?
¡Y NOS DECIMOS HUMANOS!
Se dice: “perro no come perro” o “nadie
muerde la mano que le da de comer”, también en alusión a los caninos sin
embargo, justo cuando nos decimos que somos la raza superior es cuando esas
razas “inferiores” nos muestran nuestros errores.
Lejos de lo sensacionalistas que pueden
llegar a ser las portadas que anuncian todo tipo de noticias para atraer la
atención y donde obviamente, hacen referencia a situaciones que involucren
animales, realmente no conozco de casos donde animales ataquen sin motivo a
quienes los cuidan y como consecuencia de ello, los afecten de forma
extraordinaria.
Mientras nosotros tenemos la voluntad para
dañar o evitar afectar a otros; ellos en el mejor de los casos, sólo lo hacen
por necesidad o por instinto.
Nunca he presenciado acciones de animales que
se hieran por placer y lastimosamente, eso es un hábito entre los humanos.
Es increíble como la naturaleza los llama a
protegerse y mención aparte, merecen los cuidados que las madres les dan a sus
crías. Son tan salvajes para defender a sus crías y tan tiernas para
procurarlas y alimentarlas. Ante ese panorama,
¿no te sorprendes como nuestra humanidad
se puede quedar pequeña ante ese instinto animal?
APRENDIENDO DE LOS “INFERIORES”
Roberto Carlos, nos cantaba en los años
ochenta: “yo quisiera ser civilizado
como los animales”, y cuánta razón tenía. Basta atender a las gallinas para entender un
principio básico de la publicidad: “pon
el huevo y cacaréalo”; el cual debiéramos aplicar quienes ofertamos un
producto o un servicio. Si haces algo bien, compártelo para efectos de que te
conozcan y más se beneficien de ello.
Esto es un mero ejemplo, pero seguramente hay
más que podemos analizar y aplicar en nuestra vida. Mirarlos detenidamente y
captar la esencia de su actuar para aplicarlas en lo posible a nuestras vidas. No
se trata de ser perfecto, se trata de ser sensible con lo que está a nuestro
alrededor y mejorar como personas, sin importar que tomemos notas racionales de
los que hoy catalogamos de irracionales.
Si de lealtad o fidelidad se trata, en términos generales, ¿esperarías más de las
personas cercanas o de tus mascotas?
EL SONIDO DE LAS BENDICIONES
Sea un “brrrr”, “iiiii”, “miau”, “guau” o
cualquier otro sonido onomatopéyico, lo cierto es que quienes los emiten son
una bendición para quienes estamos a su lado.
Podremos ser dueños de ellos frente a la sociedad,
pero sin duda, ellos son dueños de nuestro corazón y eso es lo importante. ¿Quién
manda a quién?
Sin duda, todos sabemos que la vida es única
y su valor está en aprender a sacar de ella el máximo provecho no obstante, no
es para hacerlo sólo, necesitamos estar con quienes nos hacen mejores personas
y desde luego, con el cariño de esos seres que nos piden poco a cambio y nos
dan mucho. Que, con sólo estar a nuestro lado, lo hace por demás sumamente especial.
Podrán llamarnos a nosotros ridículos y a
ellos, llamarles por su especie y agregarles el sufijo de “ijo” a la manera de “perrijo”, pero lo cierto es que: compartir la vida con un ser de amor al que
procuramos sin esperar nada a cambio, es una gracia que sólo quien lo valora,
lo disfruta.
No se trata de riqueza material para hacerte
responsable de un animal; se trata de un compromiso con tu humanidad para
compartir con un ser dependiente de ti para vivir, pero que a pesar de ti,
puede sobrevivir por sí mismo. Quizás no sea su elección estar contigo, pero
una vez que sabe que eres su opción de vida, lo asumirá y seguramente no querrá
separarse.
A fin de cuentas, ¿realmente valoras la oportunidad de ser una mejor versión de ti en
compañía de un “ser” que te da lo mejor de sí?
¿TE DAS CUENTA DE QUE SIENDO TAN HUMANOS, CADA VEZ QUE ESTAMOS CON UN ANIMAL, NUESTRA HUMANIDAD SE PONE A PRUEBA?
Posdata:
¡Agradezco a las Cámaras Binacionales la oportunidad de representarlas
con los empresarios en la Alianza del Pacífico!
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Linkedin: Correduría Pública 22
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