jueves, 30 de junio de 2022

Verdades y Mentiras de la Inclusión

Por: Eva Montañez García
Psicóloga

En esta ocasión abordaré el tema de la inclusión respecto a personas con discapacidad, pues desde hace bastante tiempo nos enfrentamos a una desigualdad dónde aplican el término de inclusión, a ponerle una rampa a un local, pero metros después resulta que hay un escalón, entonces ahí encontramos un desequilibrio entre lo que se dice y se logra hacer.

Solo cuando las necesidades de una persona no pueden ser atendidas en algún establecimiento,  empresa o escuela es donde entra la propuesta de lugares accesibles para ellos; donde se comienzan  evaluaciones las cuales no se llevan en términos generales para su realización y se queda en un simple proyecto sin resolver. Por lo cual me tomo la libertad de mencionar algunos mitos y realidades que viven las personas con discapacidad.

Los mitos sobre las personas con discapacidad, hablando desde mi experiencia están alejados de la realidad a quienes los escuchan y los replican, generalmente se trata de creencias sociales, cargadas de falta de información estereotipada y con estigmas, lo cual no aporta a la visibilidad de la problemática que trae consigo de todo un colectivo considerado como “la minoría más grande del mundo”.

Para mostrar lo que en realidad ocurre en la vida cotidiana, comenzaré por decir que vivir con alguna discapacidad no implica tener una enfermedad; en varias ocasiones me pasó que  al querer obtener alguna información, en vez de preguntármelo directamente, designaron la pregunta hacia mis padres a los que ellos respondieron: “pues pregúntale a ella, te puede responder bien”, ya que daban por hecho que no era capaz de responder una simple pregunta.

La realidad es que la discapacidad en la vida de una persona tiene diferentes causantes que no siempre involucran una enfermedad, por ejemplo: en México si el censo de la población de vivienda 2010 el INEGI reporta una distribución porcentual de la población con discapacidad, está representa el 34%, esto es debido a una enfermedad, mientras que el otro 23% es por edad avanzada y el 16% es de nacimiento y el 15% debido a accidentes o negligencias qué no debieron ocurrir.

Otra de las realidades es que sí están abriendo programas para el apoyo a crecimiento personal, pero por qué se enfocan en designarnos alguna actividad para hacer, cuando tal vez tenemos potencial para ejercer alguna profesión y la misma sociedad nos estanca en clasificarnos simplemente para oficios; ¿por qué no nos consideran capaces de llegar un poco más lejos?

Sí bien es cierto, que hay diferentes tipos de discapacidades dependiendo de la dificultad para realizar el conjunto de tareas consideradas como básicas como lo es ver, escuchar, poner atención, entender y realizar el cuidado personal o caminar, etcétera; existen también la multi discapacidad o discapacidad múltiple es decir cuando es más de una, pero esto no merma el entender o aprender datos de lo que nos rodea dentro del sistema.

Otra de las cosas que  creen, es que no llegamos a ser totalmente independientes, pero esto depende demasiado del tipo de dependencia o independencia que se entienda, porque si bien es claro que necesitamos apoyo para realizar la mayoría de las actividades podemos ser independientes en la toma de decisiones y no anularnos en esta cuestión. Por lo tanto, en el aspecto laboral la participación económica de las personas con discapacidad es más difícil comparada con las personas sin alguna dificultad; la falta de políticas que ayudan a favorecer la contraposición y lograr permanencia en el mercado laboral, así como la creación de entornos laborales que impulsan la inclusión, son algunas de las causas que limitan a avanzar en este rubro, un ejemplo claro es cuando alguien se postula para un empleo, lo llaman, pero las instalaciones no están adecuadas para que se desempeñe libremente por ende, se encuentra con estos obstáculos donde no puede acceder al puesto, no por falta de inteligencia, sino por falta de adaptación dentro del entorno.

Otro de los mitos es que una persona con discapacidad no puede llegar a enamorarse de otra persona que no esté en su misma condición. Tanto hombres como mujeres tienen el derecho de expresar el afecto y establecer relaciones afectivas interpersonales donde haya un equilibrio emocional, tienen derecho a elegir su estado civil, así como expresarse de manera afectiva con su pareja. Si las personas sin ninguna discapacidad se enamoran de la persona y no ven la condición de su pareja como un obstáculo, cada quién es libre de elegir a su pareja con o sin discapacidad, lo importante es que compartan la responsabilidad afectiva para construir su relación.

Otro más de los mitos, es que quién vive con una discapacidad no pueden ser agredidas sexualmente; está creencia invisibiliza el problema enorme que existe, ya que las personas con discapacidad son más vulnerables a ser víctimas, aunque en muchas de las ocasiones no se vea y el agresor aprovecha su condición y le haga pensar que le está haciendo un favor porque nadie le va a poner la atención que él le puso, ya que simplemente estaba cubriendo una necesidad, pero nunca pregunto sí lo podía hacer, o si la persona lo deseaba.

Para cerrar con este artículo me gustaría mencionar la siguiente frase:
"Nadie regresa sin raspones, después de algún sueño cumplido".

Terapias presenciales y virtuales
Eva Montañez García
Tel 3333252534
Tel 3345936464
Guadalajara, Jalisco

5 comentarios:

  1. Definitivamente no vivimos en un mundo inclusivo, y el verdadero significado de la inclusión se ha desvirtuado por las recientes campañas ideologías. Tu escrito me recordó a esta tesina sobre qué las ciudades no estan hechas para humanos, si no para automóviles
    https://youtu.be/kDlOwwlkDM4

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  2. Este comportamiento que es como cultural. Viene de, justamente, etiquetar a las personas como no solo incapaces de hacer algo físicamente sino también mentalmente y esto es por no conocer la realidad desde un ambito interno sino externo y lleno de prejuicios que acarrera la sociedad en la que vivimos. Y a nadie le importa saber.
    Depende mucho de la idiosincrasia de una sociedad. Y para cambiar este concepto, se debe empezar por realmente hacer una inclusión verdadera,( desde la educación en las escuelas, por ejemplo. Porq si no se cambia la semilla, el arbol ya es más difícil de torcer)para que todos empecemos a ver que estabamos equivocados. Y que todos somos iguales, y siempre y cuando demostremos la capacidad de realizarlo no hay nada q nos lo impida, solo nosotros mismos.

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  3. La verdad, me toco en lo profundo de mi ser, y me hizo reflexionar sobre muchas desigualdades que observe e incluso viví.
    Gran trabajo como siempre, y con cada nueva entrega mejora aun más, segui así que vas por buen camino

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