Existe la expresión: “¡nadie escoge a su
familia!”, la cual ha inspirado a un sin número de compositores y escritores, y
es cierto, ¡no pedimos a nuestros padres, no elegimos a nuestros hermanos y
mucho menos, hicimos pruebas para nuestros hijos! No es un espectáculo de tele realidad
a manera de “Big Brother”, “La Academia” o “La Voz”.
Los parientes son resultado de una
casualidad terrenal y para quienes así lo creen, de un designio divino. Asumir
que fueron las mejores o peores opciones está de más, toda vez que atendiendo a
los valores y principios que nos instruyeron, seguramente siempre les tendremos
amor o cuando menos una mínima empatía.
Si bien, no existe una escuela de padres,
mucho menos hay una de hermanos o hijos, a pesar de que sean sumamente
necesarias.
Responde con sinceridad: ¿alguna vez deseaste cambiar a tus parientes
por los de tus amigos o gente que conocías y los calificabas como la “familia
perfecta”?
A la mejor manera de las películas del
Siglo de Oro Mexicano, no ha faltado desde nuestra niñez el reclamo en casa de
“nadie me comprende”, aderezado con lágrimas o gritos desgarradores que bien
merecían un reconocimiento de la Academia; aunque no procedía por no estar en
competencia.
Una vez que eso sucedía, surgía la charla
reflexiva con algún familiar que nos regresaba la difícil cordura y lo más
importante, la fe en ellos.
“Nuestro bien”, eran las palabras
constantes que se aplicaban a cualquier situación crítica y dependiendo del
asunto, tenía un significado similar, pero distinto.
Conforme crecimos y tenemos menores a
nuestro alcance, esas expresiones utilizadas en nosotros se convierten en
constante para nosotros, sólo que ahora las invocamos para dar consuelo a quien
así lo requiere. Nunca sabremos si el éxito de usar dichas frases atendía más a
la manera en que eran pronunciadas, por quien lo hacía o a su significado.
En tus momentos de crisis ¿aún encuentras consuelo al expresar “todo estará bien”?
¡MIS AMADOS ANTAGONISTAS!
Así
como los héroes tienen a sus villanos favoritos, recordamos que de pequeños
nuestros padres asumían ese rol y su superpoder era el “no”, a lo que
pretendíamos lograr y su contundente determinación en así mantenerse.
Era
tal su fuerza que una vez que se negaban a nuestros deseos, era prácticamente
imposible lograr que cambiaran de opinión. Conforme crecimos y alcanzamos la
libertad económica y con ello, la facultad de decidir de acuerdo con nuestros
intereses, las restricciones quedaron en el pasado, pero las palabras de
aliento y los consejos para lograr lo mejor en nuestro camino comenzaron a
surgir hasta consolidarse.
El
hombre fuerte o la mujer de decisiones extremas iban transformándose en el
suave aliento del amigo o compañero de vida.
Quizás
hubo momentos en que nuestra ira no dejó vernos con claridad la lección que
buscaban darnos y por lógica, no dimensionamos el beneficio que con su decisión
pretendían, llegando incluso a lastimarlos con nuestras palabras y acciones; no
obstante, ¡con la madurez de nuestros
años sonreímos por su proceder y amamos la sensatez que aportaron a nuestra
vida!
¿Estás consciente del valor de tus padres en tu
vida?
LOS HERMANOS INCÓMODOS
¿Cuántas veces cayeron de nuestra gracia
nuestros hermanos porque no se comportaban como nosotros lo esperábamos? Sabemos
que en una familia no falta el hermano estudioso, ejemplo a seguir o bien, el consentido
asimismo, también está el ventajoso, abusivo o simplemente el caótico al que le
pasa todo.
Esa
realidad nunca la podremos cambiar y con el tiempo nos damos cuenta de que las
dificultades que nos presentaban son motivos para amarlos como son.
Sabemos
que así como no hay padres perfectos, los hermanos también escapan del mundo
virtuoso; aceptarlos es un reto, pero una vez que lo logramos, los conservamos
para siempre en nuestro andar.
En
los momentos más oscuros, en los que
la desesperación parece ahogarnos, sentir el afecto de la familia es algo que
no tiene precio. Saber que pese a todo, ¡están para nosotros y eso es una bendición!
LA
HISTORIA SE REPITE CON DIFERENTES PROTAGONISTAS
Y
conforme crecemos y elegimos nuestro destino, tenemos la posibilidad de tener
hijos. No importa si creíamos que estábamos listos para ello, lo cierto es que
es una responsabilidad que se debe asumir y mejor aún, pretender moldear de la
mejor manera a nuestro retoño.
Los
roles en la vida se invierten y lo que era el hijo crítico del padre ahora
resulta el padre incomprendido para el hijo. No hay lugar a varitas mágicas
para lograr los resultados deseados, basta con el compromiso supremo de hacer
todo lo posible por ellos y darles, cuando menos, las mismas condiciones con
que crecimos.
Con
el tiempo nos percatamos que no hay
momento adecuado para prepararse y si hay que tener la mentalidad de estar
listo para cuando la ocasión se presente.
En
ese sentido, podemos presumir del cúmulo de conocimientos adquiridos durante
años y atender a las decisiones que hemos asumido no obstante, lo que resulta
siempre fundamental son los valores y principios que en casa aprendimos. Sin
duda serán las máximas constantes en nuestras vidas.
Aprender
a valorar cada momento de nuestra existencia siempre nos hablará de madurez y
plenitud en nuestro camino. ¿Estás
consciente de los privilegios que has tenido por ser hijo y padre?
LOS
COMPAÑEROS DE VIAJE
Si
por naturaleza somos sociales, resulta lógico suponer que con los años vamos
generando vínculos, en especial, afectivos que nos hace tener “hermanos”, pero
de distintos padres.
Si
bien a los parientes no los elegimos, resulta que hay gente que trasciende en
nuestra vida y llega de maneras inimaginadas.
Nosotros
tenemos la capacidad de elegir la pareja de nuestra vida, pero que difícil
resulta encontrar a los amigos, que aparecen de repente y resulta que nunca nos
comprometemos a que ellos se conviertan en especiales, simplemente se da.
El
tiempo, la importancia o sus cualidades, no los podemos prever únicamente,
sabemos que con ellos somos mejores personas y su compañía nos llena.
Resulta
simpático que a veces la vida nos sorprende de tal manera que nunca nos
avocamos a elegir amistades al conocerlos; sólo sabemos que llegaron y algo
hicieron para agradarnos con su esencia y disfrutamos de su importancia
mientras dure su presencia en nuestra vida y mejor aún, cuando éstos parten, su
alegría se mantiene en nuestros recuerdos.
¿Agradeces a aquellas personas que han llegado para
vivir en tu corazón?
LAS
JOYAS PERMANENTES
Cómo
podemos observar, hablar de personas imprescindibles en nuestro día a día,
parte de enumerar a los que están en casa y puede llegar a ser tan extenso como
nos hayamos vinculado en nuestros diversos círculos sociales, profesionales o
afectivos.
Lo
importante de todo es aprender a reconocer su valor; sabiendo que la perfección
no es una cualidad con la que contemos y mucho menos, pretendamos.
No
hay padres, hermanos, hijos o amigos óptimos; simplemente hay personas que con
sus virtudes y defectos llenan de efectos positivos nuestra vida.
Ninguna
lágrima será suficiente si en cada instante no aprendimos a valorar a quién está
presente y a llenarnos de alegría cuando ya se ausenten. No te sientas mal por
no tener al pariente que con sus recursos convierta tu mundo en un edén; reflexiona
y piensa que tienes todas las oportunidades para generar las condiciones
óptimas para compartir con la gente que amas.
¡Eres un ser de magia, transforma tu ambiente de la
manera que lo consideres adecuado!
Y
cada noche, cuando te tomes un tiempo para ti, agradece a todos aquellos que te
han hecho ser una mejor persona.
¡Quizás nunca tengamos a los parientes o amigos que
quisimos, pero si podemos ser el familiar o compañero que cumpla con nuestras
expectativas y las de ellos!
¿ERES EL HIJO, PADRE, HERMANO, ESPOSO, AMIGO QUE TE
HAS PROPUESTO?
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Linkedin: Correduría Pública 22
Importante: Síguenos “EN TUS PROPIAS PALABRAS” todos los miércoles de 16 a 18 horas a través de www.wowmx.tv o www.astl.tv … ¡Te esperamos en su 9º Temporada!
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