jueves, 14 de abril de 2022

Luz Tenue

Por: José Ruíz Mercado

 Aún desconozco al mundo. Me siento en una esquina para ver lo siguiente. La ventana parece abrirse mientras una luz tenue penetra por la puerta. Desconozco el mundo y sus conflictos. Aún creo en la espiritualidad, en las consejas de los ancestros. Lo estático una parte del caos.

   Leonora Carrington dibujo sus sueños, revisó sus raíces, sus leyendas profundas como parte de su universo creativo. De su ventana creadora, se sentó en una esquina de su mente con la puerta abierta. No necesitaba más, tenía el universo para ella, de ella.

   María Izquierdo se reconoció en los colores de casa. En ese limpio orden de las vasijas, los recipientes de tierra, la luz caminante de los objetos, sus matices, la esperanza de conservar el orden. Lo estático es una parte del caos porque el movimiento es tanto que pareciera no moverse. Principio de la física.

   Una necesidad del artista es el conocimiento amplio, ese reconocerse en el lenguaje como elemento comunicante, esos vasos comunicantes de la cultura ancestral, del atrevimiento a decirlo, a entender el interior.

   Rufino Tamayo reconoció el color del trópico, se alió de los rojos en contraste, lo cuasi geométrico circundante, sonrió al mundo en una sandía para velar los rayos de la luna con sus cascabeles.

   Y si hablamos de sonidos, Manuel Enríquez los elevó a la cualidad mayor, encontró sistemas, encontró los números acordes a un mundo en movimiento, en ebullición sonora. Sí, aún desconozco el mundo.

   Matemáticas, sonidos, combinaciones, algebra, ecuaciones de primera y segunda y más incógnitas, con el Sonido Trece. Julián Carrillo con su Cantata, juegos distantes, universos paralelos. En una ocasión negado el premio de ciencias. Para una educación idealista un músico no podía ser científico. Educación, divino tesoro.

   Gabriel Weisz apunta un universo matemático en la virtualidad chamánica. Ese sabio en la observación nacido, en la mira conceptual del viaje planetario, en esa revisión de las raíces, en la ventana, en la ventana.

   Mientras todo huele a urbe, a relación unívoca de canales de televisión, cables de transporte urbano, la ironía en el juego erótico, en la reflexión, porque el cielo, lo único que tenemos se va a caer; Miguel Ángel Tenorio camina al supermercado, al consultorio de la medicina social, con doble cubre bocas.

   Universos alternos. Sed de conocer dónde se pisa, de preguntarse por los sonidos orquestales, de toparse con las partituras en una vieja librería de usado (por la Ciudadela) de caminar en una urbe toda plena de smog como parte de la decoración, José J. Vásquez dirige la orquesta en ese luthier de la esperanza. Ah, este mundo de la creatividad.

   Aún desconozco este mundo cuando me pregunto sin saber cómo contestarme ¿Cuándo vamos a entender la gran riqueza cultural de este país con su gente, su lenguaje, su hacer de diario?

   Color de grandes texturas. Relación de viaje, de sostén, papel sacado de los grandes árboles, de la corteza, como un trozo de canela para abrigarse por la mañana allá, por la montaña, por los ancestros, amate, papel bendito en la Gama de color, texturas, más allá de las flores caídas de la altura, Esperanza Gama.

Y llega la fiesta. El esplendor, la vibranza, como fiesta de quinceañera pobre, de vestido ampón, de tambora sin chirimía, de endeudarse para quedar bien con el vecino rico, de festejo un veintitrés de abril porque deseamos olvidarnos del veintidós. Así somos, se diría, la deuda para mañana y la borrachera para hoy.

 Aún desconozco el mundo de lo aparente. Este mundo que no sabe ver por la ventana, que desea salir para llenar las calles de pobreza.

  Sí, porque no te amarraron las manos de chiquito, nos dijo alguna vez Eusebio Ruvalcaba, el cuentista, dramaturgo, teórico, articulista, melómano ¡Y cómo no lo iba a ser si llevó en la sangre la música por su padre Higinio, violinista!

   Aún desconozco al mundo con su mirar tan corto. Tan colonizado. Espero ver una luz por la puerta, porque de mirar por la ventana estamos sin lámpara. Luego, observo tu Poli Negri, Amalia Guerra, la cuentista del Premio Jalisco. Tú sabes, Toni Guerra, pintora, amiga, la grandeza de mamá.  

A lo lejos, una luz tenue dibuja una ventana.


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