Un pensamiento
en el marco del Día Internacional de la Mujer: “Para liberarse, la mujer debe
sentirse libre, no para rivalizar con los hombres, sino libre en sus
capacidades y personalidad”. (Indira Gandhi, 1917 – 1984)
Miles de trabajadoras
textiles protestaron por condiciones laborales ínfimas en las calles de Nueva
York, Estados Unidos de América, el 8 de marzo de 1857; manifestación que forma
parte de tantos movimientos previos y posteriores que han realizado con motivo
de la distinción de sexos y que dieron como resultado que la Organización de
las Naciones Unidas declarara ese día como el “Día Internacional de la Mujer y
la Paz Internacional”.
Argumentos de sobra hay para recordar los motivos que han
inspirado a las mujeres para que se les reconozca su papel en la Sociedad.
Mención aparte merece el
fenómeno predominantemente latino y muy radicado en México referente al “machismo”,
cuya ideología hace referencia a expresiones, actitudes, conductas, creencias y
prácticas sociales cuya finalidad es promover la superioridad del hombre sobre
la mujer.
Si la vida se vive en conjunto ¿hay razón
para minimizar a las personas por su sexo?
Siempre nos han enseñado
que la familia es la base de la Sociedad y en ella nos educan con amor y
conocimientos para saber cómo actuar y convivir es decir, es la máxima institución en
nuestras vidas y como tal, la más importante en cuanto a aportación de
elementos para utilizar en aras de alcanzar metas individuales y comunes y
lograr una adecuada convivencia.
Usualmente, los mayores muestran un trato igualitario a
todos los miembros, fomentando los valores, especialmente el respeto es decir,
mismos derechos y deberes, en el entendido que conforme actuemos recibiremos
mayores beneficios.
Ya sea en la distribución de
labores, la inclusión, el diálogo, entre otros; sabemos que es nuestra
responsabilidad contribuir a las metas comunes que como familia se han
establecido.
LAS DIFERENCIAS SEXISTAS
Desafortunadamente, esto no es el mundo ideal que
mencionamos y es una constante que los padres tengan ideas distintas a las que
deberían ser y a partir de ahí, surjan las grandes diferencias en el trato.
Ya sea por lo que han vivido, han visto o han
considerado, las actitudes pueden fomentar la discriminación de las personas
por su color, creencia o cualquier otra situación. Desafortunadamente, la
preponderante atiende a su sexo.
Y al reconocer las diferencias, también actuamos en forma
distinta y por ende, las ideas “machistas” o “feministas” en mayor o menor
escala, fomentan la distinción y enconan las posiciones de las comunidades.
¿Realmente estamos conscientes los adultos de la responsabilidad que
tenemos en la familia frente a los menores?
¡PARA ESO ESTA TU
HERMANA!
De lo que he vivido y observado en mi vida, en todas las
familias siempre hay divisiones de labores; lastimosamente no todas son
equitativas y si tienen rasgos de género, “¡para eso está tu hermana!”, “¡eso
les toca a las mujeres!”, “¡ustedes a
lavar los trastes!”, etcétera.
Tal pareciera que los hombres estamos peleados con la
higiene y el orden en casa; la mayoría de las tareas de limpieza y arreglo
están destinadas a las mujeres como si la virilidad se perdiera con el jabón o
el agua.
Nunca he entendido la razón para que el trato cambie. De
pequeñas son princesas y conforme crecen, pasan a ser empleadas domésticas o
personal de asistencia de la casa; en especial, de padre y hermanos.
El amor nos mantiene unidos,
no hagamos ni fomentemos un trato distinto en función del género dentro de la
familia.
¡TODAS SON IGUALES!
Ni hablar de los comentarios con tintes de discriminación
o misóginos. Es cierto, muchos de ellos ya están tan arraigados en el lenguaje
popular que lejos de ser un insulto por si mismos ya se han convertido en meras
expresiones coloquiales no obstante, si estamos conscientes de su significado,
evitemos su uso.
Expresiones tales como: “¡pareces vieja!, “¡eres niña!, ¡tenía
que ser mujer!, entre otras, son algunas que por ser comunes se han convertido
en parte de lo cotidiano y es obvio que no han sido generadas en la actualidad,
pero no nos prestemos a su uso. ¡Erradiquémoslas de nuestro vocabulario!
Trato especial merecen manifestaciones que rayan en lo
ridículo y absurdo, que molestan al sentido común y son muy dadas de personas
que no se respetan, ni respetan a la mujer de quien nacieron, con las que
convivieron o se han vinculado: “¡Todas son iguales, excepto mi mamá, mi
hermana, mi hija y mi mujer! Pensar de esta manera no sólo refleja un total
desprecio por todas las mujeres sino una actitud de inferioridad. Tristemente,
quien piensa así no necesita justificarse sino ser atendido por un profesional
que lo haga comprender la realidad.
La constante en el crecimiento
de una Sociedad es el respeto por la igualdad en sus géneros. ¡Su desequilibrio
sólo estanca a la comunidad y conlleva a su retroceso!
NO LLORE, ¿A POCO ES
VIEJA?
¿Qué tiene que ver la demostración de sentimientos con el
desprecio a un género?
Es cierto, que la mujer pueda llegar a expresar más sus
sentimientos a través del llanto por cuestiones biológicas que el hombre, ¿pero
esto justifica una diferencia en su trato?
Si las lágrimas fluyen de los ojos debido a dolor,
tristeza, alegría, necesidad o cualquier otra sensación, ¿eso necesariamente
debe considerarse como fortaleza o debilidad?
Respetemos las diferencias a través de acciones y normas
que garanticen su trato equitativo; si aún no las hay, sigamos trabajando en
ellas. No tiene razón de ser, el seguir demorando el adecuado equilibrio por
razones sociales, culturales o políticas.
Llorar es tan humano que no es
cuestión de géneros. ¡Dejemos de lado los pretextos para intentar justificar
una superioridad!
MUJER CONTRA MUJER
Algo que siempre he celebrado es que las personas
alcancen sus metas y sean para sí y para su entorno un faro de éxito que
inspire. Más que mujeres u hombres, lo que necesitamos son personas positivas
que influyan a generar ambientes adecuados de crecimiento.
Aprendamos a convivir y combatir en buena lid, así como
ponemos todo de nosotros por alcanzar las metas, reconozcamos a quienes lo han
hecho y valoremos su empeño. No participemos de las injurias ni infamias contra
quienes han llegado; por el contrario, canalicemos nuestros esfuerzos en
corregir y continuar.
No es adecuado buscar defectos en quien ha logrado una
meta, máxime si era nuestra competencia ni tan ruin como descalificar su éxito
atendiendo a su género.
Es patético que un hombre atribuya a una mujer
calificativos o acciones que no corresponden a lo profesional o a lo personal,
sólo porque ésta ha logrado lo que él deseaba, pero es insólito, cuando una mujer se exprese
así de otra. La severidad con que se expresan sólo muestra la falta de talento
en su batalla.
Una muestra de crecimiento
como persona y profesional es reconocer a quien ha logrado sus sueños a pesar
de que éstos hayan sido también los nuestros. ¡Admitamos nuestras fallas y
continuemos hasta alcanzarlos!
NI ATRÁS, NI ADELANTE, ¡AL
LADO!
Cada vez percibo más en la gente el interés por romper
los estigmas sociales y buscar el equilibrio adecuado que nuestra sociedad
requiere.
Lo que antes se expresaba “¡detrás de un gran hombre hay
una gran mujer!” ha sido sustituido por: “¡al lado de una Gran Mujer hay un Gran Hombre y viceversa, al lado de
un Gran Hombre, hay una Gran Mujer!”.
Reconocer a la mujer por su esencia y sus diferencias
hará una sociedad equitativa y justa. Los roles de la mujer son bastos: madre,
hija, hermana, cómplice, amiga, profesional, maestra, etcétera; tantos como los
del hombre. ¡Entendamos nuestros
papeles!
No hay lugar para violencia es
decir, ni para hacerla, provocarla o recibirla, seamos agentes de paz y en
ésta, ¡generemos las condiciones con las cuales merezcamos vivir! ¡Lejos de
manifestaciones destructivas, construyamos expresiones para la comprensión y la
construcción de la sociedad que queremos!
Mostremos a cada momento el respeto que tenemos por la
mujer; en el caso de los hombres, atendiendo a que nacemos de ella, convivimos
con ellas y construimos con ellas. Respecto a las mujeres, por su lucha diaria
por evitar las diferencias.
Si hoy hemos logrado pasos
agigantados que hace unos años eran prácticamente imposibles, ¡seamos las
personas adecuadas para concluir este cambio!
En fin, tenemos la excusa de
un día para celebrar a la Mujer y una Vida para Honrarla. ¿TE GUSTA LA IDEA?
Posdata: Agradezco
el reconocimiento que me hace RPC / RED DE PRENSA COLOMBIANA / INTERNACIONAL
por haberme acreditado como “Periodista Afiliado” por mi labor en el medio de
las comunicaciones dentro del “Capítulo Internacional”.
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¡Te esperamos en su 9º Temporada!
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