martes, 28 de diciembre de 2021

Se Dice

Por: José Ruíz Mercado

León Portilla, el maestro de la lengua, de la cultura de los pueblos origen, nos llevó a reconocernos en nuestro pasado futuro inmediato. A la importancia de los estudios de la cultura de los pueblos originarios. A la Mesoamérica viva.

   Nos enseñó a estudiar los procesos lingüísticos porque ahí está el corazón latiente de la cultura, ahí se dan los cambios de conducta, la trasformación de la visión del mundo. En la lengua está la sensibilidad de la comunicación.

   Cambia la orientación, cambia la historia de los pueblos. La conquista se hace a partir de cambiar las palabras porque con estas trastocan las costumbres. Una lengua que no se habla es una lengua muerta, escribió alguna vez León Portilla, y pueblo sin lengua propia es un pueblo sin historia.

   Estamos a punto de perdernos. De naufragar en el océano del lenguaje. Encerrarnos en la falsedad de los tiempos. Si bien, entendemos la trasformación de este al comprender la dialéctica social, la apertura al mundo propia de la abstracción lingüística, también debemos reconocer la ideologización en la cual hemos caído. Los dogmas ideológicos cierran la lucidez del pensamiento.

   Conflicto extremo esto del lenguaje. Colonización a partir de la dependencia económica, pero también de la dependencia tecnológica, de la ausencia en el saber, la falta de ética (creemos que todo apareció con nosotros), somos el centro cuando en realidad somos la periferia.

   El lenguaje no es estático. Cambia a partir de la conflictiva de los grupos. Los hegemónicos pretenden imponer su punto de vista a partir de pretender imponer su habla bajo los criterios del buen decir; los subalternos, a nombre de la libertad hacen lo propio. Al final, por no sustentar lo dicho, se justifican acorde a lo ideológico: moral, religioso, sexual y hasta edad cronológica. Con el tiempo se diluye por ausencia legitima. Ni los puristas, ni los vanguardistas llegan a sostener lo estático o lo radical.

   En un momento Carlos Vevia Romero escribió acerca de la necesidad de los estudios de la sociología, de la antropología de la cultura; de revisar el habla, no sólo la cotidiana, sino además de los autores. Sociólogos es lo que necesitamos, decía, escribía. La necesidad de estudiosos que entren a fondo en el conflicto.

   María del Rosario Heras Poncela publica El Habla Culta de la Zona Metropolitana de Guadalajara, el año de 1999, por la Universidad de Guadalajara. Cabría revisar a la fecha, los cambios encontrados después del tiempo trascurrido. Un estudio a fondo, necesario para el análisis del habla.

   Conflicto extremo esto del lenguaje se daría en la medida que nos interesamos por saber quiénes somos sin la necesidad de aparentar. Comprender como hablamos, que decimos, sin anteponer nuestro criterio.

   La riqueza lingüística del país es tan amplia y diversa como zonas en la República. Las discusiones por el supuesto buen decir, o los conflictos surgidos a partir del discurso sexista, la mayoría de las veces son más, producto del desconocimiento que otra cosa. Las frases hechas, las imposiciones antes que el razonamiento. Vivimos una crisis, la cual, no hemos podido (¿querido?) entender.

   Vayamos a la antropología de la lengua. Desde la conflictiva de ¿Qué idioma hablamos? Las variables del lenguaje nos ubican en un habla llena de arabismos antes que castellanismos. Eso sólo para iniciar, para continuar con las raíces náhuatl. De otra forma por qué decimos ojalá y nos encanta el jitomate, sólo por un ejemplo.

   Los juegos responden a una cultura, una manera específica de ver el mundo. El año de 2018 Francisco Almada Leyva publica un libro con adivinanzas yoremes. No puede haber mayor fuerza que el manejo de la adivinanza. Ahí se refleja la estructura mental del hablante. Lo dicho anteriormente acerca de la abstracción del lenguaje.

   Queda la duda, comenta Francisco Almada, si la veracidad de la traducción está presente de su original significado. Y sí, siempre queda la duda, de ahí la importancia del traductor, de cómo el significado concuerde con la idea original.

   Los estudios aún vigentes de Ferdinand D’Saussare acerca del significado y el significante, de ese discurso oculto, de esa relación entre el emisor y el receptor (la complicidad necesaria) Queda la duda de la verosimilitud entre lo dicho y lo escuchado.

   Francisco Almada Leyva nos provoca al realizar este estudio del mayo, la lengua yoreme, el canto de la tierra del venado. Como él lo comenta, aún no se ha creado un alfabeto ideal para escribirlo, aún es temprano para hablar de ello.

   Almada estudia los significados profundos de las adivinanzas del mayo; Isabel Juárez Espinoza lo hace con el teatro y los cuentos Tzeltales. Ella dice acerca de la importancia del teatro para poder comunicar a su gente las necesidades de su comunidad. El teatro como agente difusor de las ideas. Luego me pregunto la visión enajenada en el discurso de los actores mestizos al pretender generar una relación escénica, no a partir de las necesidades sociales, sino a partir de un discurso hegemónico impositor.

   Aún nos falta mucho por recorrer. Hacer ese seguimiento de la multiculturalidad nuestra. La revisión de un país rico en personajes, obra, lengua, y una nulidad en quien debería luchar por salvaguardar nuestra riqueza.


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