Participante en el 1er. Concurso
"Cuento Navideño", Convocado por Q.Victory |
Ilustración de Quika Puebla D.R |
Autor: Jessica Andrea Puebla López (Quika Puebla)
Muchas veces las personas no se permiten admirar lo maravilloso que hay alrededor de ellos. Viven su
vida sin pensar que hay detrás de cada instante. Generalmente tienden a ver la fatalidad en lugar de
la dicha. En cambio, yo me percato de todos los detalles, de todos los instantes; ese es mi propósito.
Siempre trato de sacar lo mejor de cada uno.
Conozco a una familia de aunque la verdad no recuerdo en que momento comencé a convivir con ellos,
sé que hemos compartido grandes momentos: los he visto llorar y reír; he visto como han crecido y
nacido nuevos integrantes a través de los años. La verdad es que son muy divertidos, siempre cuentan
chistes o recuerdan anécdotas graciosas; todo el tiempo estoy aprendiendo de ellos.
Cuando llega la época de Navidad lo disfruto mucho. Siempre me ha gustado ver los diferentes colores
en las luces de navidad y como hacen que todo se vea más alegre. Me encanta ver la cara de cada uno
de la familia cuando se reúnen después de mucho tiempo de no verse. Disfruto el olor a ponche
calientito que sale de la cocina en su hogar. ¡Y qué decir de la deliciosa cena que preparan! Hay quienes
prefieren pavo con la receta secreta de la tía Ernestina, otros comienzan a optar por diferentes
platillos, pero todo con el propósito de decir "te amo" a través de los sabores. Me gusta oír las risas de
niños jugando, risas que generalmente no se escuchan en la casa. Esta noche no duermo porque no
me quiero perder ni un detalle de esta maravillosa festividad, tengo que estar muy atento a todo. Yo
siempre he estado con ellos, por eso sé todos los detalles de su cena familiar. La bisabuela me cantaba aquella canción con la que todos piden posada. La tía Ernestina me dijo el
secreto de cómo se puede hacer para que el pavo quede muy jugoso y delicioso como ningún otro. El
tío Jesús me enseñó que poniendo música la fiesta se disfruta más. La abuela Dolores me instruyó en
cómo debo acomodar el nacimiento (nunca debe faltar la estrella). Escuché como tía Cleta regañaba a
quien quisiera cenar antes de las 10, y desde entonces ya nadie dice que quiere cenar más temprano
desde aquel día. Cuando el primo Saúl propuso hacer el intercambio por primera vez, fue novedoso y
desde ese día se hace cada año. Yo estuve ahí cuando el abuelo Simón nos acostumbró que al día
siguiente de la cena se regresa a casa para el recalentado.
En esta Navidad, aunque la bisabuela ya no esté para cantar su canción, y la tía Ernestina no cocine su
pavo jugoso, y el tío Jesús no encienda música para alegrarnos, o que la abuela Dolores no ponga el
nacimiento, o la tía Cleta ya no ponga orden de horario para la cena después de las diez, o el primo
Saúl no organice el intercambio y el abuelo Simón no nos invite al recalentado... Ellos y sus enseñanzas
permanecen con su familia a través de mí.
Yo soy ese conjunto de tesoros que se hereda de generación en generación, soy lo que une a
generaciones que nunca se conocen, pero a través de mí pueden conocer sus más hermosas
enseñanzas y sus secretos más atesorados.
Yo soy las Tradiciones Familiares de cada hogar y traigo a
tu Navidad a tus seres amados que ya no están en este mundo, pero que a través de mí cenan esta
noche con ustedes.
Muchas gracias por compartir
ResponderEliminarHermoso relato, me invadió la nostalgia al leerlo.
ResponderEliminarMe encantó la sencibilidad de la historia
ResponderEliminarMuy hermosa descripción de nuestras viejas tradiciones.
ResponderEliminarNo dejemos que se pierdan.
Gracias QUIKA PUEBLA, por hacerme recordar bellas noches de noche buena, navidad o año nuevo.!!!
Gracias amiga
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