Cuento de Navidad, participante del
1er. Concurso de Cuento Q.Victory
1er. Concurso de Cuento Q.Victory
Autor: Sonia Crespo
Hola, mi
nombre es Andrea y soy una niña alegre, juguetona, cariñosa y sobre todo, muy
soñadora. Me estoy siempre inventando historias e imagino viajes a mundos
mágicos donde todo es felicidad y cualquier deseo se pueda hacer realidad.
Quiero
muchísimo a mi madre que me apoya, me ayuda y me escucha como si fuera mi mejor
amiga, así que si os puedo contar esta historia es en parte por ella, pues
consiguió que uno de mis sueños se hiciera realidad.
Todo lo que
voy a exponer sucedió tras la cena de Nochebuena con toda mi familia.
Volvíamos a
casa cuando, de repente, ví un destello en el cielo, parecía un relámpago, pero
sabía que no lo era.
—Mami, ¿Has
visto eso?
—No he
visto nada, cariño.
—Mamá el
cielo se ha iluminado con una luz muy especial.
—Sería una
estrella fugaz o una ilusión óptica, hija mía.
—No era
eso, a lo mejor era el trineo de Papá Noel. —Mi voz sonó ilusionada y sentía
frío y calor al mismo tiempo.
No podía
dejar de pensar en lo que acababa de ver, era mágico y algo dentro de mí, me
decía que mi intuición era cierta.
Cuando
llegamos me puse el pijama y me metí en la cama, no podía dormir, estaba muy
nerviosa, por lo que llamé a mi madre para que me contara un cuento.
La verdad es que mi mamá, es muy buena y tengo mucha suerte de tener la madre que tengo, pues vino sin haberse terminado de cambiarse. Me leyó "Cuento de Navidad" y me quedé dormida.
Me despertó un ruido, era como un trueno, pero cuando fui a mirar, no había nada especial, así que volví a la cama.
Ya no pude pegar ojo y cada media hora me levantaba a ver si ya había venido Papá Noel, pero nada, por lo que aumentaban mis nervios. Sentí un leve golpe en el costado, pensé que es era mi madre, pero cuando abrí los ojos, vi una luz roja flotando en el aire.
Fui al
baño, pues con los nervios, tenía la sensación de querer orinar, aunque me
detuve frotándome los ojos para digerir lo que acababa de ver: ¡¿un reno del
trineo de Papá Noel!? No me lo podía creer, tenía delante a uno de los animales
que hacen a los niños felices, me sentía una privilegiada.
Fui avisar
a mi mamá, pero cuando volví con ella, había desaparecido.
—Cariño,
seguro que ha sido una visión, vamos a la cama.
—No quiero,
¡era real y quiero volver a verlo!
—Tomamos un
chocolate caliente y si no vuelve nos acostamos,-dijo mi madre- ¿Vale, hija?
—Si, mami.
No
apareció, así que cumplí lo acordado, pero no había terminado de arroparme, cuando
oí que alguien corría en el salón; me acerque sigilosamente y ¡era Rudolph!,
correteando con su nariz roja parpadeando como una luz de navidad; corrí a
avisar a mi madre, pero el reno volvió, así que decidí contarle lo sucedido.
Mi mamá
tuvo una idea para captarlo: poner el móvil a grabar y así si aparecía quedaría
registrado. Me volví contenta a la cama, pues probaría que tenía razón.
Adentrada
la noche me despertó la melodía "Jingles Bell Rock", entonces me
levante corriendo y ya no solo estaba Rudolph, sino los demás los renos del
trineo de Papá Noel, estaban bailando al ritmo de la melodía. Me quedé observándolos
al tiempo que reía con sus peculiares movimientos, al darse cuenta que los
observaba, comenzaron a correr y chocar entre sí, lo cual provocó más risa en
mí hasta retorcerme en el suelo sin poder parar de reír. El alboroto despertó a
mamá, que al verme en el suelo decide, levantarme en brazos y devolverme a la
cama.
—Mami, ¿Viste
a los renos?
—No. En el
salón no había nadie más que ti.
—Pero
estaban ahí, bailando. Mira el móvil, veras que es cierto.
—Bueno
cariño, lo haré por la mañana. Ahora intenta dormir un poco más.
Al irse mi madre, cerré fuerte los párpados para intentar conciliar el sueño, pero no pude, no se me iba de la cabeza la imagen de los renos bailando y me solté riendo, era muy gracioso. De pronto sentí que algo tocó mi hombro y era de nuevo Rudolph, pero esta vez me entregaba un regalo: una bola de nieve que traía adentro una figurita de él y su demás compañeros al lado de Santa. La agite para que la nieve se moviera y de pronto las figuras comenzaron a bailar igual que en el salón de mi casa.
Después de
tanto reír me quedé dormida hasta que la luz del día se coló entre las
persianas, así que de un salto me levanté y fui a despertar a mi madre.
— ¡Mamá,
mamá, ya es Navidad y ha venido Papá Noel! Vamos mami, despierta que quiero que
abramos los regalos juntas.
Mamá se hacía
la remolona, pues oía como se reía en voz baja. Al final se levantó y fuimos
corriendo hasta el salón, donde el árbol estaba completamente iluminado y lleno
de regalos, aunque había recibido todo lo que había pedido, lo que más ilusión
me hizo, fue la bola de nieve que me dio Rudolf.
Mientras
desayunábamos leche con cacao y un trozo de panettone, vimos lo que el móvil
grabó la noche anterior; mi madre lo había conectado al televisor, para verlo
más grande. ¡Había grabado todo!, el baile de los renos, hasta cuando chocaron
entre sí. Mi mamá y yo, nos partíamos de risa; al final del video había un
mensaje de Papá Noel para nosotras.
Mi madre quedó
muy emocionada, al igual que yo; por unos segundos pude verla convertida en una
niña de mi edad, Bueno…eso es otro cuento, que ya se los contaré.
Ésta,
amigos, ha sido mi historia de Navidad que nunca olvidaré.
Deseo que paséis unas muy felices, amorosas, ilusionantes y mágicas fiestas junto a vuestros seres queridos.
¡Hermosa y mágica historia!
ResponderEliminar¡Felicidades!
Diosma Patricia Davis