Por: Blanca Nieves Palacio Barreda
Refiriéndome a quienes
han ocupado la presidencia de México, los ciudadanos nos hemos acostumbrado a
escuchar de ellos, frases tan disímbolas, que rayan en el cinismo, la
ignorancia, o el autoritarismo, que contrastan con la realidad en la que se
vive en este país y sobre todo con el estilo de vida que ellos mismos llevan; por
supuesto hay presidentes cuyas frases por su importante contenido, son
desconocidas o simplemente ignoradas.
Porfirio Díaz, dijera sobre sus críticos y periodistas de esa época: “perro con hueso en la boca, ni muerde ni ladra”; Álvaro Obregón, afirmó contundente: “nadie aguanta un cañonazo de cincuenta mil pesos”.
De ahí en adelante, cada presidente ha podido decir lo que su intelecto le dicta que, como hemos constatado los ciudadanos, no es mucho y, recurren a la demagogia sin pudor alguno:
Adolfo López
Mateos: “La revolución mexicana fue la revolución perfecta, pues hizo rico al
pobre, al pobre lo hizo pendejo, al pendejo lo hizo político y al político lo
hizo rico”; Gustavo Díaz Ordaz: “Estoy
orgulloso del año de 1968, porque me permitió salvar al país”; Luis Echeverría
Alvarez: “Las relaciones con los Estados Unidos ni nos perjudican, ni nos
benefician, sino todo lo contrario”; José
López Portillo, ante la inminente devaluación de nuestro peso frente al dólar:
“ Defenderé al peso como perro; “Miguel de la Madrid, padre del neoliberalismo
mexicano: “No dejaré que el país se deshaga entre mis manos”; Carlos Salinas de
Gortari, a los críticos de su gobierno: “ Ni los veo ni los oigo”; Ernesto
Zedillo Ponce de León, ante un indígena que le ofrecía en venta una de sus
artesanía: “No traigo cash”; Vicente Fox, al decirle en 2004 a Fidel Castro, durante la Cumbre
extraordinaria de las Américas: “Comes y te vas”; Felipe de Jesús Calderón,
ante el fraude: “yo gane, haiga sido como haiga sido”; Enrique Peña Nieto, se
destacó con su frase: “la corrupción es cultural”; “Andrés Manuel López Obrador: “ yo tengo
otros datos” y, “abrazos no balazos”.
Cada una de ésta
frases describe a quien la dice, y el pueblo las escucha sin darles mayor credibilidad
y más aún, les imprime la intención que, sí se apega a la realidad, como es el
caso de lo dicho por López Portillo: “la solución somos todos”, que la vox
populi le corrigió para decir: “la corrupción somos todos”, lo mismo que a, De
la Madrid, con su Renovación Moral; “la renovación va pal morral”.
Muchos han sido los
años en que los mexicanos padecimos el
llamado, “dedazo priista”, pues el presidente saliente designaba a su sucesor,
a fin de que éste, “le cubriera las espaladas”,
como coloquialmente se dice y no fuera investigado por los fraudes
cometidos y el enorme daño ocasionado a la Nación, al entregar concesiones,
firmar tratados y convenios con extranjeros que, solo a ellos beneficiaban y
siguen beneficiando, aun en este nuevo gobierno cuyo apoyo de los ciudadanos
fue contundente.
La espera del
“aseo”, anunciado por el actual presidente, López Obrador, de que: “se barrería
la corrupción como se barren las escaleras, de arriba hacia abajo”, sigue en el
pensamiento y deseo colectivo de muchos mexicanos, que, conscientes de que, tal
cosa no será posible, pues los poderes fácticos, los dueños del dinero, con los
que el presidente suele reunirse, así como los representantes de las fuerzas
armadas, simplemente no le permitirán realizar esa acción, antes al contrario,
cada día nos da más sorpresas sobre lo que son las verdaderas intenciones de quienes
llegan a ocupar la presidencia de la República.
Vemos con un dejo de desencanto, con tristeza,
pero con firme convicción que, las cosas cambiaran en nuestro país, cuando este
empiece a ser limpiado de abajo hacia arriba, porque como bien lo dice tres
grandes hombres, que alcanzaron el título de próceres en la historia:
Benito Juárez:
“Malditos aquellos que con sus palabras defienden al pueblo y con sus hechos
los traicionan”. Lázaro Cárdenas del Río: “Gobierno o individuo que entrega los
recursos naturales a empresas extranjeras traiciona a la patria”. Simón
Bolívar: “Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo
ciudadano en el poder, el pueblo se acostumbra a obedecerlo y él a mandarlo, de
donde se origina la usurpación y la tiranía”; cuando la tiranía se hace ley, la
rebelión es un derecho”.
Tres años resta a
este nuestro gobierno elegido, para rescatar los bienes de la nación, propiedad
de los mexicanos y, podamos transitar en libertad, seguridad y en paz, por
nuestro querido México.
bnpn146@hotmail.com
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