Por: Alejandro Ruíz Robles
“¡Enseñar es un ejercicio de inmortalidad!” (Rubén Alves)
Si
algo tienen los padres de especial, es que pueden asumir diversos roles durante
nuestra formación. Son dadores de amor, magos, superhéroes y entre muchos
otros, maestros.
Tienen el conocimiento para enseñar, la
paciencia para educar, el amor para compartir, la sensibilidad para encontrar
el mejor modo de que entendamos y la disciplina marcial para mostrarnos el
camino a pesar de las comodidades.
Sin duda, es tanto lo que podemos aprender
de ellos durante el tiempo que están con su presencia ante nosotros, que saben
prepararnos para cuando su ausencia llegue.
¿Aún aplicas las
enseñanzas de tus padres?
“¡Estoy en
deuda con mi padre por vivir, pero con mi maestro por vivir bien!” (Alejandro Magno)
Y
conforme pasan los días y salimos del núcleo familiar, conocemos personas que
por su trato, conocimiento y ejemplo se
convierten en especiales a tal grado, que quizás, sin proponérselo y sin
saberlo, los convertimos en maestros de vida.
Éstos pueden o no coincidir con nuestros padres
o profesores de escuela, pero es tal lo que nos muestran, que los llevamos por
siempre en una parte de nuestra alma.
Realmente sus métodos de enseñanza no serán
los ortodoxos o convencionales, pero son tales sus palabras, hechos o la
combinación de ambos, los que los llevan a ser tomados en cuenta por nosotros
en nuestro pensar y actuar. Alguien que te brinda la oportunidad de reflexionar
para construir la mejor versión de ti, sin duda merece tu agradecimiento.
¿Reconoces a quien es especial en tu andar?
“¡La educación no es llenar un cubo, sino encender un fuego!” (William Butler Yeats)
Mención
aparte merecen aquellas personas que se incorporan a la enseñanza por amor, vocación y respeto a la verdad, cuyo
compromiso es participar en la formación de personas con conocimientos y
valores. ¡Su labor tendrá un valor
infinito!
En nuestra vida podremos tener muchos
educadores, pero sólo unos cuantos maestros. Realmente, siempre he admirado a
las personas que participan de la educación formal con el ideal de ser
maestros, comprometiéndose no sólo en lo profesional sino en lo personal. Que
grato es para cualquier persona que siendo alumno su profesor le comparta lo
mejor de él, pero es doblemente meritorio que, sin tener un vínculo formal, la
comunicación siempre fluya para brindar elementos que permitan la formación de
seres de valor.
¿En tu vida
conociste profesores que fueran también tus maestros de vida?
“En todo
hombre hay algo que puedo aprender y de lo que puedo ser su pupilo” (Ralph Waldo Emerson)
La
vida es sabia y siempre nos pone en situaciones y con personas que podemos no
entender, pero de las cuales tenemos opciones de aprender. Sean cosas positivas
o negativas, está en nosotros la opción de
conocerlas, analizarlas y tomar de ellas lo mejor para edificar y consolidar a
la persona que queremos ser.
Llámense coincidencias o como muchos llaman
“Diosidencias” por pensar que su acontecer es por una disposición divina, que hay
momentos en los cuales, sin importar su duración o resultado, son tan
especiales que sus repercusiones pueden estar con nosotros toda una vida y se
convierten en una parte medular de nuestro ser.
En otro sentido, hay etapas, acciones o
personas que lejos de favorecer nuestra vida, nos incomodan sin embargo, en
nosotros está convertirlas en algo favorable, ya que, si sabemos sus causas y
consecuencias, podremos evitarlas y con ello, no lastimarnos o afectar a
terceros.
En tu vida… ¿has
aprendido más de los momentos buenos o malos?
“El principio de la educación es predicar
con el ejemplo” (Turgot)
Con todos los logros y tropiezos que hemos
tenido en el camino sabemos distinguir entre lo bueno y lo malo así como las
consecuencias de ello. En lo profesional, buscamos lo mejor pensando en nuestro
presente para disfrutar en el futuro y como personas puede que no sea tan fácil
precisarlo, aunque sin duda un rasgo de madurez será saber lo que no queremos y
lo evitemos hasta en tanto definamos lo que si queremos y como lograrlo.
En fin, con ese cúmulo de conocimientos y
vivencias, sabemos que no hay nada como la congruencia es decir, la relación
lógica y coherente entre lo que hacemos y decimos.
Para quienes están en nuestro entorno,
entenderán la fortaleza de nuestras palabras con las acciones que correspondan
y sabrán que los respetamos porque nosotros vivimos así; de más está
comportarse como ciertos políticos que hablan de honradez y no muestran la procedencia
de su patrimonio, de ciertas figuras públicas que dicen vivir en armonía y se
la pasan provocando escándalos o de las personas tan comunes y corrientes que
se pierden en sus fantasías u obsesiones. Y tú, ¿eres congruente?
“Cuando
aprendas, enseña. Cuando recibes, da.” (Maya Angelou)
Lo
mucho o poco que hemos aprendido durante la vida es nuestro logro y compartirlo
con el resto es un acto de amor hacia lo
que somos y hacia quienes están a nuestro lado. La humildad con que lo hagamos
será muestra de la gratitud para quienes a su vez nos mostraron su valor; la
soberbia está de más cuando vives por amor a ti y a tus convicciones.
La reciprocidad en nuestra vida es un elemento
que nos engrandece; si aprendes algo positivo, muéstralo con tus acciones, si es
negativo, con tus omisiones.
De tal manera que habrá un momento que
alguien te mostrará la utilidad de tus enseñanzas en su vida y ello te
provocará orgullo y alimentará tu alma. También hay que tener en cuenta que no
todas las personas mostrarán su agradecimiento por las enseñanzas y
desafortunadamente, otras que pese a recibirlas, mostrarán una actitud
contraria e incluso, pretenderán dañarte, cumpliendo al pie de la letra esa
expresión de: “morder la mano que le da de comer”. Ante ello, bastará pensar que
eso es una enseñanza y continuar viviendo acorde a tus convicciones.
Si siempre hemos sabido que cuando el
alumno está listo, el maestro se hace presente, ¿cómo definirías este momento en tu vida?
“Enseña a los niños para que no sea
necesario castigar a los adultos” (Abraham
Lincoln)
En las antiguas comunidades era tal la
veneración al conocimiento de los ancianos que su decisión era la acción para
realizar es decir, ellos eran vistos como maestros y el resto eran sus alumnos.
En algún momento se perdió esta posición, pero por lógica de vida, sabemos que
siempre será sensato escuchar la voz de alguien mayor y tomarlo en cuenta como
un factor en nuestra toma de decisiones.
En ese sentido, nunca olvides que si a tu
vida llega alguien respecto del cual tengas una posición de influencia, siempre
tendrás la responsabilidad moral y humana de mostrarle el camino a seguir para
su crecimiento, en especial si es menor que tú. Omitir actuar ante ello,
seguramente tendrá consecuencias que no sólo la sociedad sancionará, si no que
tú nunca dejarás de reprocharte. ¡Si
puedes enseñar hazlo, si puedes lastimar, evítalo!
“Educar no es
dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida” (Pitágoras)
Entender
que no sólo los educadores son profesores y hacerlo extensivo a la gente que por su conocimiento, experiencias y
ejemplo nos pueden aportar elementos para ser las mejores versiones de
nosotros, nos llevará a comprender la responsabilidad que tenemos con nuestro
entorno y en especial, con quienes amamos.
Mostrarnos con respeto y tratar por igual a
quienes nos rodean, sin justificar lastimarnos ni tolerar violencia alguna hará
que entendamos que la educación no crea a las personas, sino que es un ingrediente
de suma importancia para crear a la persona que se desea ser.
La nobleza del maestro de vida se muestra
cuando con sus hechos y dichos expone que el valor del conocimiento es el compartirse
y que vale más vivir conforme a éstos que dedicar una vida a su estudio.
“El buen maestro hace que el mal estudiante
se convierta en bueno y el buen estudiante en superior.” (Maruja
Tresso)
Piensa por un momento en lo que has vivido
y analiza si has tenido la fortuna de que hayas influido en otras personas. Si es
así, excelente, continúa aportando elementos que construyan gente de valor. De
no ser así, descubre cuales han sido las causas y trabaja en ellas. No está de
más enriquecer la vida de otro con tu apoyo.
Despertar la curiosidad de otros y mostrar
las ventajas de vivir la vida a tu manera y con tus conocimientos es
trascender. Agradece la oportunidad que se te da.
Al final de tus días, verás en
retrospectiva tus acciones y si tocaste algunas almas de ser así, cuando tú
partas de este mundo, harán que parte de ti se quede en sus vivencias y
conocimientos y sin duda, lo harán
honrándote como su maestro de vida.
En fin, quizás sea oportuno reflexionar y
reconocer que siempre habrá momentos determinantes que compartas con otras
personas: ¿CREES QUE ESTÁS DEJANDO
HUELLAS EN TU ANDAR?
Posdata: “Dar amor constituye en sí dar educación”
(Eleanor Roosevelt)
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