Por: Osiris Valdés López
España
ENTREVISTA
Carolina explorando tu
trayectoria como actriz, en el espectáculo "Los sueños de Ariadna" y en tu intervención como
ayudante de Zeus en "Hércules, el
musical", dirigido por Ricard Reguant. Formando parte del elenco de
"Reservoir Cats" en
Madrid, encarnando el personaje de Samuel. ¿Podrías contarnos alguna anécdota?,
¿cómo has afrontado la experiencia?, ¿tu vida ha cambiado desde que estás
inmersa en el mundo de la actuación?
-Mis
experiencias en todas estas obras han sido muy distintas. En “Los sueños de
Ariadna” yo me encargaba de las coreografías y la dirección escénica. Aparte,
tenía mucha presencia en el escenario, compartiendo protagonismo con Sergio
Fernández Moreno... Convertir las canciones creadas junto a Eiyom (compositor
del instrumental), en un espectáculo centrado en los mitos griegos fue
sencillamente mágico. Lo recuerdo con mucha nostalgia y eso que no pasó hace
tanto tiempo. Fue un proceso de descubrimiento muy fructífero. Hicimos
converger música, danza y dramatismo para contar cómo Ariadna, abandonada por
Teseo en la isla de Naxos, despierta de sus terribles sueños para desposarse
con Dionisos, Dios del vino y el teatro. En las pesadillas de Ariadna
desfilaban los más variados personajes: las erinias, Galatea y Pigmalión, la
Sibila de Cumas, un pequeño ser inframundístico llamado Fobos. Teníamos nuestra
propia oración a Afrodita compuesta en latín, bailes con máscaras, crótalos,
velos, un canto final dedicado a la fuerza y a la vitalidad, a la alegría de
ser, a la carcajada trágica y divina. Desde aquí invito a todo el mundo a
cotillear un poco los vídeos de las actuaciones que tenemos colgados en el
canal de Youtube.
Anécdotas, tengo varias... Recuerdo una vez en una actuación de Sybiliam en la que tenía que ponerme sobre el escenario un atuendo blanco que estaba depositado en el suelo, indispensable para la performance de una canción llamada “Demeter's lullaby”. Era una sala de conciertos en la que no había cajas, no tenía escapatoria... Lo que debía hacerse en unos breves segundos, de forma sencilla y elegante, me llevó un par de minutos porque no había colocado correctamente la tela sobre el suelo. Finalmente lo conseguí, no sin evidenciar la torpeza ante el público que, comprensivo y socarrón a partes iguales, aplaudió mi accidentada hazaña.
Como dramaturga, escribiste "Coleccionistas", con Ricard Reguant, cuyo estreno tuvo lugar en Palma en Febrero de 2020. También eres la autora de la comedia negra "Reservoir Cats", junto a Ricard Reguant, estrenada en Bucarest en marzo del 2017, en Madrid en 2019 y en Barcelona en 2020. Creaste el espectáculo "Los sueños de Ariadna" para el grupo de música Sybiliam, representado en varias salas de Madrid y en el teatro Federico García Lorca. En este espectáculo tuviste la oportunidad de tratar la mitología grecorromana, que ha sido siempre una gran influencia para ti, con una perspectiva moderna. El escenario, el contacto directo con el público, ha sido y sigue siendo un gran maestro, aparte de una de las experiencias más gratificantes que has tenido, me comentabas en la entrevista. ¿Por qué el actor es un ser que merece ser observado?, ¿qué es lo que hace que un actor sea un “ser especial”, diferente?, ¿por lo que dice o por lo que hace?, o ¿es por su cuerpo?
-No sé si el actor merece ser observado o no. El concepto de merecer es complejo. Sé que el contacto con el público es una experiencia única, un calor colectivo embriagador. o una frialdad demoledora. Un acto de partir el pan, de contar la historia del principio de los tiempos alrededor de la hoguera, un ritual dionisíaco de romperse y recomponerse a través del entretenimiento compartido; algo trivial, algo profundo, algo innecesario pero esencial, fútil pero purificador, un mostrarse al público como un espejo, un librarse de la maldición de la mirada de Medusa, un soliloquio de Shakespeare.
Sobre el escenario, al contrario que en algunos momentos en la vida, la única alternativa posible es la valentía y por eso me gusta y lo considero un gran maestro. También se aprende mucho del trabajo en equipo, para bien y para mal. Es un microcosmos en el que la utilidad de los conceptos como cooperación, compañerismo y jerarquía se hace cristalina. El mundo entero está sintetizado ahí y me siento muy afortunada de haber pisado las tablas junto a personas maravillosas.
Respecto a lo que
hace que un actor sea especial o diferente, tampoco sabría decirlo, Jaja,
demasiadas preguntas que no sé contestar o que otros con más experiencia y autoridad
contestarían mucho mejor que yo. Desde mi punto de vista un buen actor es un
compuesto de talento, amor por el trabajo, humildad, esfuerzo, suerte y más
trabajo. Es un conjunto armónico de lo que dice y lo que hace cuando existe una
comprensión verdadera del texto (diría incluso que más intuitiva que
intelectual), más allá de accesorios, amuletos y procesos de deconstrucción
internos. En ese sentido soy muy de la escuela de Mamet, si tuviera que
decantarme por alguna...Ahora también hay que saber venderse en redes sociales.
De nuevo, un escaparate que ha multiplicado las opciones pero que hay que
aprender a utilizar para que no se convierta en el retrato de Dorian Gray.
La búsqueda de la
identidad y la libertad, el amor, la locura, la culpabilidad y la conquista de
lo extraño se encuentran entre tus temas recurrentes. Haciendo énfasis en el
drama psicológico, dejando un espacio para la comedia y apostando siempre por
un estilo directo en el que lo crudo, lo erótico y las referencias a mitologías
y leyendas tienen cabida. Eres una artista muy versátil. ¿Te impones una
rutina?, ¿cómo compatibilizas la vida familiar, social con el tiempo que
dedicas al amor que siente por el arte?
-Todos los días dedico tiempo a mis
proyectos de una u otra manera: escribiendo, documentándome, descubriendo. Es
una rutina que me he impuesto de manera inconsciente a lo largo de los años o, más
bien, algo que he hecho de manera natural, especialmente desde que a los veinte
años saliera del armario creativo y reuniera el valor para emprender sin
complejos la senda artística: dejarme fluir con el impulso creativo, e
influirme por las cosas bellas. Por cosas bellas entiendo todo aquello, feo,
bello, sórdido, mítico, mundano, que se exprese con honestidad e intensidad en
un movimiento dramático trágico, cómico, o tragicómico.
Recuerdo que una
vez, hace algunos años, alguien no grato me dijo que le ponía nervioso que
hiciera tantas cosas, que la creatividad en mí era una especie de neurosis
enfermiza. No recuerdo muy bien qué contesté. Lo que puedo decir ahora es que
pienso que el arte es necesario para la supervivencia emocional del ser humano,
ya sea creándolo o consumiéndolo. Es algo que cada día tengo más claro. Eso y
que todo lo que hago lo hago porque me gusta. Yéndome al otro extremo, he
conocido también a gente que se autodenomina sin sonrojarse “hija del arte”. En
general me repelen bastante los “divinos” artistas con delirios mesiánicos. Los
que se ponen un pin de superioridad intelectual y tratan a la audiencia como simples
plebeyos a fin de sentirse validados. Es el nuevo despotismo ilustrado de andar
por casa: “Todo por el espectador, lector, pero sin el espectador, lector”.
Quién sabe, puede que el tío de “la neurosis enfermiza” pensara algo así de mí.
En cuanto a la
compatibilización con la vida familiar, tengo la suerte de que en mi ámbito
personal puedo intercambiar ideas y compartir con mis allegados lo que hago. En
el pasado he tenido parejas que no han entendido mi vocación artística. Estas
relaciones estaban abocadas a la ruptura. Por fortuna, ahora no es el caso. Mi
pareja se dedica profesionalmente a dibujar y siento con él una sinergia muy
bonita. En general estoy rodeada de personas a las que admiro y de las que
puedo aprender, ya sean artistas o no. Por otro lado, he pasado momentos duros
a nivel personal, claro con la treintena creo que pocas personas quedan libres
de alguna pérdida importante, algún desengaño, alguna decepción, o de la toma
de consciencia de lo que se podría haber hecho de otra manera; en este sentido
la expresión artística siempre ha sido mi tabla de salvación.
Escribiste los guiones de
los cortometrajes "Dentro",
dirigido por Facundo Tosso, estrenado en la Academia de Cine, y "Dame un Verso". Además
realizaste el guión del cómic "Virgo",
con Eduardo G como dibujante y Nines Amaro como entintadora.¿Cómo ves el actual
estado de nuestro cine? ¿Cómo disfruta más Carolina Corvillo, como escritora,
actriz, cantante o guionista? Por supuesto, son facetas distintas.
-Creo que ahora el cine está viviendo
un momento en el que se abren muchas posibilidades. Vivimos en un mundo cada
vez más interconectado, lo cual tiene su lado oscuro, pero creo que tampoco se
debe perder de vista la parte más luminosa. Gracias a las plataformas digitales
se están sentando unas bases que posibilitarán en un futuro (espero que no muy
lejano) que la idea de cine español deje de ser asociada con el arte de
conseguir la subvención y se genere una industria mucho más fuerte, sólida y
diversa. Talento no falta en este país. Por otro lado, la competencia se ha
intensificado y democratizado en cierto sentido. Todo el mundo tiene una idea
“absolutamente genial” para una serie que será la próxima “Casa de Papel”. Hace
veinte años esto no sucedía y eso significa que se está generando un tejido de
competencia creativa, de constante estímulo; hay movimiento donde antes no lo
había. Lo que quiere decir que de trescientas malas copias de “La Casa de
Papel” que acaban en el cajón del olvido, del rechazo o de “al menos lo intenté”,
surgirá una serie o película que dará en el clavo. Por supuesto, ni todas las
buenas ideas se producirán ni todas las malas quedarán relegadas a la no
existencia. Pero lo que no puede negarse es que las oportunidades se han
multiplicado y eso, se mire por donde se mire, es bueno.
En cuanto a lo que
disfruto más de entre todas mis facetas... No sabría qué decir. Me aproximo a
cada una de una manera diferente, pero todas me reportan una satisfacción que
tiene un origen común: disfruto cuando siento que estoy contando una historia
que me importa. Le dedico mucho más tiempo a la escritura.
En el ámbito de la música
y la interpretación, eres letrista, compositora de líneas de voz y cantante de
Blacksleeves y Sybiliam. También has participado como una de las voces
femeninas en el segundo disco de Duendelirium ¿Podrías describirnos qué géneros
musicales te representan mejor?, ¿y por qué?
-En
cuestiones musicales soy muy versátil, flexible y abierta siempre a nuevas
influencias. Sybiliam es un proyecto de electrónica con un toque oscuro, líneas
de voz melódicas y guitarras eléctricas. Blacksleeves es distinto, un sonido de
rock alternativo, también con cierto tinte oscuro y algún eco de los noventa.
En Duendelirium, un grupo en el que estuve menos implicada debido a que no
participé en la creación de las canciones, era segunda voz. Este grupo es folk
metal, o fairy metal, o viking metal, una mezcla mágica de géneros muy
distintos. Ahora tengo un proyecto musical con un compositor italiano, y
estamos aún definiendo los derroteros que vamos a seguir, pero parece que la
cosa se decanta por un tipo de canciones melódicas, más pop, con influencias
sutiles del flamenco. No podría decir cuál de todos me representa mejor, siempre
que encuentre satisfacción en el proceso creativo de la historia que estoy
contando.
¿Cuáles son tus
influencias musicales?
-Diría
que mis influencias musicales directas a la hora de componer, salvando las
distancias, son Devotchka, Lana del Rey, Editors, Muse, Yael Naim, Gorillaz,
Amanda Palmer, The Cranberries, Amy Lee... hasta cabría mencionar a Shakira o
La Oreja de Van Gogh, cuyas canciones canté hasta la saciedad durante mi
adolescencia. A la hora de interpretar la canción mi referencia absoluta e
indiscutible es Ana Belén. También me maravilla la cantautora Mon Laferte.
Últimamente estoy fascinada por la fuerza de nuestras divas de la canción
española. Adoro a Concha Piquer y Rocío Jurado me parece única.
Resultaste ganadora del
premio de narrativa de Ediciones Oblicuas 2019 con la novela "La Secta del Cuerpo", de
próxima publicación. Además fuiste la Coordinadora de la antología "Delirios de Cuarentena" y
coautora en las antologías "La
memoria del Jardín", "Latidos
del Mar” y “Un mar de letras". ¿Cómo te transformó la maravillosa
sensación de realizar tantos proyectos y cumplir tus sueños en aquellos
momentos de cuarentena?
Ver proyectos que
se cumplen gracias al esfuerzo y la constancia es una satisfacción enorme para
mí, así como observar cómo otros van cobrando forma en el horizonte.
Encuentra a Carolina en su blog: http://www.carolinacorvillo.com/
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