Por Marcela Magdaleno Deschamps
Las letras de Arminé irrumpen en la noche
oscura: “Mi desierto ha caído en un pozo de sombras”… Y en otro muro: “Para una lluvia de balas, un
arcoíris de paz”.
Su lírica se ubica en un contexto donde la violencia es un modo de vida y
la nota roja se une al lenguaje poético Ella toma frases de la calle, de lo
cotidiano, de los chavos, del pisto, las tachas, el tatuaje… Mescolanza
cultural de la Ciudad Frontera que bien usada enriquece el idioma con sus
términos nuevos; la voz de una realidad fracturada.
Arminé Arjona creció siendo amiga de los
libros, en su habitación levitaban letras, contadas, leídas, escritas; los
personajes atravesaban sus muros. Fue una niña creativa y demasiado inquieta:
— ¡Arminé ya estate quieta mejor vete a
escribir cuentos y léeselos a tus primos!
—Gritaba su madre.
Ella deseaba ser todo: arqueóloga, bailarina, pintora, actriz, doctora. Hoy se dedica a las letras, dibuja aforismos
y da terapias de acupuntura. Su poesía está llena de días, de instantes, de
acústicos y es cáustica; es inmediata, sincera, íntima y particular. Su voz son
voces, de tantas voces que no pudieron o no pueden hablar. Es emisaria de la
libertad de expresión. Escribe como atando gavillas en el campo de batalla,
conservando la inocencia conceptual: el ritmo de la Rueda de San Miguel, los trabalenguas, los dichos populares, las
rimas clásicas, la reta, las parodias, las vaciladas, rimas, los juegos de
palabras.
En los noventa, Armine se fue a estudiar
acupuntura a la ciudad de México asistió al taller literario de Ehtel Krause,
quien le dejó huella. A su regreso a Juárez encontró su ciudad tomada, manchada
de sangre, de un dolor que se teñía de eterno…. y solidarizándose con la Acción
Poética de Armando Alanís Pulido, irrumpió el silencio con un ejército de
mujeres marcando territorios y surgió la poeta urbana con su abanico de murales
adornados de letras-aerosol y una postura social:
“Mi ciudad es la campeona en lanzamiento de
bala”…
Le dijeron al niño músico: —a ver, mijo, un
solito…
Las letras de Arminé explican este dolor en los
muros:
No te hagas del drogar…
La vida acaba de balazo…
¡¡Acción Poética Juarezmex!!
Y mientras Caminamos desafiando la ley por el toque de queda.
La poeta busca otra pared blanca y explica la anatomía de su poema: —Cuando
comenzó la mentada guerrita la gente salía, a las calles, con bebés en brazos a
recoger casquillos y a tomar fotos de los muertos con su celular.
¿Cómo conciliar la paz en la guerra? ¿Cómo hacer catarsis frente a la
tortura?... quizá observando, escuchando, con el cuerpo congelado.
Se abre la cortina de terciopelo roto en un teatro destartalado e irrumpe
la voz de Arminé: “La alfombra roja se
extiende por mi cuidad, hoy quiero acariciarte con mis palabras”:
Camino por la ciudad pisando/ pisando
muertos. Y cantan las metralletas/ Aquí voy, pisando, pisando muertos/ en
patios en la banquetas/ en autos y camionetas/ Camino con grave hastío/ Pisando
pisando muertos. José, Juan, el Pablo y Roberto/ El muelas y Jilguerito/ Voy
derecho y no me quito/ Pisando, pisando muertos. / Apenas ha amanecido/ y ya hay un hombre tripeado/ tan joven y
torturado/ Con sendo tiro de gracia/ Con cien casquillos tirados/ Palpo un
claro de satino/ me hace sentir devastado/ será porque estos caminos/
rebosantes y ultimados,/ iluminados por los focos rojos y ensombrecidos por las
muertes… lucen mustios, lucen llanos/ que
sumen sangre y estragos/ luce pardo el desierto,/ pisando pisando muertos./ Préstame
tu celular que voy a fotografiar/ un titipuchal de muertos/ y a saltar por las
baquetas / y asaltar por las banquetas/ pisando, pisando, / pisando muertos/ Me
encantan / las metralletas / me cantan/ las metralletas / trac trac…
El camino prosigue y
frente a nuestros ojos se abre la ciudad negra. Elevamos los ojos y saludamos a
un Lincoln de metal, vigilado por la montaña Franklin, final de las Montañas
Rocallosas, hasta hacer contacto visual con el Río Bravo donde antes las
mujeres iban a lavar sus mantas, pero ahora es una grieta sin agua donde desaguan los desechos de las
maquiladoras.
— ¿Quién mata, Arminé?
—La disputa por la plaza empezó en 2008. El
cartel de Juárez es el más codiciado porque tiene la mayor cantidad de
fronteras. Cuando inició esta guerrita nadie decía nada, todos estaban a toda
madre hasta que comenzó a tocarnos de cerca y nos llevó entre las patas. Todo
mundo hemos tenido perdida de amigos y familiares. Responde
la cronista poética:
Zona Residencial/ cochera
electrónica/
4 recámaras 3 baños/ jacuzzi alfombrada/ amplio patio/ donde
fácilmente caben/
l5 a l8 muertos…
-Nosotros no sabíamos lo que era el secuestro
ni el pago de cuotas hasta que se vino la guerra y así fue como comenzó a
transformarse esta ciudad.
Y mientras narra sobre los fragmentos de ese desorden
psicológico, nos detenemos en una esquina.
-Aquí fue donde estalló el coche bomba. Lo
que me dijo el chavo de aquí de la farmacia es que fueron dos mujeres las que
trajeron el carro. Y justo ahí Arminé escribió en un muro blanco frente a un
banco:
Letra con sangre entra a la narcofosa…
De la poesía de Arminé
podemos hacer una escuela porque sus letras han innovado, sus oficio la ha
llevado a descubrir su propia voz, una voz limpia, constante, voz crítica y
filosófica sintetizada, y la escritora tiene obra que justifica mis argumentos.
Y dentro de la escuela tendrían que estudiarse los siguientes puntos: pronunciarse
frente a las injusticias, ser solidario, escuchar tu grito interno, no dejarse
hipnotizar por el sistema, leer mucho, jugar con las letras (la poesía es una
zona lúdica), salirse de los moldes y romper paradigmas.
Caminante no hay canino, se hace colmillo al llegar…
La poesía a veces es corrosiva y otras, sol de
primavera, también irrumpe y es capaz de transformar
realidades. Hoy veo una mano dibujando el futuro con el poder de la palabra.
Ahora la mirada purifica los paisajes y entona la sinfonía de las cantadoras:
¡No más canto a las muertas!, ¡no más cantos fúnebres!, ¡no más incidir en el
dolor! ¡Levantemos la frecuencia energética del alma, que hoy nuestra intensión
libera palomas y a través de la poesía abre caminos de luz!…
Arminé Arjona, 1958, Ciudad Juárez; es poeta y cuentista. Practica la medicina acupunturista; ha publicado en El Cuento, El Semanario, Azar, Cuadernos del Norte, Puente libre, Capirotada, Tierra Baldía, The Journal of Mujeres Activas en letras y Cambios Sociales, Rutas Ahora, 1,2,3. Libro de poemas “Juárez tan lleno de sol y desolado”, a través de Chihuahua Arde Editoras; “Delicuentos, historias del narcotráfico” (2004).
Beca David Alfaro Siqueiros
(2006), por un proyecto de cuentos “Latrocínicos, cuéntame una de rateros”, en
categoría de creadores con trayectoria. Tiene varios libros inéditos.
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