miércoles, 8 de julio de 2020

Sin tregua


Por: Blanca Palacios Barreda

El día 1° de este mes de julio, del 2020, el presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), obligado por las circunstancias que prevalecen, debido a la pandemia, que parece no tener fin, dirigió en solitario un mensaje a la nacional al cumplir dos años de su toma de posición de este gobierno; pocos fueron los medios informativos que dieron cobertura a este evento y quienes lo hicieron, calificaron esta presentación del presidente como una de sus conferencias mañaneras informativas más.

No es de dudarse que, de no estar en obligatorio confinamiento en nuestros hogares, habrían sido muchos los ciudadanos que hubieran asistido a patentizarle su apoyo y solidaridad; si se duda que, los adversarios organizados en un frente contra AMLO y quienes han salido en dos ocasiones en  sus vehículos, la gran mayoría de último modelo a manifestar su inconformidad contra el presidente, no acudirían por temor a que algún impertinente les dañara su carro, porque la situación en México da cada vez más muestras de la incontenible violencia que prevalece.

 Basta encender la televisión, la radio, abrir un periódico o meterse a las redes para conocer el grado de irritación que demuestra los “profesionales” de la información; cuesta reconocer que muchos periodistas, conductores de programas, desconocen o han olvidado las bases fundamentales en que se debe sostenerse el periodismo: ética, objetividad, profesionalismo y honestidad, contemplando en todo momento el: qué, dónde, cómo y por qué.

Es notorio que al dar alguna información, sobre el gobierno actual, pareciera seguir un guión que les ponen en sus manos, sin que exista un análisis congruente de lo que hoy por hoy estamos viviendo los mexicanos e induciendo a la ciudadanía a la división y al enfrentamiento.

Lo que se está viviendo es violencia a lo largo y ancho de nuestro país, los ataques que se vienen perpetrando entre cárteles delincuenciales que son verdaderas masacres las que cometen, mayormente entre jóvenes que cooptados mediante dinero y droga, los entrenan no solo a portar un arma y disparar; la brutalidad que los obligan a cometer como prueba de su “valor” y “fidelidad” a su grupo, va mucho más allá de lo imaginable, de no hacerlo son asesinados y suben los videos, para demostrar el castigo a quienes no se someten.

Son muchas décadas en que la sociedad ha padecido la perdida no solo de la seguridad y la paz, sino la de miles de personas, que habiendo caído en ese abismo de las adicciones que parece no tener fondo y hasta ahí llegan las venganzas, a lugares en que familiares desesperados internan a sus hijos en aras de rescatarlos de esos tentáculos de la droga que los hace perder hasta la razón, cuando no la vida.

Cuantas vidas se han perdido a medida que ha avanzado ese comercio de las drogas que genera fortunas incalculables a la vista de todo tipo de autoridades, corporaciones policíacas y el ejército militar mismo, que se han convertido en sus verdaderos cómplices, al ser igualmente beneficiados; hemos venido perdiendo la cuenta de las masacres que llevan a cabo por “defender su territorio”.

Familias enteras en esa ambición de ser poseedores de grandes fortunas han visto  al país como  si fuera de su propiedad  y si, antes se lo repartían mediante convenios y negociaciones a la vista de todos, hoy es a fuego y muerte, con una gran carga de cobardía, pues llegar a asesinar  sin que pueda haber defensa alguna, en un poblado, en una casa, en un centro de rehabilitación,  en un restaurant, en cualquier lugar para provocar terror, es algo que rebasa los límites de toda tolerancia y  nos habla de la perdida de cualquier valor y principios morales que el ser humano debe tener, sumiendo a esta sociedad en la que vivimos en una gran descomposición.

Ante esta situación incontrolable de violencia, periodistas, analistas políticos, empresarios y políticos de oficio, indignados ante la pérdida de sus enormes beneficios económicos con los que se vieron privilegiados durante décadas, no dan tregua y antes que asumir su responsabilidad en esta violenta situación que nos fustiga y unir fuerzas para combatirla, el derrocamiento del presidente es su prioridad.

Hoy, los miles de familias con hijos desaparecidos, asesinados, la gran ciudadanía en su conjunto, tiene claro que se requiere de algo más que buenas intenciones para poder vivir en un verdadero estado de derecho, de respeto y paz; de lo contrario, seguiremos siendo testigos de los errores que algunas madres cometen, al negociar, mediante millonarios sobornos, la libertad de sus hijos detenidos, tras haber cometido multiplicidad de delitos.

Si todo esto, no nos dice que andamos nadando en corrupción, no sabemos los mexicanos que más habremos de llegar a ver.

     
    

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