miércoles, 22 de julio de 2020

“¡Miedos, Fracasos y Otras Motivaciones!”


Por Alejandro Ruíz Robles

La Historia entre mis manos.
Siempre es un aliciente saber qué si no tenemos consciencia cierta de lo que
queremos, cuando menos estamos seguros de qué es lo que no queremos. 
A veces tratamos de inventar nuestro futuro; no obstante, estamos convencidos de
qué lo que hagamos por y para nosotros, requerirá un esfuerzo especial cuyo
precio no todos estamos dispuestos a pagar.
Basta recordar que en la escuela era quizás cumplir con una tarea o alcanzar una
calificación, más tarde era realizar una presentación acorde a las expectativas de
los superiores y quizás, la más difícil era lograr ese “algo” extraordinario para
lograr el resultado deseado que no siempre estaba en nuestras manos.
Es decir, salvo contadas ocasiones, nosotros teníamos a cargo el control de la
situación y perseguíamos las cosas para que se nos dieran a nuestro favor;
los imponderables eran reducidos al máximo para que no se presentaran.

La Batalla del Emprendedor.
Cuando empezamos a trabajar para nosotros buscamos que se sigan dando en lo
posible variantes que podamos controlar; de tal manera que es poca la exposición
al peligro que enfrentemos.
Si bien buscamos planear todos los escenarios, éstos usualmente no vienen solos;
de hecho, en la mayoría de los casos se presentan con acciones que ni siquiera
imaginamos.
Es en estos momentos que surgen inquietudes que nos sacan del estado de
seguridad o conformidad con el que iniciamos y es cuando realmente
reflexionamos sobre si estábamos realmente preparados para nuestro
emprendimiento. Dudar sobre lo que hacemos o lo que somos no es malo, lo
catastrófico es quedarnos en ese estado de duda.
… ¿Quién dijo miedo?
… Y de repente, todo cambia. La seguridad con la que empezamos apenas se
vislumbra en lo que ahora somos. Hay una sensación distinta que nos invade; es
probable que siempre haya existido y nunca nos hayamos percatado o bien, recién
la hayamos descubierto, pero es útil nombrarla: Miedo.
Y el Miedo es algo que llega para quedarse; no nos hace más fuertes, pero si
nos hace por mucho más humanos. El Miedo entra por la puerta y tal pareciera
que la suma de todas nuestras seguridades escapa por la ventana.
De repente recordamos todas las frases motivacionales que leímos en libros y
revistas o bien, nos llenaron de ilusión en las películas: “El cobarde vive hasta que
el valiente quiere” o “Sólo el cobarde muere dos veces”; pero lo cierto es que ya
está presente en nuestro emprendimiento.
La Suma de todos los Miedos.
Las preguntas de “… ¿Y por qué yo? o ¿Por qué a mí? …”, se vuelven tan
frecuentes como inútiles. Las situaciones extraordinarias que no contemplamos o
simplemente se presentaron ya hicieron acto de presencia; depende de nosotros
como afrontarlas.
Tal pareciera que de repente nos invaden mil inseguridades y dan como resultado
la suma de todos los miedos que hayamos imaginado. La expresión: “… y si”, se
vuelve un ejercicio de destreza para nuestras mentes atribuladas.
El mejor análisis que podamos hacer de las situaciones, la determinación de los
alcances de cada problema y la toma de decisiones encaminadas a lograr el mejor
resultado para el emprendimiento sin duda serán las acciones más adecuadas que
podremos hacer frente al problema y al intentarlas, nos daremos cuenta de que el
Miedo sigue ahí, sólo que ya hemos aprendido a llevarlo con nosotros.
¿Fácil o … dificilísimo?
La verdad es que a cada uno de nosotros nos resultará muy difícil expresar que
tan complicado es calificar el miedo en nuestras vidas; de hecho, muchos de
nosotros no hemos podido hacerlo en todas las ocasiones que en nuestra vida se
ha presentado. De ahí que haya resultados tan poco satisfactorios al buscar
respuestas positivas para esta pregunta.
No obstante, por cada vez que logramos enfrentar el miedo, superarlo o llevarlo en
nuestro viaje es cuando encontramos un resultado positivo para nuestro
emprendimiento que curiosamente, no necesariamente implica su continuidad.
Con el tiempo podemos aprender a sentir satisfacción de enfrentarnos al Miedo y
saber que somos más fuertes de lo que pensamos, por nuestros méritos o por el
hecho de haber logrado conjuntar un adecuado equipo de trabajo. Es decir,
podemos o no lograr los resultados, pero sí tenemos la convicción de volver a
intentarlo.
Las estadísticas son claras al mostrar la gran mortandad de emprendimientos
económicos que hay en Latinoamérica; nadie sabe a ciencia cierta si es por falta
de habilidades personales, apoyos de terceros o políticas de Estado. Lo cierto es
que la falla en los emprendedores a menudo se convierte en frustraciones y
temores insuperables entre los que intentaron emprender sin éxito; siendo la
excepción aquellos que se encuentran convencidos de volver a intentarlo
buscando otras fórmulas. No es repetir el error al emprender, es analizar y
probar cómo no repetir el resultado.
La satisfacción del sueño logrado.
Es curioso, pero no sabemos la razón por la cual en nuestros países se pondera
más al fracaso que al éxito. Tal pareciera que aplaudimos más como sociedad el
hecho de que fallen los emprendedores que a los que logran lo que se proponen.
Quizás la carencia de éxitos de algunos disfraces más el nivel de conformismo,
formación o educación que tenemos.
Sin embargo, cada vez que alguien logra lo que se propone o bien, se levanta
para intentar de una manera distinta obtener un resultado favorable, genera una
sensación de energía que puede encender a una comunidad y ahí puede radicar
el éxito de la misma.
Por cada vez que alguien logra un resultado favorable, la gente emprendedora
encuentra alivio. Nos da un sueño a realizar y sobre todo, nos hace ver que es
posible alcanzar lo que deseamos. Siempre he pensado que los emprendedores al
despertar nos repetimos esta idea: “Nos motiva pensar que son tantos los
fracasos, que hemos tenido, que sólo nos queda triunfar”.
Motivarme a través de mis Miedos y Fracasos.
Suponer que la mente del emprendedor es superior al resto de las personas es
faltar al respeto a la humanidad y como consecuencia, partir de un error. Todos
tenemos habilidades similares, mismas que serán utilizadas de conformidad con
los objetivos, esfuerzo y compromiso de cada uno.
No obstante, una vez que una persona se decide a llevar a cabo un emprendimiento
propio; despertará cualidades distintas al resto y las irá perfilando para sus propósitos. 
De no tomar las acciones adecuadas frente a las circunstancias que se presenten, 
podrá afrontar temores y como consecuencia de ellos, traerle resultados distintos 
a los deseados que sean tan negativos para sus planes, que puedan hacer que desista 
de intentarlos o bien, lo lleve a una reflexión y a un nuevo actuar.

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