miércoles, 3 de junio de 2020

Aprendizaje durante el confinamiento


Por: Rocío Manzano Hernández, psicóloga

El ser humano está hecho de hábitos, de costumbres, por lo que busca permanecer estable, en equilibrio sin alterar significativamente su cotidianidad. Equilibrio, estabilidad y cotidianidad que le proporcionen seguridad. En este sentido, la actual contingencia ha venido a mover el tapete a la mayoría de las personas pues ha modificado sus rutinas de alguna u otra forma.
La permanencia de varias personas, debido a la problemática de salud, por largo tiempo en un espacio limitado (por más amplio que parezca) ha puesto en evidencia las debilidades de carácter, facilitando la expresión emociones contenidas y en algunos caso se ha sido el escenario  adecuado para dejar actuar la parte más oscura de la personalidad.
Aunque se pertenece a una familia, que conoce  profundamente entre sí, con la que se convive todos los días del año, entre cuyos miembros se da por hecho que se conocen al derecho y al revés, las cosas cambiaron, en algunas familias, cuando se pasó a permanecer entre las cuatro paredes del hogar.
El confinamiento actual ha orillado a las familias a convivir las veinticuatro horas del día los siete días de la semana. Es decir, en el vivir cotidiano “normal” las horas del día se reparten en dormir, la escuela, el trabajo, hobby, jugar, charlar con los amigos, artes, deportes, etc., pero el confinamiento ha implicado en muchos permanecer dentro de casa todo el día. Aunado a la permanente convivencia se debe agregar a esta situación la preocupación por el riesgo de contagio, la inactividad, el cambio de hábitos, el desvanecimiento de planes de negocios o vacacionales… y en muchos casos, lamentablemente, la pérdida de empleo, en realidad para muchas familias no ha sido nada fácil.
Pero el ser humano, tiene la capacidad de adaptarse y reinventarse en toda situación. Mejor aún tiene la necesidad de procurarse el bienestar. La búsqueda de bienestar, entre otras cosas, implica la creatividad para sobrellevar y salir de cualquier problema. Ejemplos de ello lo demuestran los múltiples ejercicios creativos en todas las redes sociales, el empleo de tiempo para ordenar la casa, para limpiar, desechar y reparar aquello que se había dejado “para cuando tenga tiempo libre”, etc.
Una alternativa más profunda es aprovechar el tiempo para la reflexión, mirar hacia uno mismo. Entonces, vale preguntarse  cómo  me siento con esta situación: débil, ansioso, triste, enojado, esperanzado, etc. También es valido y necesario plantearse el futuro, cómo voy a salir adelante, hacia dónde debo encausar mi energía, como puedo aprovechar estas circunstancias para mi trabajo, negocio, familia, estudios, etc.
Veámoslo desde otro punto de vista, ¿se puede aprender de esté confinamiento algo que me ayude a ser mejor ser humano, mejor padre, mejor hijo, mejor ciudadano? Sí.
Sí, si se logra percibir con todos los sentidos lo que de este tipo de situaciones se aprende. “La búsqueda del significado es la clave para la salud mental y el florecimiento humano” dijo Viktor E. Frankl, y en ese mismo sentido humano, pudiera ser, que esta contingencia sanitaria empuje a los hombres a elevar su nivel de tolerancia, comprensión, paciencia, respeto, condescendencia, gratitud, a cambiar de giro, a crear nuevos negocios, a caminar por otros senderos, etc.
¿Y a ti que te enseña este confinamiento?
¿En qué aspecto te pide crecer?
¿Qué aspecto humano te está ayudando a desarrollar?


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