(LOS YO’S DE USIGLI)
Por: José Ruíz MercadoNo ha sido una, ni dos, las ocasiones en donde la interrogante mayor no halla sido por qué reconocer a un autor de fuera antes que a uno de casa ¿Acaso por ausencia? ¿Por la intensión de vestir el traje del emperador? O como decía un funcionario de la cultura: Porque cuando deje el puesto tendré amigos en el extranjero.
Cualquiera sea la causa me llama la atención
los grandes homenajes, los festivales, el muestreo de las claves, la
exhibición. Pero pocas, muy pocas, los estudios, los análisis, la diversidad
teórica de las lecturas.
La tradición del estudio no es una costumbre
en el medio. Se habla de la creatividad como un don y no como una disciplina.
Muchas discusiones se salvarían, los reconocimientos al trabajo tendrían un
peso real.
Preguntas. Disertaciones paralelas. El
reconocer al de fuera aunado a la ausencia de estudio. Dicen, los que saben,
que toda obra es producto de una lectura de lo cotidiano, de ahí que toda obra
contiene un cúmulo de conocimiento.
Anota Fernando Carlos Vevia Romero un hecho
alrededor de la obra de Rodolfo Usigli al referirse a sus obras, las editadas
por el Fondo de Cultura Económica, hace ya seis décadas.
“No han sido enfocadas ni juzgadas con
exactitud por la crítica profesional, por la gente del arma del teatro ni por
los investigadores universitarios” Fue la queja en su momento de Usigli. Para
enseguida afirmar: “Desde la universidad queremos enfocar y juzgar con la mayor
exactitud” Vevia así iniciaba los estudios usiglianos, no desde la UNAM, sino
desde la UdG.
La historia nos deja una herencia en la
estructura. Las categorías, es decir, lo categórico es una manera de
defendernos, esconder nuestros dioses para que el otro no se entere lleva en la práctica a olvidar exactamente en
dónde quedó lo simbólico para enseguida dar entrada a lo simbiótico.
Cortés con su ejército no conquistó
Tenochtitlán. Fueron los Tlaxcaltecas. En este resentimiento los grupos étnicos
dejaron de gobernar, dejaron de crear nuevos modelos para seguir con una visión
cultural Eva- Malinche- María. Entonces Martín Cortés cuestiona la visión
Hernán- Malinche y se estructura la Colonia. Pero aún faltaba algo: lo puro. La
legitimidad.
La historia nos deja herencia. La nuestra es
un miedo a pensar, a razonar. Seguimos en la mira del arte como pasatiempo
caro, reflejo de clase, de las tertulias. Con esto, la obra y su hacedor debe ser de buena familia.
Rodolfo Usigli lo sabía. De ahí su propuesta
de estudiar a Juan Ruiz de Alarcón, a Garcilaso de la Vega y comprender el
manejo del leguaje de Sor Juana Inés de la Cruz. Revisar, ir a las raíces y
eso lo comprendió Vevia, lo percibió hasta el grado de buscar al teórico, el
sociólogo de la cultura, el historiador agudo. Insistió en la necesidad de la
sociología cultural, del lingüista apasionado.
Fernando Carlos Vevia Romero fue un
investigador apasionado de la cultura. Su pasión la trasmitió a quienes fueron
sus alumnos. Nació un 29 de mayo de 1936 y murió el 27 de abril de 2019.
Estudió a fondo los secretos del habla, de sus hablantes, por lo cual lo llevó
a recrear, jugar con el lenguaje. Irónico. Penetrante en sus propuestas.
Dos personajes de la vida cultural del
México contemporáneo. Dos personajes cuyo factor decisivo fue la lectura. Vevia
recuerda cuando a Usigli se le preguntó (una de esas consabidas acerca de las
recomendaciones a quien inicia) Soy, dijo, un apasionado de la lectura. Lector
infatigable de todo cuanto pueda leer.
Vevia hace énfasis en la lectura, cita a
Nietzsche: “¡Enseñadme a leer bien! … es decir; lentamente, profundamente, con
atención y cautela; con las puertas abiertas de par en par; con ojos y dedos
delicados y tiernos”
Problema en el proceso de la crítica.
Problema en esa falta de acercamiento a lo teórico. Miedo a pensar porque en el
pensamiento se encuentra otro mundo, universo probable de posibilidades en
donde el estado de confort puede verse cuestionado si algo no cuadra con lo
creído como verdad absoluta. Por eso quien piensa es peligroso. Quien razona
aún más. Los pares.
A
Rodolfo Usigli se le conoce, o digo, se le acerca a su obra, por El
Gesticulador, la obra perseguida por el Estado Mexicano, por muchos años. La
obra cuya verdad estaba ahí por sus múltiples lecturas. Todo mundo miente, por
eso gesticula. La verdad en la historia de México es la mentira. Nos dice.
César Rubio, el personaje de El Gesticulador
entra a la vida política a través del fraude. Todo para estar en un estatus
emocional, el cual no corresponde. Un estatus familiar, económico, pero, sobre
todo, una apariencia de la cual, ni el mismo César Rubio se la cree.
Hay que leer. Sí, lo dicen ambos. Lo afirma
Vevia cuando toma la cita de Usigli para justificar el análisis de la obra de
un autor, a quien propone como ejemplo para estudiar a la sociedad mexicana.
Más aún, para acercarnos a entender porque Rodolfo Usigli es el padre del
teatro mexicano.
Hay que leer. Sí. Para entender los quien es
quien de nuestra cultura y a partir de ahí saber quienes somos en el concierto
universal. Entender a los nuestros cuando entendemos a los otros en el aquí y
ahora. Leer la obra completa para seguir las líneas, los acervos, las
necesidades sociales.
Hay que leer para entender quien soy a
partir de entrar a los universos de la lectura de lo cotidiano. Retomo a
Todorov cuando dice: “Quiero hablar del
descubrimiento que el yo hace del otro. El tema es inmenso. Apenas lo
formula uno en su generalidad, ve que se subdivide en categorías y en
direcciones múltiples, infinitas. Uno puede descubrir a los otros en uno mismo,
darse cuenta de que no somos una sustancia homogénea, y radicalmente extraña a
todo lo que no es uno mismo: yo es otro”
Hay que leer para entender ese miedo al
conocimiento. Esa necesidad de afirmación y aplauso tan socorrido de quien,
antes de leer se siente creativo. Entonces entenderemos a los cientos de
analfabetas funcionales que vuelan en los alrededores; entonces buscaremos otra
manera de analizar y reírnos, jugar acaso, en y con nuestra historia.
Y sí, la tradición del conocimiento no es
una tradición en nuestro medio.
Muy bien por José Ruiz Mercado, porque nos acerca a Usigli a través de Vevia y nos invita a pensar que somos el otro en otros.
ResponderEliminarHay que leer: para entender y comprender el mundo en el que vivimos, conocer nuetro origenes; para aprender de la experiencia de otros, para facilitar nuestra existencia. Leer, sì y mucho, para salir del oscuro camino de la ignorancia y viajar a la luz de la sabidurìa que hara de nuestra estancia una vida más plena. Leer no solo de pasatiempo, leer buenos textos,con el pleno interes y conciencia de que de esa forma se ampliará nuestro saber.
ResponderEliminarSaludos maestro Ruìz Mercado Feliz dìa. Por sierto ya leì su libro "LA NOCHE" me encanto. Saludos.