Por: José Ruíz Mercado
Tengo una fijación hacia los números. Aún más cuando representa una fecha. Aclaro: La suma de 1521 nos da nueve. 29 nos da 2. Siempre que sumamos cualquier número con 9 será exactamente el número sumado. Las reglas delsistema decimal. Sigo. 4 es el mes de abril. Así, 29 de abril de 1521 nos da 6. La fecha de la caída de Tenochtitlán.
Una fecha en donde la formación de una estructura de pensamiento da origen a lo que después sería una nación. 28 de septiembre de 1821, trescientos años, 5 meses se declara la Independencia. De acuerdo a la lógica anterior estamos en el 4.
Estructura de pensamiento ¿Afirmación o negación? Tzvetan Todorov publica en 1982 un
estudio, el cual, en lo personal, me ha abierto más interrogantes de las ya tenidas. Publicado
originalmente en francés, luego traducido al español en 1987 por Siglo XXI: La Conquista de
América/ El Problema del Otro. Todorov parte del “descubrimiento”. Dice de él como el gran hallazgo. Lo lúdico, lo verdaderamente importante. Jugar para comprender. Comprender a partir del juego. Los sistemas de comunicación son parte de esto. Jugar no es mecánico, al contrario, son destrezas, el conocimiento es una destreza social que la desarrollamos a partir de la comunicación: Un acto social. “Quiero hablar del descubrimiento que el yo hace del otro –escribe Todorov al inicio del libro antes citado- El tema es inmenso. Apenas lo formula uno en su generalidad, ve que se subdivide en categorías y en direcciones múltiples, infinitas. Uno puede descubrir a los otros en uno mismo, darse cuenta de que no somos una sustancia homogénea, y radicalmente extraña a todo lo que no es uno mismo: yo es otro”.
Todorov a lo largo del libro (¿o diremos a lo ancho por eso del número de páginas?) hace un
esfuerzo por comentar la finalidad del estudio. Más que una obra de carácter histórico es una disertación de la socio-psicología del lenguaje.
El yo hace al otro. El conflicto de la otredad. El otro que no soy yo permite comprender miidentidad desde el momento, así como en el juego del espejo veo mi imagen en ese reflejo que no soy, así el otro define mi yoisidad.
Ocasionalmente me pregunto ¿Por qué si dije que voy por la calle pocos me preguntan? ¿Cuál calle? Y si me dicen ¿Cómo? La lógica aquí se omite ¿O será que no se está para un dialogo? La lógica si existe, la comunicación es pobre por la ausencia.
Dicha ausencia es producto del mecanicismo ideológico. Ausencia en direcciones múltiples.
Ausencia como individuo. La negación de mí mismo. Necesito afirmarme para ser; se es gente y no personaje. En esta ausencia entra el consumismo como estatus social. Requiero de ser el centro para sentir que existo. Por lo tanto óyeme, no me escuches. Esto lo vemos en las redes sociales; dicho de otra forma, pareciera que las redes sociales se hicieron para la ausencia. Dicha socio-psicología histórica nos permite entender el cómo, a partir de la caída de Tenochtitlán, se gesta una identidad cultural en los trescientos años de provincia española, la Colonia es crucial para la afirmación cultural a partir del barroco, no exclusivamente como corriente artística, sino como estilo de vida. Sor Juana Inés de la Cruz, Juan Ruiz de Alarcón; ahí están las catedrales poblanas y sus habitantes con sus viandas. Porque el otro puede ser una clase social, una cultura. A partir de entender la diferencia afirmo lo mío. Ese soy en razón del otro y no en la ausencia.
El sincretismo, ese que de reconocerlo, estaríamos a un paso de la libertad. Comprenderíamos la esencia del otro, lo esencial de nosotros mismos. Hasta podríamos curarnos de la xenofobia tan característica de los tiempos.
Escribe Todorov “…los otros también son yos: sujetos como yo, que sólo es mi punto de vista, para el cual todos están allí y sólo yo estoy aquí, separa y distingue verdaderamente de mí.
Puedo concebir a esos otros como una abstracción, como una instancia de la configuración
psíquica de todo individuo, como el otro, el otro y otro en relación con el yo; o bien como un
grupo social concreto al que nosotros no pertenecemos”.
De 1521 a 1821 acontecieron muchas lunas. El mundo se recompuso. Tuvo instantes de
reflexión, de conflictiva, de negación. Y continúa como parte de la conflictiva humana. En
América la lucha criolla fue el motor principal. Se olvidaron los grupos indígenas, pero, como parte de la rebelión, guardaron sus dioses en los templos. Construidos por ellos mismos para los conquistadores. Continúa la presencia del otro.
Para concluir regreso a mi gusto por los números ¿Qué significan en este gran concierto?
Partamos de que tenemos un sistema decimal. Partamos de que si, la conquista no hubiera
existido, nuestra numeralia sería vigesimal. Entonces, todo tiene que llegar al diez. Y tenemos diez dígitos.
Ante estos diez podemos hacer una tabla. Al 9 le falta uno para ser 10, por lo mismo, cada vez que sumemos 9, va a requerir de tantos unos como veces sumemos. Entender esta mecánica nos evita la mecanización de las tablas de multiplicar, y sí, un manejo de la abstracción hacia un pensamiento lógico.
Luego viene lo ideológico. El cero implica la nada, el espacio vacío, el movimiento. De no
existir dicho espacio todo sería estático. Teológicamente esto es importante. El movimiento no se da porque es un factor externo al individuo. Desde el punto de vista de la física, la nada
existe. Los sistemas computacionales están en relación al 0 y al 1. El espacio vacío. La danza, la música. El ritmo.
No es cuestión de creencias. Sino de directrices ideológicas. El Ser es uno, infinito e inmutable, nos dijo alguna vez Aristóteles y San Agustín lo continúo. Shakespeare dijo: Ser o No ser. Este estuvo más cerca de la ciencia; la nada existe, por eso hablamos de ella. El Ser y la Nada, Sartre, todo cambia, Machado, nadie nace determinado, somos producto social, Beauvoir.
Cuando llegó el año dos mil se rompieron las vestiduras en la afirmación de que no era el
nuevo siglo. Otros decían que sí. Incluso los discursos políticos no se hicieron esperar.
Ideologías contrarias. La una teológica, la segunda más cerca de la ciencia. Ideológicamente
digo, más cerca de Shakespeare.
La numeralia también tiene un que ver con esto de los tiempos. Los números cabalísticos, los números que se contienen a sí mismos. La mitología de los ancestros. Al séptimo día, al tercer día. Números que se repiten en las culturas milenarias. Sólo es cosa de revisar la sabiduría ancestral.
O de cómo emplear nuestra temporalidad en el juego.
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