Por Alejandro Ruíz Robles
EL EVENTO
Hace
unos días tuve la oportunidad de asistir a la Segunda Convención Binacional
denominada “Moving Forward Together (Moviéndonos Juntos Hacia Adelante)”, organizada por la American Society de México
para festejar las relaciones con Estados Unidos.
Independientemente
de la organización reinante y el escenario majestuoso, me llamó mucho la
atención la cantidad de personas que se sintieron motivadas de asistir desde
temprano e invertir un día completo en compartir con los ponentes, invitados
especiales y asistentes.
Era
increíble el cúmulo de conocimiento político, económico y empresarial, así como
los vínculos de negocios que se hicieron presentes de hecho, como aprendizaje,
perfectamente pudo hacer sido un curso propedéutico para ser un emprendedor y
no desfallecer en el intento.
Es
curioso, pero no era necesario conocer a alguien para platicar de algún tema en
específico; bastaba que, al escuchar a un ponente, tomar una bebida o bien,
tener un punto de conexión, los temas salieran y con ellos las palabras para
lograr un buen entendimiento sobre hechos y acciones para todos trascendentes.
Realmente
no era cuestión de preparación específica de algún tema, era interés por
compartir y sacar lo mejor para sí de ello.
En fin, el espíritu existente y la manera como se podían dar los encuentros con los múltiples asistentes me hizo pensar, ¿por qué si todos aspiramos a mejorar, nos cuesta trabajo a veces tener la humildad para aprender?
EL MEXICANÍSIMO
Contra
todos los pronósticos, me llamó la atención la manera en que el Embajador de
los Estados Unidos de América en México, se expresará de nuestro país. No por
la falta de razón en su discurso sino por el entusiasmo exacerbado por la
historia, conocimiento y alcances de nuestro pueblo.
Resulta
increíble que ante tantas posibilidades de crecimiento y consolidación que
tenemos como país, seamos los propios nacionales quien a través de nuestras
políticas, intereses o acciones nos alejemos tanto del anhelado crecimiento
económico y social que merecemos.
Conforme
se escuchaban sus palabras, los asistentes asentábamos la veracidad de su dicho
y nos entusiasmamos con los hitos de grandeza que señalaba. Al momento de
reconocernos y aplaudirnos era evidente que todos anhelamos a ser nuestra mejor
versión por nuestro México.
Era
de llamar la atención la manera en que captó la atención de todos los
asistentes, quizás todos esperábamos un mensaje más político que humano y mucho
menos tan franco y lleno de elogios merecidos; seguro que esto transformó
nuestra visión para ese día y ojalá, que también para el futuro. Es grato saber
que los que están afuera tienen una linda y positiva visión de nuestro país y
por ende, está de más que nosotros queramos trivializarla con distracciones,
sean o no inducidas por diversos factores. Es decir, si el llevar a la cima a
nuestro país depende de todos, trabajemos en armonía por lograrlo.
Y
en ese contexto, no cabe duda de que, en ocasiones, no hay peor ciego que el
que no quiere mirar y eso ocurre cuando nos abrumamos con los pesares que se
nos presentan día a día y olvidamos lo verdaderamente importante: ¡Hacer grande a México!
LA MAGIA
El
ambiente presente estaba lleno de positivismo sin duda, eran bocanadas de aire
fresco al máximo. De hecho, los cientos de personas congregadas escuchaban con
objetividad los datos de los ponentes y si bien era válido cuestionarlos, la
veracidad de lo manifestado era evidente. Honestamente, no creo que alguien no
haya sumado a su pensamiento elementos de valor para la toma de sus decisiones
para sus cargos o negocios.
Realmente,
esa es la importancia de este tipo de eventos. El hecho de que se inviertan
recursos y tiempo en asistir para compartir y llevar a casa la riqueza de los
contenidos expuestos en el foro es algo que reviste una gran importancia.
Usualmente,
las grandes personalidades en los negocios señalan que “el tiempo es dinero” y
eso se notó en este evento. El hecho de que dueños, inversionistas,
capitalistas, directivos y personas vinculadas directamente al patrimonio de
las empresas hayan asistido y permanecido un día para exprimir los
conocimientos ahí reinantes, sin duda hacen que se aquilate el valor de este
tipo de encuentros.
Quienes
usualmente asistimos a reuniones de negocios, sabemos que por excepción, lo que
se percibe en ellos no siempre es en porcentaje satisfactorio, de ahí que
muchos opten por asistir a ciertas horas, en determinados momentos o bien,
delegar a otros su asistencia. Sin embargo, esta Convención no fue el caso y
pasó a constituir la grata excepción que confirma la regla, a tal grado que
muchos anhelábamos que fueran más durante el año.
No
cabe duda de que, ante este tipo de esfuerzos corporativos, se vale expresar el
felicitar a todos los organizadores y ejecutores. ¡Bravo, American Society de México!
EL CAMINO
A
principios de los años ochenta escuché la canción “La misma vida te dirá (Life
itself Will let you know)”, del actor mexicano-norteamericano Anthony Quinn y
me dejó una gran enseñanza: “la vida se vive y al final, la vida nos dirá
cuando debamos tomar una decisión” y en nosotros estará ejecutarla.
Y
en ese contexto considero que para ser grande es válido aprender de quienes
consideramos grandes. Estar con las personas que para nosotros son exitosos,
apreciar su valor, reconocer sus proezas y desde luego, hacerlo todo de manera
crítica, son acciones que nos llevan a tener mayores elementos al decidir sobre
nuestro destino.
Siempre
he considerado que el vino y el conocimiento se disfrutan poco a poco al
recibirlos en nuestro ser. El compartir con gente de valor nos lleva también a
tener la oportunidad de tomar algo de su riqueza y proyectarla para nosotros y
así vivirla.
Decían
que de todo se aprende, aún de los momentos más críticos o de los aspectos
negativos, quizás de estos últimos, el no generar las conductas que provocaron
tal fin.
Sin
duda que los libros tienen la palabra, pero las personas tienen las
experiencias. Degustarlas, apreciarlas, conservarlas y aplicarlas serán méritos
que a cada uno de nosotros le tocará usar y fomentar; ¿has aprendido a aquilatar lo vivido por quienes están frente a ti?
LO QUE SIGUE…
Es
obvio que aun cuando conozcamos tendencias o indicios del futuro, no sabemos
con exactitud lo que viene y desde luego, la manera en que incidirá en nuestras
vidas; no obstante, lo que sí sabemos es que sin duda alguna, habrá
repercusiones políticas, económicas y sociales del actuar de los gobiernos,
empresarios y demás factores.
Hoy
tenemos la responsabilidad de conocer nuestro contexto y actuar de la mejor
manera en beneficio de nosotros, las personas que amamos y las que nos rodean y
desde luego, continuar sumando en beneficio de nuestro medio. Desde luego que
no hay excusas para no informarnos ante la gran variedad de alternativas
existentes. Basta recordar que la información es poder.
El
hecho de que existan este tipo de eventos nos da herramientas para discernir
mejor el futuro y estar al tanto del acontecer diario, nos llevarán a tener
mayores elementos para la toma de decisiones.
Frente
al espejo de la vida podemos ver quiénes somos, procurar nuestras fortalezas y
atender nuestras debilidades; quedando en el entendido que el trascender
siempre será nuestra decisión.
Si
hoy nuestro país requiere gente comprometida que realmente esté interesada en
su grandeza, ¡seamos los ciudadanos que se requieren! Y si ya lo somos, sigamos en el camino y
contagiemos con nuestro civismo al resto.
Como
ya lo hemos escuchado no sólo en esta Convención sino en la mayoría de los
medios y personas comprometidas con el futuro, es tiempo de ser agentes de
cambio.
¿ESTÁS DISPUESTO A ASUMIR ESTA
RESPONSABILIDAD?
Posdata: Agradezco a la American Society México por la invitación a su Convención Binacional y a Isaac Azjen de Diario Judío por la foto que encabeza esta columna.
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