Por
Alejandro Ruíz Robles
¡Y ESTÁ AHÍ!
Si hay algo constante en nuestra vida, es que a cada momento del día
necesitamos descansar, ya sea para dormir, relajarnos, divertirnos o
simplemente para recuperarnos de la energía pérdida.
Sea desde el vientre de nuestra
madre, la cuna, o las múltiples camas que ocupamos en nuestra vida; lo cierto
es que es ahí donde podemos encontrar un auténtico espacio para nosotros.
Pretender enumerar los tipos de
lechos o espacios similares puede ser un reto para el lector, basta hacer notar
que van desde camastros, hamacas hasta llegar al féretro, éste último es el
único que resulta con una comodidad cuestionable, toda vez que difícilmente su
usuario podrá opinar al respecto. Una vez que somos polvo, seguro es que tal
necesidad desaparece.
En fin, tan sólo de pensar en ese
sitio nos percatamos que por ahí prácticamente transcurre la tercera parte de
nuestra vida. Podremos tener diversas razones para estar en ella, pero sin duda
alguna, destaca ese sitio no solo por su fin, sino por el hecho de que ahí es
donde mostramos nuestras realidades y construimos nuestros sueños y con ello,
damos paso a momentos de gran vulnerabilidad.
Charlando con amigos, señalábamos
que la cama era el único lugar en donde podíamos ser nosotros al desnudo, tanto
literal como metafóricamente. La intimidad que representa nos hace mostrarnos
tal y como somos y es un sitio que de compartirlo, lo hacemos con alguien
verdaderamente excepcional.
¿Te
has preguntado alguna vez lo importante que es la cama en tu vida?
SI MI CAMA HABLARA…
Es tanta la
verdad que mostramos en ese lugar que no habría cabida a evasivas, indirectas o
disparates; por tal motivo, si la cama pudiera hablarnos seguramente lo haría
de forma sensata.
La honestidad y la dureza
estarían vinculadas directamente a lo receptivo que fuera nuestro estado de
ánimo, con la única ventaja de que no, nos reflejaría como sucede con un espejo
y con la ventaja de que la comodidad atendería a lo que indicara nuestro
cuerpo.
Al ser directa, no tendríamos que
preocuparnos por lo que está pensando o sintiendo, ni mucho menos si hay culpa,
resentimientos o compromiso en su dicho. Si bien su intención es hacernos
sentir cómodos, tal estatus no, nos preocupa, la veracidad que nos muestra
corresponde a la que siempre le mostramos; de hecho, es tal la confianza que
somos el uno para el otro. Aunque nos hable a nuestras espaldas sabe que tarde
o temprano volveremos nuestro rostro a ella.
En todos los aspectos me conoce y
sabría cuando soy más propicio para atenderla y es tal su secrecía que a pesar
de sentirme con alguien, será imparcial en su trato. De hecho, es tan noble que
siempre habrá momentos para recordar las lágrimas o satisfacciones que ahí
experimentamos.
Ni hablar con las ideas y la
construcción de sueños, ya que, al llevarlos con ella, me ayuda a concretarlos
en realidades. Sin duda que cada uno de nosotros podría decir que, si bien
nuestra cama no es la perfecta, realmente estimula nuestro sueño cada que le
damos oportunidad.
Es curioso, pero a pesar de todo
lo que presencia, somos nosotros los que interpretamos los hechos que ahí
ocurren, razón por la cual, quizás nosotros seríamos los únicos de juzgar los
hechos que ella nos expresará.
¿Hay
algo que no conozca tu cama de ti?
UNA RELACIÓN BONITA
Sabemos que es
tal la comodidad de nuestra cama que realmente la hemos hecho parte esencial de
nuestra vida; de tal manera que podrá haber miles de carencias en nuestro
espacio, pero en casa siempre habrá un sitio privilegiado para ella. Es más, un
cuarto siempre será destinado para ella. Y cuando por alguna razón tratamos de
improvisarla, la hacemos con la mayor utilidad posible.
Ante esta situación, seguros
estamos que tenemos cientos de excusas para no escapar de su resguardo, tales
como: “Hoy no me puedo levantar”, “Se me han pegado las sábanas”, “A buen
sueño, no hay mala cama”.
Ni hablar que a veces le
confiamos a su interior nuestra riqueza, “El dinero debajo del colchón, crece
un montón” o bien, compartimos con ella nuestros secretos mejor guardados. “No
soy tu colchón”, nos dicen cuando pretenden averiguar de nosotros.
Atendiendo a su importancia,
destaca que es en ella donde se construyen los más bellos sueños y se da vida a
nuestras realidades. Hablar de sueños es dar motivos a nuestro cuerpo y alma
para transformar nuestro entorno; una vez que los logremos comenzaremos a
trascender, haciendo que otros participen de ellos.
No hay razón para olvidar que la
razón nos impulsa a imaginar y realizar y por más difícil que se presente
cualquier vicisitud en nuestro día a día, motivos hay de sobra para superarlos
y encaminar nuestras acciones a buen puerto.
Eres único e irrepetible, por
ende, date la oportunidad de mostrar que el tiempo que tengas de vida honrará
tu presencia en este mundo.
Si bien estando despierto se
concretan tus sueños, ¿qué tantos momentos de tu día los destinas a imaginar
nuevos retos?
PRIORIDADES
Hay un dicho que
“a comer y a la cama sólo se llama una vez” y tal pareciera que eso es lo que
hacemos todos; damos prioridad al nutrirnos y al descanso y desafortunadamente,
tal pareciera que muchos sólo se conforman con atender a estos aspectos.
Para muchos entender que
emprender es lograr lo imaginado es simplemente como la tarea extra que dejaban
en el colegio con la advertencia de que tal actividad era para aquellos que
querían fortalecer sus habilidades.
Y con la omisión de esta opción,
tal pareciera que se nos olvida que crecer es también un compromiso de
superación personal con el propósito de fortalecer y consolidar nuestras
virtudes; es decir, implica esfuerzo constante para ser cada día una mejor
versión de nosotros mismos. Tristemente, para muchos evitar la fatiga es su
propósito y en ello no se denota esfuerzo alguno.
Desde luego, habrá quien exprese
que en cada uno de nosotros esta la opción de vivir al máximo o al mínimo; sin
embargo, dado que sólo se vive una vez, ¿conseguir tus propósitos también será
tu elección?
¡EL TIEMPO PASA!
La vida va y
nada la detiene, para bien o mal. De hecho, es tan efímera que todo puede
acabar o cambiar en un parpadeo. A pesar de la seguridad que tengamos o
construyamos alrededor de ella, sabemos que una vez que inicia lo único seguro
es que concluya.
Ante
esa incertidumbre, realmente hay una constante, el lecho que nos acompaña
después de ser concebido y casi seguro, después de la muerte. No importa que
tan lujosa o improvisada sea, nuestra cama estará ahí y será tan personal como
la queramos hacer, tan íntima como nuestros secretos y tan sola como sea
nuestra alma.
Elegir a quien nos acompañe en la
vida no es una cuestión de suerte sino de decisión y convicción y hacer que
permanezcan en ella, siempre requerirá nuestra comprometida participación. “En
la cama y en la cárcel se conocen a los amigos” haciendo alusión a que en las
bondades todos somos participativos y en las carencias sólo unos cuantos. ¿Qué
haces para que alguien permanezca en tu vida?
El llegar y participar en una
vida sin duda es un hecho que puede estar ajeno a tu voluntad; lo que requiere
tu máximo esfuerzo es hacer que sea una constante en tu vida y más aún, que
construyan un presente con miras a consolidarlo en el futuro. Podemos pretender
con quien compartir cada día, pero lo más importante es quien seremos para
compartirlo con alguien.
Aunado a las reglas sociales y
morales de las personas, por cuestión de educación puede ser el máximo detalle
de una persona compartir su cama; sin embargo, ¿no debiera ser el compartir el
corazón y el pensamiento?
¿QUÉ
ESTAMOS DISPUESTOS A SER PARA QUE ALGUIEN SE INTERESE EN PARTICIPAR EN NUESTRA
VIDA?
Posdata: No hay mayor reconocimiento que
entre seres humanos se pueda regalar que la Amistad. ¡A 40 años de haber
egresado de la Secundaria de la Escuela Cristóbal Colón 1980 - 1983”!
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