Por: María del Rayo
Romero
(A propósito del próximo estreno de su película)
Han pasado varias generaciones de niñas que han crecido jugando a las barbies. No dudo que estas muñecas han llenado de alegría y emoción a cientos y cientos de pequeñas mujercitas, y lo siguen haciendo; más, como maestra de muchas niñas que tuve a mi cargo como docente y con la experiencia adquirida en dichos años, he observado lo siguiente:
Estas muñecas han ido cambiando
de forma subliminal la mentalidad sobre la manera tradicional de prepararse
como futuras madres por medio del juego con sus tradicionales muñecos bebés.
Los cuerpos de las barbies muestran una esbeltez exagerada que han inducido a no pocas adolescentes hacia la terrible anorexia para ser iguales a sus entrañables muñecas de plástico y látex. Elegidas por ellas como su modelo corporal.
Nuestras niñas han dejado atrás el jugar "a la mamá" y de cargar en brazos al Nenuco y arrastrarlo en su carreolita, al igual que sus madres lo hacían con algún hermanito, soñando e imaginando ser mamás de verdad, algún día.
Las niñas de hoy siguen siendo hermosas, más ya no son como aquella que inspiró al "Poeta del hogar" Juan de Dios Pesa:
Fusiles y Muñecas (fragmento)
Sueña el niño
con armas y caballo;.....
La niña arrulla
a su muñeca
inerme
y mientras grita
el uno
¡Fuego, fuego!
La otra murmura
¡Duerme, duerme!
No es mi intención juzgar con ligereza este cambio, es tan solo lo que pude captar, lo cierto es que de alguna manera, estas muñecas Barbies han cambiado la idiosincrasia de nuestras niñas olvidando o dejando atrás nuestra tradicional manera de jugar con las muñecas.
Las barbies no representan a la mujer latinoamericana con genes de nuestros ancestros indígenas y europeos, estatura media o bajita, complexión delgada o poco llenitas; expresivas con piel morena apiñonada o blanca; diferentes a las barbies muy delgadas y con piernas tan largas que nos recuerdan a los espectaculares Flamingos.
Es de los padres guiar a las niñas infundiéndoles valores profundos y enseñarles a desarrollar su capacidad de discernir sobre lo bueno o negativo de sus propios juguetes.
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