Mi abuela a cada rato decía: Estos
muchachos de hoy. Así era mi abuela y sus comentarios. No era ni socióloga, ni
esteta, ni pedagoga, ni psicóloga; era mi abuela pretendiendo justificar el
comportamiento de su nieto, o sea, yo.
Mucho de lo vivido por ella no le cuadraba del todo. Apenas se estaban
acostumbrando a la radio, les llega de golpe la televisión, las llamadas
consolas de reproducción de discos de vinilo, los clásicos de 33 revoluciones
por minuto y los de 45.
Por mi parte tenía desacuerdos con algunos compañeros de la escuela. Me
gustaba escuchar jazz, buscaba las fusiones del rock con el jazz y el blues. No
me gustaba ni la cumbia, ni el bolero. Los discos de rock eran diseños de
verdaderos artistas visuales; los de cumbia eran fotografías pesimamente tomadas
de una muchacha en bikini.
Dos bandos bien definidos. También los había con ese gusto naif de los
discos de piano, el órgano melódico, los tríos, aún más naif y misóginos, con
otros ejemplos para presumir en la consola de la casa. Yo escuchaba a la
abuela.
Hago la reflexión por esto del sistema educativo. Entre más, la educación escolarizada, tienda a homogeneizar, mayor será la deshumanización. Hablar del buen vestir, de la buena educación, de los buenos modales, llegarán a lo sumo, a vivir un exterior mientras un resentimiento aguarda.
En la historia de la pedagogía, más aún de la psicología educativa, los grandes
teóricos coinciden en sus investigaciones, acerca del peligro social de la
homogeneización educativa, estudios generadores de todo un cuerpo especializado
en la ciencia educativa.
De entrada ¿Qué son las tribus urbanas? ¿Cómo se generan? ¿Son grupos
marginales o marginados? ¿Qué los conforma? El proceso del desarrollo humano
está íntimamente ligado a su interacción con el contexto social. De entrada, cada
grupo social responde a una cualidad específica, a una memoria colectiva.
Por lo tanto, una tribu urbana es un grupo con características
similares: Vestido, gusto, creencias. Tienen un pasado en común, un código de
conducta, comparten rituales. Va a depender de su estatus social el ser o no
aceptadas.
Lo interesante es el pensamiento común. Al escuchar tribus urbanas se
cree, de acuerdo con los estándares de conducta socialmente aceptada, en grupos
marginales, o bien, económicamente bajos. No es así. Los hay, por ejemplo, las
tribus de médicos, de docentes, de abogados y hasta de amas de casa.
Mercadólogos, politólogos, psiquiatras, se encargan de estudiar la
conducta de estos para dirigir su campaña, o en otro caso, para estudiar
conductas. Existen las páginas de opinión tanto para la moda como para la
tendencia política. Como dato curioso, dichos estudios no existen para el arte
¿Debería?
¿A quién conviene la estandarización social? Por supuesto, a la clase política
tanto como a la burguesía comercial. Si pregunto, por ejemplo, ¿Qué es el buen
vestir? De seguro me contestarán ciñéndose al patrón inglés. Pero, si esa misma
frase la hago en una comunidad mayo, la respuesta será otra ¿Cómo respondería
una comunidad de emigrantes habitantes actuales de una colonia de la periferia?
Cuando Paulo Freire escribió La Educación Como
Práctica de la Libertad, seguramente no estaba pensando en la tribu de los
smoking y los vestidos largos de gran escote, lo hizo para el habitante medio
de las favelas brasileñas. Para quien se sentía marginado por no asistir a los
grandes acontecimientos de Sao Paulo, o Brasilia.
Freire llegó a la conciencia histórica comunitaria. Conocer mis acciones
de hoy es presentir por qué, duermo, por qué sueño, de donde viene mi lenguaje.
Saberme dentro y fuera de mi porque mi cuna es mi historia.
Paulo Freire a partir de despertar esa visión del mundo, dormida por los
siglos de la dominación, impuesta a la fuerza de las armas, por un dictador
perteneciente a otra tribu, la del capital, generó conflictos en la oligarquía.
Ya no tendría soldados que lo obedecieran, ni delincuentes para justificar su
violencia.
La obra de teatro, El Gran Acuerdo Internacional del Tío Patilludo, de
Augusto Boal, es un acercamiento a esta problemática. A partir de otro
personaje, inexplicablemente archi millonario, presenta en 1971 esta pieza de
reflexión. Ambos, pedagogo y dramaturgo brasileños son desterrados de su país por
pensar y hacer pensar.
México responde con lo suyo. Por una parte, con El Circo de los Hermanos
Gandalla, uno de los montajes ya históricos del teatro mexicano, localizado en
San Luis Potosí, por el Grupo Zopilote. Y la otra, el montaje de Claudia
Cecilia Alatorre: La Escuela Deja Secuelas.
Y continuamos revisando la educación, quizás la única herramienta
posible para cambiar este mundo y sus secuelas.
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