Dramaturgo
Hace
unos años escuché esta frase. No lo podía creer. Menos de quién venía. Sin
embargo, no es lo único. Si vamos a frases celebres recuerdo otras. No leo
porque me contamino. Tengo muchos poemas, pero jamás he publicado. El remate.
Tengo una novela ¡Corrígemela!
La costumbre se vuelve regla (creo así era) Como
desear vivir en el bosque tirando árboles. El oficio de escritor como
pasatiempo, terapia ocupacional, posición social, pero, jamás como profesión.
Ahora releo el libro de Emmanuel Carballo, quien,
entre otras virtudes tuvo la de editor. Tuvo por un buen periodo la Editorial Diógenes
(1966/1988), en donde se dan a conocer, entre otros, Parménides García Saldaña.
De 1962 a 1972 formó parte del Consejo de Dirección de la Revista Casa de las
Américas (a la fecha una de las revistas más importantes de América, publicada
en La Habana)
Y digo el libro porque Carballo es todo un
bibliófilo, un señor de las letras, y este, el de referencia, el que ahora
tengo en las manos, es el testimonio de una vocación literaria.
Digo el libro por ese retrato escrito de la
vida cultural de una ciudad (de paso un país) con sus cambios, sus santones,
como el mismo lo describe, los espacios (las tertulias en el Café Apolo); por supuesto,
sus paseos por el Club Oro, que en aquellos tiempos se encontraba en la
periferia. Toda una sociología de la cultura.
El
libro, cuya primera edición data de 1994, Ya Nada es Igual Memorias 1929/ 1953,
a cargo de la Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco, cuando sus oficinas
se encontraban en Jesús García 720.
Libro con más de 380 páginas. Autor de
varios clásicos del ensayo, entre otros, Protagonistas de la Literatura
Mexicana, El Cuento Mexicano del Siglo XX. En 1990 recibe el Premio Jalisco.
Emmanuel Carballo forma parte de la revisión
a la vida cultural de México. Sus escritos teóricos revisan la circunstancia,
las aportaciones de autores, en su momento poco conocidos. Ubica en su justo
medio, entre otros, a Nellie Campobello con su novelística. La bailarina que
escribió novela, quien forma parte de la Novela de la Revolución Mexicana.
En la página 115 hace una reflexión
hiriente, de esas contundentes (¡échele limón a la herida!) a un conflicto muy
actual, razón por la cual inicia esta entrega con título y párrafo alusivo.
“A principios de los años cincuenta, en la
provincia y la metrópoli, el tratamiento de los problemas relacionados con la
obra de arte era casi inexistente” Así, para abrir boca.
Luego afirma: “Aparte de Alfonso Reyes, Árqueles
Vela, José Luis Martínez, Octavio Paz (que comenzaba a construir su propia
teoría de la literatura) y Arturo Rivas Sainz, en Guadalajara, no existía una
verdadera preocupación por estos temas”
Situación alarmante. No sólo repercute en el
territorio de lo literario; además en un pensamiento en donde lo de fuera es
mejor. Problema educativo arrastrado desde el Siglo XIX con las teorías
positivistas, herencia del juarismo. Las frases de ejemplo sobran. Sin teoría
no hay pensamiento.
“Pensar en abstracto era una necedad entre
nosotros en esos años: para qué pensar si estábamos acostumbrados a poner en
práctica dócilmente lo que otros reflexionaban en Europa y los Estados Unidos”
Escribió Carballo.
Hablemos de relación, acción reacción. Todo
está conectado. Es el universo mismo, es ciencia. Reaccionamos con un
pensamiento lógico. Somos conscientes o inconscientes. Nuestra reacción es
pensada o mecánica.
Nos da miedo pensar. El facilismo es una
conducta en donde lo más simple se convierte en principio. Antes de nosotros,
nada, después ¿quién sabe? Lo bueno aquí está.
La herencia de Emmanuel Carballo
(Guadalajara, 1929/ México, 2014) no ha sido explorada. De ahí mi inicio, releo
el libro que fue, la aventura literaria, el arriesgue a vivir en una sociedad
con miedo a pensar.
Además, como ser humano Emmanuel Carballo, siempre fue excelente persona, un señor de finísimo trato claro y directo, humanista enamorado del
ResponderEliminarArte, las letras, y la Cultura de Jalisco y del mundo.
Saludos de xavier zaragoza
EliminarSaludos Xavier Zaragoza
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