Por: Alejandro Ruíz Robles
Imagina que hoy estás caminando en el
bosque y te detienes frente a un lago, lo que ves en el agua es tu reflejo y en
éste, una persona que te ve con tranquilidad y te pregunta: ¿eres feliz con tu
vida?
Entre la incredulidad y tus nervios,
prefieres tomar aire y atender a su cuestionamiento, sin considerar en ello la
lógica del suceso. Imágenes van y vienen de personas, mascotas, lugares y
eventos que te llevan a esbozar desde una sonrisa hasta una mueca.
El razonamiento que podrías ignorar con un
simple desdén lo dispensas y comienzas a analizar los momentos conforme los vas
invocando. No hay nada nuevo en ellos, porque evitas la ficción y todo lo
enmarcas con la realidad que cada caso amerita.
No hay palabras vanas, ni elogios,
simplemente es la sensatez de tu reflexión la que te lleva a responder por cada
momento que aparece en tu mente, siempre tomando en cuenta lo que dicta tu
corazón.
Si llegará esta situación a tu vida, ¿cuál sería tu respuesta a ello?
A PESAR DE MI PENSAR Y MI SENTIR
Analizar cada escena pasada a manera de
película, sin comentarios de terceros, ni reseñas de edición a capricho ya es
una forma de disfrutar de un magno evento y quizás, no habrá palomitas de maíz,
pero sí una actitud crítica que alejaría fanatismos o distorsiones de la razón
de nuestro actuar. Revivir cada momento nos lleva a enfrentarnos con sentimientos
encontrados, entre lo sucedido y lo que pudo pasar.
En ese entendido, es obvio que volveríamos
a emocionarnos en aquellos lapsos en que la adrenalina estuvo a tope y quizás evitaríamos
modificarlos; de hacerlo, únicamente desearíamos prolongarlos en cuanto a
tiempo y logros.
Por el contrario, ni hablar de las
tristezas sentidas y sus lágrimas derramadas; sin duda se volverán a humedecer
nuestros ojos, ya sea por lo acontecido o por las ausencias que pesan y no superamos
aún.
Tantas historias que contar y tantos sucesos
para profundizar en la reflexión; buenos, malos, mediocres pero lo cierto es
que es parte de nuestro camino y la gran ventaja es que hoy podemos aprender de
ellos y fortalecernos o evitarlos para el futuro inmediato.
El pasado ya pasó y el “si hubiera”, simplemente no existe. Lo único que tenemos a favor es vivir nuestro hoy con la intensidad y sabiduría que merecemos. ¿Estás de acuerdo?
¡EL RECUENTO DE NUESTROS ACTOS!
Con
la revisión del pasado notaremos quienes nos han influenciado, ya sea de manera
positiva o negativa, quienes han participado o bien, quienes hubiéramos querido
que fueran importantes y por diversas circunstancias nos han quedado a deber.
Ni
mencionar de nuestro actuar frente a la gente; si bien desearíamos haber
trascendido en la mayoría de los casos, siendo objetivos y siguiendo lo
realizado, nos daríamos cuenta de ello.
Es
cierto, sea por vanidad o mero conocimiento, quisiéramos ser tomados en cuenta por
nuestra aportación en la mayoría de ellas. Considerar nuestras acciones con tales
personas nos dará luz al saber si cumplimos expectativas, ya sean las nuestras o
las que éstas pudieron habernos manifestado. De tal manera que pasamos sin
incidir y desafortunadamente, seremos recordados “sin pena ni gloria”. Sentimientos
y razones, alegrías y lágrimas, glorias y caídas, ¿qué predomina en tu vida?
¡DE
APEGOS Y DE A POCOS!
Disfrutar
de las compañías, hace que generemos seres de luz que están para nosotros con
los cuales nos vinculamos de tal manera que son especiales para nosotros.
Valorar su presencia es importante; crear una dependencia, no lo es.
En
la medida que mantengamos un respeto mutuo, independiente y crezcamos con ellos,
será un aliciente para nuestra vida, en el entendido que el amor máximo que
podamos sentir por ellos en ningún caso implica renunciar a nosotros y vivir
bajo su sombra.
Gozar
la libertad es decidir por nosotros atendiendo a nuestras convicciones, valores
y circunstancias no obstante, ello no implica encadenarnos a personas, bienes o
puertos que en forma alguna la aniquilen, por más que estos sean importantes
para nosotros.
Considerar la frase de Jalil Gibran “Si amas algo
déjalo libre”, sin duda será una forma de vida esencial, con la única
acepción de que “quien ama siempre respeta la libertad de los demás”.
En
atención a ello, no hay lugar para dependencias, esclavitudes, ni mucho menos
ficciones. No pretendas vivir del “a
poco no, sería mejor”. ¡Vive el hoy, ahora!
¿A poco no es mejor ajustarnos a nuestra realidad?
¡SIN
PENA, NI GLORIA!
Dentro
de la magia que brinda el ver las cosas en retrospectiva siempre se podrá echar
a volar la imaginación; ¿te has imaginado
observar tus acciones como si fueras un espectador? De ser el caso, ¿cómo sería tu participación? ¿Serías
constructivo o destructivo?, ¿abuchearías o aplaudirías?; es decir ¿dejarías de ser tú y pasarías a ser objetivo?
A
cada paso que hemos dado a lo largo de nuestro camino, hemos mostrado desde una
decisión hasta mil y una inseguridades, no obstante lo realizado, ya está hecho
y no hay manera de omitirlo.
Si
es verdad que hemos venido a este mundo a trascender, ¿cuáles son las
consecuencias de nuestros actos? ¿Acaso hemos incidido en crear mejores
personas?, empezando por cada uno de nosotros.
La
vida es triste o alegre dependiendo de cuantas almas hemos tocado en el
entendido que con nuestro potencial, ha estado ahí para dejarse fluir y ha dependido
únicamente de ti saber si lo has permitido…, ¿qué nota le darías a tu actuar hasta ahora?
¡LA
VIDA QUE VIENE!
Con
la reflexión viene la posibilidad de un actuar distinto y de ahí, proponer
mejores acciones para alcanzar objetivos más adecuados a nuestra esencia y en
ese sentido, retomando lo ya señalado, si está en nosotros trascender, ¿qué
haremos por lograrlo?
Desde
nuestras clases de filosofía nos enseñaron que al ser trascendente correspondía
aspectos teleológicos, ontológicos y axiológicos encaminados a enriquecer la
naturaleza humana. Comentar más de ello en un artículo quizás sea una
pretensión excesiva, pero si basta saber que en nosotros siempre existirá la
posibilidad de dejar huella en los demás, es una consecuencia lógica de la vida.
Vivir
con la responsabilidad de conocernos y actuar en consciencia nos da la
posibilidad de crear o transformar nuestro entorno a favor de quienes amamos,
nos importan y de nuestra comunidad; con el posible reconocimiento inmediato de
ellos a nuestro proceder.
¿Te has puesto a pensar en el legado que dejas?
UNA
FRASE DE VIDA.
Hay
una expresión que por costumbre escuchamos y que la sabiduría popular ha
complementado: “Tener un hijo, plantar
un árbol y escribir un libro es fácil, lo difícil es criar un hijo, regar el
árbol y que alguien lea el libro”.
Y
de ello, nos damos cuenta de que lo que antes era sencillo en cuanto a tener un
hijo, plantar un árbol y escribir un libro, ha sido trastocado por una realidad
que lo enriquece. No basta lo anterior, en nuestro actuar de existir el
compromiso de educar al hijo, alimentar al árbol y hacer que nuestra escritura
sea tan atractiva que seduzca a un lector.
Tal
pareciera que, para lo fácil, todos estamos preparados sin embargo,
comprometernos con las acciones y sus implicaciones sólo pocos.
La
vida es una y en nosotros está hacerla única por nuestras acciones y
compromisos. Y en este corte de caja imaginario, realmente ¿cómo deseamos ser
recordados?
Hoy
eres el reflejo de lo que has hecho hasta ahora y en tu mente y alma está el
bosquejo de lo que será a partir de este momento. ¿CUÁL SERÁ EL LEGADO DE TU VIDA? ¿ESTÁS PREPARADO PARA ELLO?
Posdata: Agradezco la invitación al Congreso Internacional de Negocios llevado en Tlaxcala, Tlaxcala.
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