Por: Blanca Nieves Palacios Barreda
Al
inicio de diciembre, empieza la inquietud entre los trabajadores, la pregunta
recurrente de muchos es, ¿cuándo pagan el aguinaldo?; la desazón, entre
millones de trabajadores, también hace acto de presencia, es precisamente a
finales de noviembre o principios de diciembre que son despedidos por, “término
de contrato”.
Los
patrones de manera impune los despiden sin mayor explicación y sin darles por
supuesto aguinaldo alguno; las autoridades de la Secretaría del Trabajo, nada
hacen para remediar esa situación que viene desde muchos años atrás.
La
preocupación, el resentimiento, la frustración y el coraje de los trabajadores
que son despedidos, quedan ahí, tratando de estirar la mísera cantidad que les
dan por el despido; esto no solo ocurre en las empresas privadas, o con los
trabajadores de la construcción, sino también en oficinas de gobierno.
Quienes,
teniendo la fortuna de recibir esa cantidad extra al salario, llamado
“aguinaldo”, se ha ido reduciendo, a pesar de ser una conquista de los
trabajadores, a pesar de estar contemplado en los Contratos Colectivos de
Trabajo que, con la complicidad de los líderes sindicales con los patrones,
cambian en asambleas espurias lo estipulado y en votaciones a todas luces
manipuladas; los propios trabajadores se
dan un balazo en el pie o en la cabeza, -metafóricamente hablando- y, se quitan
las prestaciones.
Tal cosa nunca hemos visto, porque no ocurre, con los súper aguinaldos de magistrados, consejero del Instituto Nacional Electoral (INE), o Diputados o Senadores, secretarios de estado y todos esos “machuchones”, como dice el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que tienen el soberano y democrático privilegio de auméntaselo a como les venga en gana.
La
ilusión de los aguinaldos dura poco, pues son devueltos en pagos de impuestos,
como, el predial, el refrendo vehicular, donde aparecen multas por acciones no
cometidas, pero igual obligan a que se paguen; la llamada, “cuesta de enero”, que es un descarado anuncio que se nos hace
sobre la elevación de los precios en todos los artículos habidos y por haber y
al aguinaldo, le salen alas, en la compra de regalos y más regalos, porque así
lo obliga la tradición navideña y resulta insuficiente para pagar deudas,
impuestos y la infaltable carestía del nuevo año en curso.
Recomendar
que “cuiden el aguinaldo”, resulta ocioso, al saber que es una tarea imposible por lo que, mi recomendación más sincera es
que en la medida de las posibilidades de cada quien, disfruten estos días de
asueto en sana convivencia con la familia y mis deseos, ojala se cumplan, es que pasen una “FELIZ NAVIDAD” y que el año 2022, sea mucho
mejor para todos.
Saludos
conciudadanos.
23
dic. 2021
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