Por: Blanca Nieves Palacios Barreda
Nadie
pondrá en duda que, los robos son un delito y resultan más deleznables, cuando
estos robos van en detrimento de la salud y la educación, dos áreas
fundamentales para el crecimiento de cualquier sociedad y consecuentemente de
cualquier país.
El
ex presidente de México, Enrique Peña Nieto, tuvo el cinismo de declarar: “la
corrupción en México, era parte de su cultura”; nadie hubiera pensado que
muchos Rectores de Universidades públicas, lo tomarían como una señal de que
podían robar los subsidios designados a estas instituciones de educación media
y superior.
La Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) es una fiel muestra de ello; toda su comunidad universitaria, ha sido víctima de estos robos disfrazados; Héctor Melesio Cuén Ojeda, pasará a la historia como uno de los Rectores que imitando a la peor ralea de políticos, ha llevado sus acciones a límites insospechados en lo que, a desviar el subsidio otorgado a la UAS por la ciudadanía, a través de las autoridades federales y estatales, más los millones recaudados por el cobro de cuotas de inscripción y otros escondidos ingresos.
A pesar de ser la ciudadanía quien sostiene a esta Universidad, la gran mayoría de estudiantes que aspiran a ingresar a la UAS, son rechazados. Sabido es que en la UAS, el ex rector Cuén, a más de una década, pone rectores a su antojo, mandata al Consejo Universitario según sus muy particulares intereses, ha implantado un descarado nepotismo; el autoritarismo, la represión y al convertirse en un verdadero corruptor, ha pisoteado la más importante función de una Universidad, la academia, para convertirla en una empresa de su propiedad, utilizando todos los recursos, logísticos y económicos, en su beneficio y en el del Partido Sinaloense (PAS), igualmente de su propiedad .
Los
trabajadores de esta más que centenaria institución educativa, han sido
víctimas de éste nefasto ex Rector, quien durante su rectorado (2007), a su decir
por órdenes de la secretaria de Educación Pública (SEP), creo un fideicomiso, en
complicidad con los secretarios generales de los sindicatos, tanto académicos
como administrativo; los judas, Rodrigo Lucas Lizárraga y Joaquín Loaiza Flores,
respectivamente.
Traicionaron
a los trabajadores universitarios, pues a sus espaldas firmaron, a finales de
2007, la aceptación de ese robo disfrazado llamado fideicomiso, dando inicio
los descuentos a partir de abril de 2008; iniciarían descontando un 3% del
salario de todos los trabajadores activos y jubilados, alcanzando a la fecha un
10%; de soterrada manera se ha señalado que la administración universitaria,
-léase Cuen Ojeda- acumuló aproximadamente 2, 400 millones de pesos
El
manejo de ese dinero que ingresara al fideicomiso, inicialmente se dijo, sería
conformado con una aportación proporcional del gobierno federal, estatal y la
UAS, fue un engaño, pues solo aportaron y lo siguen haciendo los trabajadores,
salvo aquellos que, siendo miembros de la Asociación Civil de Jubilados de la
UAS, interpusieron una demanda contra ese descuento, juicio que inició en 2008
y duró aproximadamente 7 años, hasta que la Suprema Corte de Justicia de la
Nación (SCJN), dictara el fallo a favor de los 400 trabajadores demandantes de
la UAS.
A
la fecha, son aproximadamente más de 2000 trabajadores, entre activos y
jubilados a los que se les sigue descontando, sin que ningún Rector impuesto
por Cuén Ojeda, ni Tesorero, ni secretario general, digan con claridad, cuanto
se ha acumulado por tales descuentos y a donde está yendo a parar ese dinero.
Los
manejos del subsidio de la UAS otorgados por la federación y el Estado, a la
fecha ascienden a 6 mil 521 millones 017, 386.00 pesos sin embargo, el Bono de
apoyo económico que se da a los empleados de la UAS, como una prestación para
la canasta básica de alimentos que, según la categoría del trabajador, no
ascienden a más de $ 350.00 pesos, no ha sido incrementado en más de 23 años.
Habrá
quien diga que resulta innecesaria la pregunta, al ver el estilo de vida que
llevan tanto, el ex rector como sus impuestos sucesores y algunos funcionarios
de esta Universidad pública, por la que muchos universitarios lucharon y
algunos perdieron la vida por hacer de ella una Universidad del pueblo y para
el pueblo: democrática, crítica y popular.
Vaya
un homenaje para una mujer del pueblo: “mamá Yuma” (qepd), fiel defensora de la
UAS, quien acudía a los mítines y manifestaciones convocados por los
universitarios, con una bolsa colgada al hombro, al preguntarle si venia del
mercado, contestaba valientemente: “no, traigo piedras en la bolsa, porque
vengo a defender a mi universidad”. Todo un ejemplo para esta nueva generación
de universitarios.
bnpb146@hotmail.com
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