Por: José Ruíz Mercado
La
polémica del mecanicismo y el pensamiento lineal, ausente de la abstracción del
lenguaje, en fechas recientes se dejó ver con fuerza, con todo lo irracional
posible. La pregunta viene enseguida ¿Efecto de la reciente reforma educativa?
¿Acaso vendrá desde más atrás con la llamada Tecnología Educativa? Quizá sea
urgente irnos más atrás, cuándo se hablaba de la casualidad y el
individualismo.
Por muchos años la polémica del determinismo
fue clave. Luego vino el fatalismo (¿o fue antes?) Vino a salir a flote la
crisis de conciencia. Y se dejó ver en la cultura popular, desde “mi sangre
aunque plebeya también tiñe de rojo” hasta el himno al reino de ninguna parte
“sigo siendo el rey”, así, sin más. La sociedad mexicana (cada cultura canta
sus adolescencias) está ahí y continúa.
Pero también viene la ironía, el sarcasmo alegre (¡A qué le tiras cuando sueñas mexicano! Ella empacó su bistec… ¿Cuál otra?) Todas respuestas a la circunstancia, el momento histórico fruto de las luchas internas por el poder hegemónico, del lugar correspondiente al lector social (digámosle así al autor), como al público que lo consume.
Los ejemplos vienen de etapas diferentes.
Responden a estéticas, me atrevo a decir, opuestas, su estudio obedece a
estilos, grupos sociales, niveles socio económicos, de conocimiento,
emocional, tan opuesto como cercano. Y
no es que gane una determinada cantidad pecuniaria, ni el nivel de estudios.
Todo esto responde a diversos factores, los cuales, y en la mayoría de los
casos, no soy consiente del todo. Se requiere de un estudio a fondo, para
entender mi nivel de respuesta ante ciertos estímulos. No es tan simple.
Para llegar a conocer dicha respuesta se
requiere de especialistas. Psicólogos, sociólogos, estetas, lingüistas,
politólogos, historiadores, todos en común para lograr ubicar al individuo y
sus necesidades, para, con esto, llegar a un aproximado.
El mecanicismo es fruto de un error metodológico,
una falla en el sistema, un pretender homogeneizar sin un sustento real que lo
respalde. A nombre de dicha homogeneización se han cometido verdaderos errores,
atrocidades, persecuciones. Una vista lineal.
Se ha escrito hasta el cansancio los
procesos por los cuales hemos pasado todo el Siglo XX: Guerras, epidemias, revoluciones,
cambios de gobierno, modas, corrientes filosóficas. Se ha escrito, analizado ¿Y
sabe qué? Un alto porcentaje, así, altísimo, lo desconoce a pesar de las
herramientas de difusión existentes.
La educación individualista, idealista,
carente de método, inmediatista ha sido la triunfante en los últimos años. Ya
lo dije en anteriores entregas; desde que El Principito se convirtió en
referencia histórico filosófica la banalidad reina. Pero, si me permiten, con
esto jamás he negado las cualidades de la obra, lo criticable es la postura de
alguno de sus lectores. Pero, creo que no he comentado de El Principito. Algo
deja el Siglo XXI.
El Siglo XVIII escribió a lo largo de este
(36500 días) varios elementos, los cuales, se consolidaron en el XIX. No podría
dejar de lado todo lo acontecido en el XX. Parecía como si estuviera todo
preparado para dar el salto mortal al nuevo milenio.
Con la entrada al Siglo XX (Se habla de algo
tan abstracto como el contar con los tiempos; una manera de decirlo) Llega la
velocidad. La marca del Siglo. Cinematógrafo y Ferrocarril. Dos revoluciones,
cambio de régimen. Pero, sobre todo, el hermanar Cinematógrafo y Ferrocarril.
Se dice que la Revolución Mexicana se hizo en este y se consolidó con ¡Qué Viva
México! La Revolución Rusa se consolidó a partir del proyecto cinematográfico
del programa Cine, Ojo, Verdad.
El Siglo XX también fue de los
Estridentistas, por lo tanto de Manuel Maples Arce y su poema Urbe, tanto como
Los Pirandellos, lo fue entonces de María Luisa Ocampo, Clemente Orozco, José
Revueltas, Rosaura Revueltas con su Sal de la Tierra, Octavio Paz, Elena Garro,
Carlos Fuentes, y ya en carrera, José Agustín, Emilio Carballido, Gustavo
Sainz, y ya en carrera los grandes del cine.
Si el Siglo XX inauguró la velocidad,
también provocó otro lenguaje, otros estilos de narrar, otro ciudadano con otra
mira de provocar al mundo: El Neo Realismo Italiano, el Novo Cinema, y nos
llegó la radio, los discos (otra manera de escuchar música, de difundirla), y
nos llegó la televisión, el vídeo, la era digital. Ya no fue el Siglo, fuimos
nosotros.
¿Estamos consientes de todo esto? La polémica
del mecanicismo y el pensamiento lineal, ausente de la abstracción del lenguaje,
ausente, en ocasiones nos perdemos para enarbolar otro dios ausente pero
presente: Deux Machina. Con él otra forma de decir muerte y sus rituales.
Nos tocó nacer en el Siglo de los cambios.
De la velocidad y el cáncer. De las máquinas para todo. De las máquinas con
virus y los virus como pandemia. Se diría en España, los ordenadores
electrónicos tienen virus y necesitan una vacuna, la cual, es necesario
renovar. Nos tocó vivir en los años de los virus fabricados y la
nanotecnología. La máquina como invento humano tan similar ¿Venimos acaso del
simio hacedor de la realidad virtual? ¿Estamos concientes de ello cuando nos
desprotegemos por la incomprensión de un concepto? O como diría Sartre: Estamos
condenados a la libertad.
Condenados porque sabemos de la muerte,
condenados porque estamos en el aquí, el ahora, la universalizamos. La hacemos
propia. Es nuestra angustia, nuestra cultura, nuestro virus, nuestra Serpentina.
Y aquí inicia la otra historia, acaba de
nacer apenas el 10 de julio en La Casa del Mago, la editorial de Hermenegildo
Olguín, la obra póstuma de Elizabeth Hernández Sánchez: SERPENTINA. El canto,
la visión, la cultura de los pueblos. Elizabeth, a quien festejamos hace un
pequeño momento por estar en el diccionario de Escritores Jaliscienses, la
investigación de Silvia Quezada.
“La muerte viene del agua/ del fuego/ del
cielo/ del viento/ de la tierra. / Viene desde siempre augusta/ imponente/ inesperada/
déica mira con sus manos impalpables.” Se hace conciente en la inconciencia.
Viene, está, se encuentra en todas partes porque es lenguaje, porque es el
virus de la sangre, porque es poesía y está en nosotros, y en ustedes, y en
ellos como un poema de Blas de Otero (Vendrán por ti/ por mí/ por todos/ Aquí
no se salva ni Dios, /lo asesinaron) Y recuerdo a Paco Ibáñez en el Degollado,
con su voz de Andalucía comentar de Gloria Fuerte, de Lorca, del mismo Blas. Y
fue allá, por el Siglo XX.
La polémica del mecanicismo y el pensamiento
lineal, ausente de la abstracción del lenguaje ¿Será?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Este es un espacio donde su opinión cuenta, sin embargo no se permiten mensajes ofensivos hacia ningún sector de la población, sexo, raza o credo; tampoco se permite el uso de palabras soeces.