Por: Blanca Nieves Palacios Barreda
De
siempre, los gobiernos de diferentes países, se espían entre ellos, para ganar
en su carrera armamentista, derrocar presidentes, apropiarse de las riquezas de
los otros; no escapa a ese espionaje por supuesto, a quienes consideran que
puede representar un peligro para su forma de gobernar, a quienes han dado en llamar,
oposición, terroristas, intervencionistas, etc.
Dudo que, algún presidente de México haya tenido espías en otros países, o de perdida al que tenemos más cerca, Estados Unidos de Norteamérica, que tanto daño a causado a nuestro país, con sus despojos, invasiones y al haber convertido a México en un productor de droga, creando un enorme monstruo llamado, narcotráfico, que a lo largo de los años ha proliferado y crecido a grado tal que, ni el ejército mexicano, ni los marines estadounidenses, han podido combatir a este flagelo criminal, que ha cobrado miles de vidas de mexicanos.
Aquí en México, contratan servicios de espionaje de muchos años atrás, el más reconocido fue el contratado por Nasar Haro, quien dirigía la Dirección Federal de Seguridad, cuyo principal objetivo fueron miles de jóvenes, hombres y mujeres, a quienes perseguían como si fueran la peor ralea delincuencial, cuando su lucha era para que en México, hubiera igualdad, justicia, se erradicara la corrupción ejercida por los mismos gobernantes; por un cambio en beneficio de los ciudadanos mexicanos y eso, les costó la vida.
En
estos días de julio del 2021, se ha retomado el tema del espionaje, dando a
conocer cómo, durante los gobiernos de los ex presidentes, Vicente Fox; Felipe
Calderón y Enrique Peña Nieto; contrataron los servicios de una empresa
israelí, denominada Proyecto Pegasus.
Se
dio a conocer la sofisticada forma utilizada para el espionaje, nada que ver
cuando era por líneas telefónicas, que eran detectables por el ruido que
ocasionaban tales intervenciones, surgiendo aquella frase de: “hay pájaros en
el alambre”.
Este
nuevo espionaje, que costo miles de millones de dólares, fue utilizado por los
ex presidentes y otros políticos, para espiarse entre ellos mismos, fueran
amigos o enemigos y por supuesto para “espiar” a periodistas, que ejercían su
profesión con ética, honestidad y responsabilidad incuestionable; a opositores
de izquierda, defensores de derechos humanos, a líderes campesinos, defensores
del medio ambiente.
Muchos
de ellos pagaron con su vida el haber hablado con la verdad, actuado con
honestidad; los políticos a quienes se les descubría ser pederastas, rateros,
deshonestos y corruptos, esa información recabada mediante el espionaje les
servía para chantajearlos, nada más y la corrupción como bola de nieve ha
seguido creciendo.
Se
dice que, más de quince mil personas conforman esa lista de espiados, siendo
esto algo que lastima enormemente a la sociedad, pero más aún, el hecho por
todos conocidos de que, nadie ha sido enjuiciado y hoy todos los ex
funcionarios involucrados niegan haber sido los contratadores de ese Proyecto
Pegasus.
El
Instituto Nacional Electoral (INE), forma parte de esta vigilancia y espionaje,
pues desde que, José Woldenberg fue presidente consejero (2002), del Instituto
Federal Electoral (IFE), se vendió, la Base de Datos del Padrón Electoral, con
los datos de 58 millones de mexicanos; la información que se dio a conocer fue
que, la responsable de dicha venta era una empresa mexicana quien la vendió en
400 mil pesos a la estadounidense Choice Point. Aseguró Woldenberg que, la
información vendida no fue hecha por alguien del IFE. ¿O sea, hay que creerte,
pero no averiguarte?
Nuevamente,
en 2018, y 2021, se realiza otra nueva venta de la base de datos mencionada; hoy
con 91 millones de electores mexicanos, estando en el hoy llamado, Instituto
Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdoba, presidente consejero electoral, quien ante estas nuevas ventas declaró dos
cosas, que se investigó la primer venta
hasta el 2020 y sobre ésta segunda venta del 2021, declaró que: “apareció en un
foro de comercializa de información” y que los datos de los mexicanos están a
salvaguarda, bien cuidados.
Por
supuesto resulta increíble lo dicho tanto por Woldenberg y Córdoba, porque
todos los días, a todas horas los ciudadanos mexicanos somos molestados vía
telefónica, internet, papelería de correos con publicidad de todo tipo, al
preguntar, ¿quién te dio mi número de teléfono?, inmediatamente se corta la
llamada.
Somos
los mexicanos victimas indefensas de espionaje, vigilancia, robos, amenazas,
extorsiones y las autoridades correspondientes ante estos graves hechos de
venta, por parte del INE, nada hacen a pesar de que, son del dominio público
nuestros más íntimos datos, pues al parecer, es el gran negocio del INE, vender
la base de datos de millones de mexicanos, seguro les serán bien pagados, pero
de eso nada se dice.
bnpb146@hotmail.com
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