Por: Alejandro Ruíz Robles
Durante nuestros primeros años en la escuela,
nos enseñaron que se tenía la creencia de que el primer ser humano había sido
hecho con arcilla, tierra o lodo (del “humus”
y “-anus; es decir, <tierra> y <procedencia de>,
respectivamente). Asimismo, que tenemos la capacidad de razonar y con ello,
desarrollar diversos niveles de intelecto y así adquirir conocimientos, entre
otras muchas características, tales como: ser sociales, comunicarnos mediante
lenguajes y expresarnos con símbolos; que por decisión propia podemos
separarnos de la naturaleza y sobrevivimos atendiendo a la cultura que
generamos.
En ese contexto, sabemos que al ser
“humanos”, también tenemos la posibilidad de comprender a otros y mostrarnos empáticos,
caritativos y bondadosos.
Te has preguntado ¿qué tan “humano” eres en tu trato?
Lo curioso
de esto es que por nuestra inteligencia debiéramos estar en búsqueda de una superación constante y sin embargo,
resulta que somos también los más capaces de equivocarnos. Tan es así que
tenemos las expresiones consabidas que nos justifican: “errar es de humanos” y “somos
los únicos que tropezamos con la misma piedra”.
Sean por nuestras apreciaciones, convicciones
o formas de vida, nos damos cuenta de que no somos infalibles y siempre
tendremos el libre albedrío para actuar conforme a nuestros intereses,
razonamientos o emociones sean o no, los
adecuados.
En ocasiones somos tan superiores que nos
sentimos únicos y pensamos que el universo gira a nuestro alrededor,
olvidándonos que compartimos con otras formas de vida, a veces más de lo que
creemos.
¿Has considerado la razón para que, siendo tan superiores al resto de los seres vivos, a menudo actuamos de manera más primitiva a la imaginada?
LOS SERES DE LUZ
Y es increíble que aún cuando nuestro ego
esté al tope y creamos que somos el “ombligo” del mundo, mostremos nuestra
sensibilidad y afecto con seres de luz a los cuales nunca veremos como
inferiores sino únicamente atenderemos a ellos por lo que nos hacen sentir a su
lado y la energía que nos brindan: nuestras mascotas.
Podremos ser los más serios, fuertes o duros ante
todos, pero basta sentirlas cerca para transformar esa actitud y convertirnos
en juguetones, cordiales y consentidores.
Sean peces, aves, perros, gatos o de
cualquier raza o especie, son parte de nosotros y ante ellos actuamos de la
manera más natural que tenemos y representan un gran valor para nosotros.
¿Realmente importa
tu superioridad racional cuando sientes el cariño de tu mascota?
El vínculo
que se da con las mascotas es tan grande que no necesitas comunicarte con ellas para que sepan lo que te sucede.
Independientemente de sus propias características y temperamento, tu mascota
sabe darte lo mejor de ella cuando está contigo.
La armonía que te hace sentir es tan grande
que a menudo, se te olvida la obligación que tienes de nutrirla y la conviertes
en un gusto por compartir con ella; llegando incluso a procurarla más en sus
cuidados, atenciones y alimentación que las que debieras tener contigo.
Te repites a menudo: “como sea yo puedo, pero
mi mascota”. Y ese sentido de responsabilidad
por tan especial compañero de vida, hace que tenga un lugar en tu esencia.
¿No es verdad que
en ocasiones te preocupas más por tu mascota que por ti?
LA
MAGIA QUE APARECE
Y es tan grande el afecto que puedes llegar a
tener por ella que de repente, surge una conexión mágica que le da
características que la razón jamás aceptaría que existen es decir, de repente
le tienes consideraciones como si fuera tan humano como tú, lo personalizas con
acciones que muestran su “inteligencia” y hasta con una identidad propia
compatible con tu forma de ser.
Con la convivencia surge el encanto y con
éste, un valor insólito que se hace imprescindible en tus días.
Sea con un ladrido, un maullido o una simple
agitación por tu llegada, su sola presencia y demostración de afecto transforma
tu mundo. Y cuando sientes eso, reconoces la importancia de las personas que
están a tu alrededor, pero te das cuenta del valor que representa tu mascota para
ti.
¿Qué tanta magia
representa en tu vida la presencia de ese ser irracional repleto de energía
llamada mascota?
ESTOY
AQUÍ PARA TI
En tus momentos de mayor éxtasis o de
profunda tristeza, sabes que siempre habrá un ser que te espera para hacerte
sentir que eres el sol de su universo.
Quizás no te percates de tu mascota en la
alegría porque seguro habrá quien comparta contigo y no le des relevancia
suficiente a su presencia sin embargo, en los momentos de mayor desolación se
da una cercanía con ella que abraza tu alma y la sientes. Basta que esté a tu
lado o mediante un contacto para reconfortarte de tus penas y si bien, no es en
ocasiones la muestra de cariño que para esos momentos esperas, sabes que esa
mascota está a tu lado y te expresa un sentimiento sincero.
Quizás nunca entendamos lo que sienten los
animales por nosotros y la razón no nos proporcione los argumentos convincentes
para entender sus demostraciones de afecto, pero lo que siempre agradeceremos
es lo que nos muestran con sus actos y lo que producen en nosotros.
Nunca escucharemos una voz que nos diga
“estoy contigo”, pero no habrá necesidad de ello frente al cariño que nos
ofrecen y la armonía que nos hacen sentir.
¿Cambiarías por
alguna palabra la magia que percibes del vínculo con tu mascota?
¿RAZÓN
O INSTINTO?
Está de más entrar al debate de si los
animales actúan en base a razón o instinto; seguro será la respuesta que nos de
la ciencia y tendremos elementos de sobra para confirmar su irracionalidad. Sin
embargo, es maravilloso para todos y cada uno de quienes tenemos mascotas,
sentir el afecto y atenciones que nos brindan esos seres.
Son tan irrelevantes para nosotros los
argumentos científicos, que en más de una ocasión hemos cuestionado la razón de
los seres humanos y hubiéramos querido que ellos actúen con los mismos
instintos de los animales.
Decimos que ellos nunca morderán la mano de
quien les da de comer y nos sorprende que los humanos lo hagan de manera
cotidiana. De hecho, hay tantas acciones que nos enteramos a diario, que lejos
de sorprendernos del actuar de las personas, reconocemos el valor de tener
cerca a nuestra mascota. Tristemente mientras
más conocemos el actuar de los animales en el mundo y compartimos con ellos,
nos quedamos sin palabras de lo que los seres humanos racionales hacen a su entorno
y a los seres que aman.
CUANDO LA RAZÓN SOBRA
Tengan o no inteligencia, sean o no educados,
con independencia de su raza, tamaño o aspecto; agradezcamos a esos seres de
luz por su compañía.
Ante lo insólito que puede parecer el que un
perro te vea a los ojos y no un humano o bien, un gato a pesar de sus garras no
intente lastimarte y alguien igual a ti lo haga; no te predispongas y pon
atención a los seres por sus acciones y da a cada uno el lugar que merecen.
Sea cual sea la situación, siempre existirá
la posibilidad de dialogar y acordar con las personas. Con los animales siempre
tendrás la oportunidad de compartir y generar la magia.
¡Vive y disfruta el
encanto de tener a tu mascota y siéntete feliz de que para ella siempre serás
su mundo!
Quizás la vida te de momentos en los cuales
desearías que quienes están a tu lado o convives, fueran tan humanos como los
animales, pero ten presente que en ti está la posibilidad de convenir con ellos.
En cuanto a tu mascota, ámala, disfrútala y
llénate de su energía o acaso has pensado si, ¿PODRÍAS DISFRUTAR A PLENITUD CADA DÍA SIN SU MAGIA?
Posdata:
Realmente yo no podría entender mis días sin las pequeñas y encantadoras
señoritas Chuby y Duna.
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