Por: Blanca Nieves Palacios Barreda
En lo que a política y políticos se refiere, no hay nada que pudiera extrañar a los
mexicanos desde el sexenio de Miguel Alemán, hasta el de Enrique Peña Nieto (EPN), lo
que hemos visto y vivido es corrupción; presidentes de la República, Gobernadores,
presidentes Municipales, y claro sin faltar los Diputados y Senadores, que entran como
políticos a esos cargos y al término de su mandato salen con tales riquezas, que forman
parte de los millonarios empresarios políticos.
Y esa es la casta de millonarios que paradójicamente, millones de mexicanos en la mediana
pobreza, en la pobreza a secas y en la extrema pobreza, hemos venido manteniendo por más
de ocho décadas; las practicas más recurrentes de los políticos empresarios y/o empresarios
metidos a la política, se ha sabido siempre, las dobles contabilidades, las facturaciones
falsas, los fraudes, las empresas fantasmas; lo mismo que las obras fantasmas a las que se
les destinan miles de millones de pesos del presupuesto público y que, en su mayoría, no se
concluyen; se hacen con materiales de pésima calidad y las compras son en empresas
propiedad de los mismos políticos gobernantes bajo el nombre de algún familiar, amigo
compadre; surgiendo así, el adjetivo de: prestanombres y ya hecha la triangulación,
presurosos sacan los miles de millones de pesos a depositarlos secretamente en Bancos
extranjeros y a disfrutar de ese dinero, producto del robo a los mexicanos.
En la actualidad con un nuevo presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), las
esperanzas de los mexicanos toman fuerza; aunque formado en las filas de Partido
Revolucionario Institucional (PRI), habiendo salido del mismo en 1988, se cobijarían bajo
las siglas de los partidos de oposición, el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) y el
Partido Comunista Mexicano (PCM), quienes ante las elecciones, se fundirían en un solo
Partido, el Socialista Unificado de México (PSUM), férreos opositores de los gobiernos del
PRI y del Partido de Acción Nacional (PAN; esa andanada de priistas que llegó al PSUM,
causó extrañeza, serían varios más priistas, encabezados por el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas,
quienes llegaran a este nuevo Partido de izquierda, cuyos miembros eran perseguidos,
encarcelados, reprimidos en todas sus actividades por ese Partido del cual venían los,
“migrantes” políticos.
Las preguntas que en ese tiempo surgiría por parte de la militancia del PMT y el PCM,
serían: ¿Por qué los priistas se vienen a estos partidos y no al PAN, con quien han tenido de
siempre una gran cercanía y complicidad? o ¿Por qué no formaron su propio Partido
político? No hubo respuestas ante quienes planteaban y avizoraban el inminente peligro
que representaban esos priistas de derecha convertidos, súbitamente, en políticos de
izquierda, que no militantes.
No se esperaba los gobernantes priistas y panistas, que un ex priista tabasqueño, fuera
capaz de arrebatarles a la buena el poder y que el discurso de AMLO, conquistaría a la
gran mayoría de los mexicanos, cosa que su líder e ideólogo priista, Cárdenas no logró
hacer; desdeñaron desde un principio la tercia de promesas hechas por el “tabasqueño”:
“por el bien de todos, primero los pobres”; “acabaremos con la mafia del poder”; “no puede
haber un gobierno rico con un pueblo pobre”. Así llegó AMLO a la presidencia tras dos
intentos fallidos.
El inicio del mandato de AMLO, fue promisorio, en lo que a programas de ayuda a varios
sectores de la ciudadanía se refiere, pero fue desilusionante el contemplar como incluía en
su gabinete a priistas, panistas y a aquellos que, el mismo había adjetivado como: “la
mafia del poder”; nunca optó por hacer una encuesta entre la ciudadanía para que sus
votantes dieran o no su aprobación a tal Gabinete, como hoy lo hace al plantear, una
encuesta para saber, si el pueblo quiere juicio contra los corruptos ex presidentes que han
ocupado la silla presidencial.
Tras el “juicio “, tan esperado por los mexicanos contra Emilio Lozoya, nuevamente la
desilusión surge, al ver que solo fue un entretenimiento mediático y que el delincuente de
cuello blanco, extrañamente no fue presentando ante las autoridades como el proceso lo
demanda, menos aún ante los mexicanos agraviados, como suele ocurrir con los
delincuentes detenidos; ante esto surgen serias dudas entre la ciudadanía del porqué ¿sería
quizá, por amiguismo, compadrazgo, o compromisos previos que pudiera existir ente
AMLO y el padre de Lozoya; lo ignoramos, pero los hechos hablan por si solos, dando
mucho que pensar.
Los casos se acumulan y duro resulta aceptar que, el gatopardismo, que tanto criticamos de
otros gobiernos, lo estemos padeciendo en éste tan esperado cambio por más de ochenta
años, cuando por cuestiones de amistad o familiaridad se beneficia a un político, como fue
el sonado caso del ex gobernador de Chiapas, Manuel Velasco, que ostentando ese cargo,
pidió licencia y se fue de Senador, tras su toma de protesta, pidió licencia y se regresó
como gobernador o lo ocurrido con el ex presidente del PAN, German Martinez, quien a su
propio decir, “AMLO, mandó a su hijo, a ofrecerle la Procuraduría General de la República
(PGR), a lo que él “dignamente” contestó, este asuntó lo trato con tu padre, no contigo” y
fue nombrado Director General del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), a la vez
que Senador por… ¡MORENA!; renunció este personaje panista al IMSS, al no cumplírsele
la promesa de ser el Procurador General de la República, pero sigue como Senador.
Ni al escritor alemán Franz Kafka (19883-1924), se le hubieran ocurrido tales dislates,
pero al parecer a nuestro presidente ¡sí! Ahora, ¿qué procede?
bnpb146@hotmail.com
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