EL
EVENTO
Durante el pasado
mes de noviembre, tuve la oportunidad de asistir al “2º Congreso Internacional
de Negocios”, organizado por Red
de Mujeres Empresarias de la República Mexicana (Red MUEM) en la Ciudad de
Puebla.
Me ha tocado
ver el desarrollo de esta organización desde su nacimiento y me maravillo con
el ímpetu que le imprimen a cada fase que realizan; de hecho, basta compartir
con ellas y escuchar sus sueños para saber su grado de compromiso y sentirse
contagiados de su entusiasmo.
Durante el
tiempo que estuve en el evento me percaté que los asistentes quedaban
satisfechos con sus dudas e inquietudes; de tal manera que la inversión en
tiempo y dinero realizado, en nada se comparaba con las ventanas de opciones
que ahí encontraban.
Ni hablar de
los ponentes que derrocharon conocimiento y generosidad con sus palabras. La
palabra egoísmo o reserva no se asomó en ninguna de sus palabras y su
elocuencia en todo momento invitó al auditorio a participar y en público o
persona, a maximizar lo ahí aprendido.
Algo que me
llamó la atención, fue la incertidumbre que se hacía presente en el foro y era generada
por el año electoral; sin embargo, el hecho de exhortar a los asistentes a minimizar
sus debilidades y consolidar sus fortalezas con base en las opciones que ahí se
señalaban y los ánimos que resultaban de mostrar las oportunidades en el
mercado, realmente alivió el ambiente.
El entusiasmo se contagia y más si viene rodeado con un espíritu colaborador, ¿te agrada alimentarte de emociones positivas?
EL EJEMPLO
Hay un refrán
que señala “mujeres juntas, ni
difuntas”, el cual pareciera indicar que no hay forma de que entre ellas
trabajen en equipo; no obstante, resulta que lo visto demuestra lo contrario.
Y es justo lo
que me llama la atención; ¿cuál es la razón para suponer por principio, que no
podemos ver eso en el día a día?
Es triste ver
que las predisposiciones, suposiciones o simplemente, los complejos inhiban a
las personas a trabajar con otras, ya sea por su género, preferencia, condición
u origen. En esos casos, lejos de mostrar los defectos o problemas de los
otros, muestran que el inadaptado es el que se niega a ello.
No hay razón
para discriminar a nadie, ni mucho menos para crear mitos de alguien que no
conocemos o de algo, que no corresponde.
Si se trata
de trabajar, trabajemos; si se trata de jugar, juguemos. No es ético ni justo, que
nosotros o alguno de nuestros compañeros, estemos más comprometidos en generar
conflictos que con crear condiciones para una sana armonía.
Basta ver en
los deportes de conjuntos como la deficiencia o distracción en el desempeño de
uno puede dar al traste con el esfuerzo de todos.
Encontrar
pretextos y generar excusas es el toque de distinción de quienes quieren un
momento de fama, los que tienen conocimiento de su valía están para cumplir con
sus tareas y ser solidarios en alcanzar los objetivos previstos.
No estamos
para frases catastróficas, ni egos exacerbados, únicamente deseamos que el
compromiso sea el que reine en nuestras comunidades vivenciales o profesionales
y atendiendo a la actitud de las damas ya referidas, generar la conducta
positiva en pro de una adecuada convivencia.
¿No crees que este debiera ser el común denominador
del trabajo conjunto?
DE METAS Y SATISFACCIONES
Resulta
lógico pensar que para que funcione un equipo debe existir principios básicos
de conducta, preparación y educación y un objetivo común.
A veces damos
por hecho esto, y en consecuencia, dejamos
pasar las cosas por considerar que trabajamos sobre valores entendidos, hasta
que tristemente no alcanzamos los resultados esperados y el trato del grupo se
hace cada vez más enrarecido hasta llegar al quiebre total.
Siempre han
dicho que no hay más ciego que el que no quiere ver y pareciera que quienes
coordinan los grupos humanos, disponen de todo excepto del tiempo a tomarse
para compartir con el resto, “el ¿cómo
colaboramos?” y “el ¿a dónde
vamos?”, entre otros cuestionamientos básicos para trabajar.
No hay
experto en recursos humanos que no señale que no hay mejor inversión que
hacerlo en la preparación de las personas; sin embargo, basta ver que vivimos
en un mundo de suposiciones para pensar que las cosas se lograrán con lo mínimo
que aportemos o sin necesidad de explicaciones para organizarnos.
Es curioso,
pero los más grandes logros de la humanidad, no se dan por imposiciones de uno
o unos cuantos, ni por la fiel obediencia del conglomerado a las órdenes que
reciban; por el contrario, estos resultados se han conseguido a través del
esfuerzo de todos. Es lógico pensar que las funciones serán distintas, desde el
ideólogo, el líder hasta los ejecutantes; todos ellos con temperamentos
distintos y una sola meta de grupo y las propias de cada uno.
Al ver esto,
entendemos la expresión: “¡el todo es
la suma de sus partes!”, y un equipo es tan fuerte por la aportación de
todos sus integrantes.
Por ello,
resulta loable ver el compromiso y entusiasmo de estas mujeres en lograr
resultados para los emprendedores y empresarios que les brindan su confianza al
asistir a su foro; en el entendido que es probable que no resuelvan todas sus
inquietudes y mucho menos, obtengan toda la información acorde a sus
necesidades; sin embargo es seguro que saldrán con más elementos para la toma
de sus decisiones y probablemente, contactos en camino para tener un futuro
brillante, tanto como sea su compromiso.
Al trabajar
con otros en el desarrollo de tareas, ¿realmente sientes la pertenencia a un equipo o te
encuentras perdido en un conglomerado?
EL PERFIL DEL TRIUNFADOR
Usualmente consideramos
que el éxito es lograr los objetivos que nos proponemos con compromiso, esfuerzo,
constancia, principios y conocimiento. Basta recordar cuando éramos pequeños y
nos daban todo con sólo pedirlo y poco a poco, fueron condicionándonos a
cumplir metas para ganar nuestra pretensión.
Ni hablar de que,
con la edad, fuimos desarrollando metas propias que eran más difíciles de
obtener porque éstas ya dependían de mayores retos y circunstancias ajenas a
nuestra voluntad.
Lo que eran
lágrimas de capricho mutaron a ser de esfuerzo o frustración y si bien,
disfrutamos al alcanzar lo deseado, resultaba que al corto tiempo éste era
insuficiente y buscamos otro satisfactor, siempre con el compromiso de mantener
la meta con la posibilidad de cambiar el camino.
Sin duda que
llegar a conseguir lo planteado es un éxito; sin embargo, me quedo con la filosofía
de muchas personas que considero triunfadores y con las que he compartido
momentos de mi vida: “el éxito no es
sólo la consecución de un resultado, es una actitud para encarar la vida con la
convicción, disciplina y conocimiento, para mostrar día a día nuestro
compromiso con ello”.
Ante ello, me
quedo con la idea de que “para ser, hay que parecer” y con ello, mantenerme en
el camino a lograrlo y lucirlo cada día; de tal manera que sea tan natural, que
esa energía emane y se consolide al realizarlo. El brillo natural de la persona
complementa al del profesional.
Pensar que
las mujeres del foro nos mostraron esto y con ello, ¡qué gran destello de luz nos proyectaron!
Hay quien
señala que el éxito se puede oler a gran distancia y me encanta percibirlo de
mujeres de éxito.
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