Por Alejandro Ruiz Robles
LAS PERSONAS, SIEMPRE LAS PERSONAS
Siempre
he sentido interés por tomarme unos momentos para conocer a las personas con
las que convivo, ya sea para saber la manera de tratarlas o bien, para hacerlas
sentir cómodas en la continua convivencia.
Para
mí, las relaciones personales son el aspecto más importante de cualquier
institución y lograr su cohesión con miras a alcanzar un fin, nos proporciona
mayores posibilidades de alcanzarlo.
Usualmente
en los trabajos en equipo en que he participado a lo largo de mi vida, siempre
hay algún instructor que da un trato importante a la persona durante el proceso
de que se trate. De hecho, no falta quien señale que no hay mejor inversión que
la que se hace en los seres humanos.
Con
esa prioridad, he intentado que dicha inversión se cumpla tanto en el terreno
personal como en el profesional, siendo una forma de desarrollo básico en mi
vida; es decir, prepararme de la manera más satisfactoria en conocer, entender
y compartir con las personas que participan en ella.
Si
hay algo que me queda claro es que la suma de dos voluntades siempre tendrá un
resultado exponencial y atendiendo a ello, no hay aritmético que calcule el
efecto de la armonía en la unión de las personas.
¿Consideras relevante tratar como ser humano a la persona que está a tu lado?
LOS PROFESIONALES ALREDEDOR
Hay
bastantes profesiones y técnicas que se ocupan de la convivencia con el ser
humano y en especial, de su interior.
En
general, sabemos que el médico se ocupa de los aspectos físicos del cuerpo y
hay psicólogos y psiquiatras que se encargan de las conductas del hombre;
dependiendo de la terapia, se verá el consumo de algún medicamento y las normas
que deben atender quienes así lo prescriban.
Para
la solución de controversias, atenderemos a las vías judiciales o
extrajudiciales; en estas últimas destacará más la voluntad, ya sea de terceros
especializados en la impartición de justicia, hasta de los individuos
involucrados; siempre en aras de solucionar de manera alternativa la
discrepancia.
Asimismo,
están los consultores que a través de su experiencia y conocimientos pueden
atender a sus clientes y a los que proporcionarán herramientas para su toma de
decisiones.
En
fin, hay un sin número de expertos al servicio de las personas; sin embargo, a
veces pareciera que el ser humano es lo primero que se nos olvida.
Descuidar
al individuo que somos o está con nosotros es un hecho lamentable… ¿Eres considerado con quién está a tu lado?
¡EL QUE SABE… SABE!
En
las últimas décadas ha surgido una figura que ha cobrado cada vez más fuerza en
los trabajos con personas o actividades vinculadas con éstas y es la del
“entrenador”, a quien, por costumbre, se ha dado por llamarlo con el anglicismo
“coach”; habiendo tantas especialidades como necesidades en el desarrollo
humano.
De
tal manera que, si se requiere algo en áreas deportivas, físicas, nutrición, etcétera,
sea común escuchar que así se le nombre a quien apoye en esa área.
Es
lógico suponer que conforme surge la necesidad, también se impone la
normatividad para reglamentarla con el fin de dar seguridad y garantías a sus
usuarios de los logros que se pretender obtener.
Lastimosamente,
como siempre pasa con las nuevas áreas técnicas o profesionales del
conocimiento, hay quien abusa del tema y comienza a degradarla hasta que legal
o socialmente, se regula de manera más estricta y se reestablece.
Ante
esa situación, surgen entidades que son distinguidas por la manera como se
manejan y su prestigio lo comparten con sus miembros; con ello, se logra
limitar el desarrollo o crecimiento de pseudo especialistas que demeritan esa
área de conocimiento y corrompen su valor y trato.
En
la medida que surgen y se consolidan los estudiosos que justifican los logros
de tales materias, se reduce la participación en ellas de quienes las
prostituyen.
¿Alguna vez has sido tratado por un charlatán?, ¿qué
consecuencias ha tenido?
EL MÉRITO DE LA PREPARACIÓN
En
una sociedad en la que tal pareciera que acumular los títulos, los certificados
o demás documentos emitidos por alguna entidad es sinónimo de conocimientos,
estudio o prestigio, resulta sumamente importante que la expedición de éstos
realmente atienda a razones académicas, científicas o técnicas.
Entender
que los reconocimientos son sólo papeles sin valor cuando no hay razones que
los avalen ni compromiso de quien los recibe, nos llevará a lograr una real
depuración de expertos.
No
hay mérito alguno para quien no se ha comprometido, ni esforzado en adquirir sabiduría.
Quizás
sea un buen momento para que quienes quieran fungir como maestros entiendan su
real función social y partan de su generosidad para adquirir conocimiento,
generar condiciones para su desarrollo y humildad para compartirlo con quienes
están a su lado anhelando fortalecer alguna debilidad. La utilidad será pírrica
cuando se obtiene a través de engañar en las personas y atribuirles habilidades
que por deficiencias no se han generado ni desarrollado.
¿Qué sentirá quien invierte su tiempo y patrimonio en
obtener un certificado vacío?
LA ÉTICA COMO PRINCIPIO
No
conozco a un solo profesional o técnico de prestigio que no se conduzca con
valor y asumiendo su responsabilidad, frente a su actuación y su peso social;
usualmente manifiestan que disfrutan su labor y máxime si va avalada con la
sonrisa de satisfacción de su cliente.
La
ética en sus acciones siempre está presente y si bien, puede haber errores,
tiene la voluntad y más aún, la capacidad para convertirlos en aciertos y
conducirse con la paz que da la verdad a su alcance.
Nuestra
sociedad no merece ni instituciones, ni egresados de ellas sin los entendimientos
básicos; por el contrario, necesitamos profesionales que asuman su compromiso
por honrar a la sociedad y no prostituir entidades, ni alumnos.
Hablar
de ética no es referirse a una persona con abdomen inflado (hética) o bien,
buscar excepciones a algo que tiene un significado definido. Basta ya de buscar
justificaciones o minimizar sus efectos.
Hoy
por hoy, necesitamos como sociedad tener instituciones y profesionales
técnicos, no hay cabida para falsarios o fraudulentos.
No
hay nobleza en quien abusa de la debilidad o torpeza de quien le requiere
ayuda; llámese profesional, técnico o entrenador (coach).
La
honestidad deber ser el requisito básico del prestador de servicios.
¿CREES QUE HAYA HONESTIDAD EN LOS PROFESIONALES A
QUIENES PIDES APOYO?
Posdata:
Agradezco a la Escuela
Javier Barbero por acreditarme en el programa “Coaching Sistémico Organizacional”,
Edición 2023.
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