martes, 30 de mayo de 2023

Pensamiento Libertario

Por: José Ruíz Mercado

Muchas veces la pregunta ociosa se repite: ¿Educación para qué? ¿En dónde radica la buena educación? Educar se vuelve complejo, no es una estructura lineal va más allá que un adiestramiento.

   Cuando se habla de algo tan simple como la escritura nos lleva a varios caminos. Por una parte, el adiestrar para, mecánicamente reconocer la fonética, con esto, unir las grafías para designar sonidos. Lo siguiente implica una elaboración mayor.

   Cuando reconocemos la fonética podemos llegar a construir sonidos con ellas, o simplemente a repetir la estructura, tal como nos enseñaron con aquella canción de Cri Cri ¿Qué nos lleva a una u otra acción?

   El adiestramiento se puede enseñar de manera lineal. Así, limpio. Sin relación. Los fundamentos del Positivismo nos dicen el cómo no podemos, ni debemos mezclar un elemento con otro. La historia son datos que no podemos mezclar con la psicología ¿Cuántas veces hemos escuchado aquello de las verdades eternas porque lo dijeron quienes se han llamado héroes nacionales? Figuras públicas en pro de la verdad.

   El asunto no queda ahí. Ante esta disgregación del pensamiento va otra. La unión ideal se hace a partir de los iguales. Luego escuchamos aquello de no somos iguales. Por una parte, la desigualdad social se da a partir de una linealidad en las formas. Por otra, la competitividad a partir del posicionamiento en el grupo.

   Cuando esa fonética se enseña, ya no con estructura lineales, sino a partir de relación, bajo una lógica dialéctica, estamos mostrando al educando un sistema operativo abstracto, una armonía, una posibilidad de lenguaje sin mencionarle términos como matemáticas, lingüística, física.

   La fonética representativa de dichas grafías está respondiendo a música. No es gratuito que entre el Do y el Re existan notas intermedias. Responden a la acentuación de las palabras. Como un redoble (esta, ésta, está) por ejemplo.

   Los teóricos de la pedagogía ven la necesidad, antes que nada, de la enseñanza de la música (no de cualquiera) para la sensibilización del oído del educando. La propuesta no es generar músicos, sino sensibilizar individuos.

   Aquí podemos (debemos) abrir un gran paréntesis. Se utilizan las herramientas del arte para abrir las puertas de la percepción primaria. Después ya vendrá otra cosa. Saber de música o de otra estructura artística, no es ser, sino tener la capacidad de racionalizar.

UN PEQUEÑO MUNDO PARA UN MÁS PEQUEÑO COSMOS.

   EN 1996 Jorge Ramírez Sotomayor, quien fuera Rector de La UNIVERSIDAD VERACRUZ (UNIVER) en Guadalajara; Más Allá del Tiempo y del Espacio/ Un Viaje a la Realidad Invisible. En diciembre del 2013 Editorial Zafiro edita la cuarta edición.

  Sotomayor hace un acercamiento a eso que algunos teóricos idealistas continúan enarbolando las teorías de lo sensorial. Ramírez Sotomayor comenta en su estudio de la falla en la teoría del color. "Nuestra percepción está formada por elementos filogenéticos hereditarios y aprendidos". De lo que resumimos el hecho de lo cultural.

   Luego nos dice: "Con base en las teorías de física, el color propiamente no existe. Los objetos carecen en sí de color y lo percibido por nuestra vista son radiaciones luminosas que cada objeto rechaza, porque su naturaleza no es capaz de absorberla"

   "El ojo humano sólo es sensible a tres colores: Rojo, verde y azul, los indispensables para la vida primitiva; vegetales, frutos maduros, la sangre y el agua" Usted puede pensar aquí algo más en la elaboración simbólica.

   Entender, comprender, conocer son verbos con un simbolismo diferente, por lo mismo, con una carga generadora diversa. La educación, por lo tanto, no se queda en el adiestramiento, ni en lo ideológico, sino en la comprensión de su mundo, en la identificación a su entorno, a la integración de grupo. Nada se da aislado. Todo es producto del todo.   

   No es la imposición del educador hacia el educando, sino el vivir en armonía. No nos quejemos del reguetón si, ni nosotros entendemos la diferencia entre el clasicismo y el romanticismo, entre la canción y la balada.


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