Por: José Ruíz Mercado
Dramaturgo
Los grandes teóricos de la educación coinciden, lo mismo que las corrientes estéticas, a inicios de siglo XX. Todos han enfrentado las mayores crisis sociales, los pensamientos anquilosados más atrás del XVII, revisado el Siglo de las Luces y cuestionado la imposición ideológica.
La mayoría parten del conocimiento del lenguaje, del trabajo cercano al arte, de tomar como herramienta a este, del conocimiento del entorno (parece una máxima aquello de quien conoce su entorno ama a su grupo), pero, sobre todo, convivir en equipo.
Hegel nos demostró como se dan los ciclos, esas figuras elípticas con apariencia de círculo, dispuesto a reencontrarse, figuras geométricas, estructuras históricas de aparente contradicción, dialéctica envuelta en el caos con sus reglas.
Las leyes de la razón, Descartes en el pienso del sonido, en la estructura modesta de una sinfonía clásica, luego el caos, la crisis de pensamiento, Hegel nuevamente renombrando los fundamentos del cambio para ampliar la escala del pensamiento. Si desconocemos a quienes nos preceden repetiremos una y otra vez lo ya dicho. El estancamiento de la razón. Entonces el Romanticismo con sus sonatas y sus rapsodias.
Vayamos al caos, al conocimiento de las raíces, al fondo de la cultura ancestral, vamos con Wagner, atrevamos con Nietzsche, rompamos las cuerdas del piano, démosle a Liszt un instante, hablemos de Julián Carrillo. Las contradicciones sociales, los grupos retardatarios, neguémosle a Carrillo el Premio Nobel de Física.
Aquí iniciamos revisando los posibles alcances de la educación. La dirección a la cual nos puede llevar, antes que a la libertad. Como muchos teóricos de la educación comentan, o a una visión del mundo lineal.
Adam Schaff escribió en 1974, publicado por Editorial Grijalbo, Historia y Verdad, en donde nos lleva a la revisión de las corrientes ideológicas, desde aparentemente materialistas, la cual, abordan un mecanicismo inmediatista, hasta el manejo de las teorías científicas fundamentadas en lo dialéctico.
La conceptualización individualista y subjetiva del idealismo, el individuo se da aislado de la sociedad, prescinde de la cultura reduciéndolo a su naturaleza biológica. Es el modelo mecanicista imperante en los sectores de la clase media seudo ilustrada. Este modelo de conducta permite a los grupos de poder construir los grupos hegemónicos bajo modelos en donde, el arriesgue no está, se busca la perfección técnica, pero, sobre todo, se pertenezca a un determinado grupo de poder.
La contradicción impera. Se comenta de una percepción del mundo mecánica, se aplaude el espontaneísmo fabricando modelos que no alteren el estatus social.
Bajo este lineamiento aparece el mito de lo sensorial en el conocimiento. Se da como verdad la creencia de que, hasta los sentidos nos engañan, el pesimismo pequeño burgués del "yo" como centro del universo. El ejemplo clásico del calor y su reflejo en la carretera.
El conocimiento no parte de la percepción ni de la recepción, así aisladas, "sino de la totalidad de
la acción con respecto de la totalidad de la acción con respecto de la cual la percepción solo constituye la función de señalización (…) lo propio de la inteligencia no es contemplar, sino transformar y ese mecanismo es esencialmente operatorio" escribió Jean Piaget en su hoy clásico estudio Psicología y Epistemología, de Editorial Ariel.
Indudable la crítica de Piaget y Schaff acerca de la visión idealista del mundo y sus consecuencias. Schaff reflexiona de como la filosofía está presente en todo saber, aún más en lo pedagógico, por aquello de la transmisión del conocimiento a los nuevos integrantes de una sociedad.
El crimen más fuerte hecho a la educación fue, cuando, en el periodo de Peña Nieto se propuso como ley educativa quitar, entre otras, la materia de filosofía del bachillerato. Ya antes, en otra reforma, se quitó etimología. Por un lado, el lenguaje, luego el pensamiento, ya sólo faltaba las competencias. Y se hizo.
La problemática educativa tiene muchas aristas. Ángulos que debemos de entender. La historia y sus lecturas, la relación de los grupos de poder, la ideologización en el (des) conocimiento de lo étnico, la pertenencia.
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