Quien desconoce su historia es el
extranjero forma parte de las premisas de identidad de las culturas
ancestrales. Bajo esta lógica nuestros ancestros cuidan el lenguaje, las
costumbres, los mitos y rituales del grupo.
La historia forma parte de los principios de grupo, ofrece una
identidad, además de un pasado y un futuro afín. Con esto, una estructura
peculiar de leer el mundo, comprenderlo, trabajar con y para él. Los cambios no
se dan solos, vienen acompañados con múltiples reflejos.
Entre muchas de las enseñanzas de Nietzsche tiene una que viene a bien en esto de la educación: “Hay solo un derecho humano básico: El derecho de hacer lo que te plazca, pero con ese derecho viene también el único deber humano: el deber de aceptar las consecuencias”.
Partamos de estas dos premisas: Historia y ética. Ambas se caracterizan
por partir de un criterio de grupo, de pertenencia, de socialización. Identidad
común, finalidad igual. Si tú estás bien, yo también.
El conflicto educativo del Estado ha sido [jamás para el bienestar
social] sino para mantener una paz ficticia, todo acorde a los conflictos de la
hegemonía de los grupos en el poder. Y no es cosa de hoy.
Para México el problema se da a partir de la multiculturalidad. La clase
dominante se ve rebasada por los diferentes grupos, y la incapacidad del Estado
para comprender la otredad, el miedo a entender la diversidad.
Sociólogos, pedagogos, psicólogos, historiadores, filósofos, han llegado
a conclusiones certeras acerca de la problemática de las políticas públicas en
esto de la educación, llegando a concluir la falla impositiva de lo ideológico
ante la ausencia del conocimiento de la historia.
Antes de que México fuera país, en el periodo colonial, la Iglesia sostuvo
una red policiaca muy fuerte: La Santa Inquisición, la cual se encargó de
legitimar lo impreso. Además de regir de los credos.
Esta práctica se trasformó posterior a la Guerra de Independencia. La
lucha entre Conservadores y Liberales fue todo un arte, los grupos hegemónicos
luchando por no perder el control, mientras, los liberales por justificarse.
La propuesta de Juárez a partir de imponer una educación idéntica para
todos fue una decisión de Estado. El principio fue enviar a sus principales a
estudiar a Francia una doctrina educativa con el entonces filosofo de moda:
Augusto Comte. Olvidaba así gran parte de las culturas ancestrales.
La teoría del positivismo comtiano, entre otras características, parte
de la división entre las partes, no se puede mezclar el conocimiento, debe de
existir una ciencia pura. ¿Hasta dónde partimos de los conceptos del judeo
cristianismo de que las diferentes especies no se deben unir?
Porfirio Díaz continúa con esta visión educativa. Y no es sino hasta
posterior a la Revolución cuando se cuestiona con el grupo del Ateneo de la
Juventud. Nada más se cuestiona, para continuar hasta hoy.
La Constitución, todas las promulgadas, han olvidado el derecho a disentir
a partir de usos y costumbres. En alguna incluso se dice que se considera
ciudadano mexicano a quien ejerza la religión católica y hablé español. Pero no
queda aquí, la mujer no tiene derecho a decidir por sí misma. Hasta la fecha.
No fue sino hasta la década de los cincuenta que la mujer tuvo derecho a
votar y ser elegida para cargos públicos. Cuando una mujer desea vender un bien
de su propiedad, el marido tiene que firmar. Hasta la fecha.
La educación impartida por el Estado se dice, debe ser laica y gratuita,
así, en abstracto, pero hace falta una premisa: En el respeto a las creencias,
la economía del lugar, el idioma. Un estudio a fondo del espacio, incluyendo el
estudio de las tribus urbanas. Pero esto, lo dejamos para otra entrega.
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